miércoles, 15 de mayo de 2013

Valores Evangélicos "versus" deseos insatisfechos y frustaciones.


El cristiano, con los valores evangélicos, se compromete a vivir su vida de una manera concreta, como Cristo, su Maestro y se obliga:
— A rechazar el egoísmo abriéndose al otro, con generosidad, con solidaridad y justicia.

— A rechazar toda clase de injusticia siendo ecuánime.
— A rechazar la indiferencia ante los demás con espíritu de aceptación, comprensión, acogida, interés.
— A rechazar la mentira, el engaño, la falsedad, la hipocresía, la apariencia, y apostar por la búsqueda constante de la verdad.
— A rechazar la influencia esclavizante de la publicidad, del consumo, del materialismo, por la libertad de espíritu.
— A rechazar la violencia, las tensiones, las venganzas,el odio, por la amistad, compañerismo, amor.

El hombre de hoy sufre por la cantidad de deseos insatisfechos, incontrolados que encuentra en su camino diario.
Constantemente está siendo bombardeado con invitaciones: ¿Quieres ser feliz? Comprate este coche, esta casa, este electrodoméstico. ¿Quieres disfrutar del paraíso? Haz un viaje en un transatlántico, visita estas islas, báñate en tal playa… ¡Pero no encuentra en todo eso la felicidad que le reclama su corazón! Y su insatisfacción va creciendo. Tenemos que recordar las palabras de San Agustín: “Señor, nos has hecho
para Ti, y nuestro corazón no descansará hasta que descanse en Ti”. Se es feliz cuando no se quiere otra
cosa que la que Dios quiere de nosotros, pues Dios quiere que seamos felices y nos ofrece la oportunidad
de serlo practicando la Fe, la Esperanza y la Caridad.

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