martes, 26 de noviembre de 2013

Consejos para un día feliz...


1. Ponte metas alcanzables.2. Sonríe naturalmente.3. Comparte con los demás.4. Ayuda al prójimo.5. Mantén el espíritu joven.6. Sé simpático con el rico, con el pobre, con el bueno y con el malo7. Conserva la calma cuando estés bajo presión.8. Haz el ambiente menos tenso con tu simpatía.9. Perdona las molestias que te causen los otros.10. Son pocos los amigos de verdad.11. Coopera y obtendrás grandes resultados.12. Disfruta los dulces momentos con tu pareja.13. Ten confianza en ti mismo.14. Respeta a quien pasa por momentos difíciles.15. Descansa y pasea un rato

16. Asume riesgos friamente calculados

domingo, 24 de noviembre de 2013

La homilía de Don Julián para el 24 de noviembre

Jesucristo Rey del Universo (24 Noviembre) 

Lc 23, 35-43
“Jesús, acuérdate de mí…”
A los lados de Jesús crucificaron también a dos bandidos, uno a su derecha (Dimas) y otro  a su izquierda (Gestas). Gestas insultaba a Jesús echándole en cara que no hiciera el milagro de bajarse y bajarlos de la Cruz si era el Mesías. Dimas por el contrario, reprendió a Gestas por sus palabras y dirigiéndose a Jesús, le ¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!” (Lc 23, 39).
pidió que se acordara de él cuando estuviese en su Reino. ¿Qué vió Dimas en Jesús para proclamarlo Mesías y pedirle el Cielo, que no vió gestas? Las palabras de Gestas estaban llenas de sarcasmo, cólera y violencia: “
La desesperación de Gestas es fría y dura como “ciertos ateos contemporáneos” que proclaman que Dios no existe, pero no dejan de combatirle. ¡Cuánto desprecio escupió hacia Jesús! ¡Como muchos ateos de hoy hacia los cristianos! ¡Pobre Gesta! su cuerpo sin vida fue bajado de la cruz, pero su corazón se quedó clavado al madero del odio y la ceguera de su increencia.
Dimas sufría como Gestas, pero la ruina de su cuerpo no la había dejado llegar a su alma. Y como las cosas esenciales, importantes se ven con el corazón, descubrió que el crucificado del centro era el Mesías Rey de los cielos.
Una  y otra vez hay que preguntarnos: ¿Qué vio Dimas que no vio Gestas? ¿Está el mundo representado en ellos? Medio mundo creyente y medio ateo. ¿Qué sintió Dimas al escuchar de Jesús: “Hoy estarás conmigo en el paraíso”?
Bossuet admira la fe de Dimás:
“Un moribundo ve a Jesús moribundo y le pide vida; un crucificado ve a Jesús crucificado y le habla de su reino; sus ojos no perciben sino cruces, pero su fe se representa un trono”.
Jesús no ha respondido al ladrón que le insultaba, pero ante la petición de Dimas, Jesús no puede quedarse en silencio: “En verdad te digo” frase que para los judíos representaba un juramento, una promesa solemne.
Jesús no responde a los que le insultan, si que responde a los que con humildad se dirigen a Él.
Y así gira el mundo: Unos confiesan su fe, su Esperanza y su Caridad,  otros que insultan y dicen que no creen, pero son dogmáticos en sus “no creencias”.
Y desde la cruz, Cristo nos dice:
-         Yo te amo, aunque tú no me ames.
-         Mis brazos te protegen, aunque tú no los sientas
-         Yo te perdono, al mínimo arrepentimiento.
-         Yo siempre estoy a la escucha, aunque tú no quieras hablarme.
-         Yo nunca te desprecio, aunque tú me desprecias.

Haz silencio en tu corazón y me oirás decirte. ¿Quieres ser súbdito de mi Reino?

miércoles, 20 de noviembre de 2013

Sonríe.....

Sonríe… lo haces muy bien. Sonríe. Que a través de ella se caen los muros de la timidez.
Sonríe… lo haces muy bien. Que al sonreír se levanta el cálido susurro del cántico de la amistad.
Sonríe… lo haces muy bien. Cuando te lo propones se desata en ti lo especial que eres.
Sonríe… lo haces muy bien. Al sonreir llegan los hermosos colores del saludo fraternal.
Sonríe… lo haces muy bien. Al mirarte en tu propia sonrisa ves los detalles del amor en su mágico esplendor.
Sonríe… lo haces muy bien. Porque te acaricias el alma cada vez que te muestras contento.
Sonríe… lo haces muy bien. Es el reflejo de tu ser que se evidencia cuando enseñas lo mejor de tí.
Sonríe… lo haces bien. El brillo de tus ojos acompaña a tu sonrisa para explotar como estrellas brillantes en la oscuridad nocturna.
Sonríe… lo haces muy bien. Ya que al mostrar tu sonrisa se suaviza el momento del coraje que pasaste ayer.
Sonríe… lo haces muy bien. Es que tu sonrisa se proyecta hacia el cielo y perfuma el ambiente con gratos olores que suenan a libertad.
Sonríe… lo haces muy bien. Sonido de ternura que arropa los sentidos, los cuales se saborean los barriles de miel que hasta ellos llega cuando tú los dejas oir.
Sonríe… lo haces muy bien. Al hacerlo logras conquistar al mundo. Porqué ¿quién puede resistirse a tu hermosa, graciosa y dulce sonrisa?
Sonríe… lo haces muy bien. Es tu carta de presentación. Sonríe… lo haces muy bien. Ella nos deja ver al niño travieso que llevas por dentro.
Sonríe… lo haces muy bien. Dios se ha placido en regalártela por lo tanto es tuya y debes reciprocar el gesto a aquellos que a tu alrededor están.
Sonríe… lo haces muy bien. Esta te conduce a ser amigo, amado, estimado, apreciado, valorizado, esperado, invitado, distinguido, recordado. Y a disfrutar de los agradables, gustosos, placenteros, ricos, abundantes y plácidos instantes que te regala la vida.
Sonríe… lo haces muy bien. Es el paso de agradecimiento a tu Creador por dejarte vivir hoy, por que el ayer ya pasó.
Sonríe… lo haces muy bien. Es el peldaño que te sube por los tramos del deseo de vivir, de gozar, de soñar, de volver a sonreír. Es tu derecho
ante la vida… tu obligación al mundo y ante ti mismo.

Y lo haces muy bien…
Y los que te rodean lo necesitan también.

domingo, 17 de noviembre de 2013

La Homilía de Don Julíán domingo 17 de noviembre

33 T.O.  (17 Noviembre) 

Lc 21, 5-19
“… no tengáis pánico…”
Pronto terminaremos el año litúrgico ciclo C y la Iglesia nos pone esta lectura evangélica para que reflexionemos sobre el final de la historia. ¡Todo será transformado, renacido, nuevo! ¿Y qué nos dice el Señor? “cuando oigáis noticias de guerras y revoluciones, no tengáis pánico”. “Y cuando todos os odien por ser cristianos, no tengáis pánico”. ¿Por qué no debemos “tener pánico”? Porque el Amor de Dios y la providencia de Dios actuarán en nosotros, serán nuestra fuerza y nuestra defensa.
Los poderosos, los reinos, las potencias, el mundo todo eso caerá, pero Dios permanecerá y con Él nosotros, pequeños e indefensos, pero que somos tornados de paz, de bondad, de justicia que están sustentados por Dios.
Todo lo que hace el hombre no es eterno. Todo lo que ofrece el mundo no es eterno. Sólo Dios lo es.
Qué paz nos da Jesucristo cuando nos dice: “No os dejéis amilanar por los vaivenes de la historia, ni deslumbrar por lo caduco. Estad alegres, disfrutar, pero siempre poniendo vuestro corazón en Dios.
Los cristianos debemos vivir con alegría pues no somos misiles de destrucción sino colaboradores de Dios que en vez de ensuciar la creación intentamos limpiarla con amor y obras buenas.
Un sacerdote le pregunta a un niño en la catequesis:
-         Juan, ¿le rezas a Dios?
-         Sí, padre.
-         ¿Y qué le pides cuando le rezas?
-         No le pido nada. Sólo le digo: Jesús, ¿te puedo ayudar en algo?
-         ¿Y qué te responde Jesús?
-         Que le ayude cada vez que soy bueno.
Alguna vez usted que ahora está leyendo estas líneas, le ha preguntado a Dios: ¿Puedo ayudarte en algo?
No tener miedo  ni en la adversidad ni en la persecución. Tenemos que saber que los malos no soportan a los buenos.
San Jerónimo dijo a san Agustín: “El orbe de la Tierra te celebra. Los católicos te veneran y te admiran como a nuevo fundados de la antigua Fe, y, lo que es señal de mayor gloria, todos los herejes te odian, y con odio parejo me persiguen a mí. A los que no pueden matarnos con la espada, nos matan con el deseo.
¿Qué hacen los cristianos para ser odiados o perseguidos? Quizás, ¿defender a los más indefensos como es a los fetos humanos? Quizás ¿proporcionar cuidados a los enfermos, a los ancianos, dar pan a los hambrientos? La mente de quienes ODIAN, es puro infierno, y hasta los milagros lo ven como ofensa.

Nosotros, sigamos el consejo de san Ignacio de Loyola: “Reza como si todo dependiera de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti”.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Al terminar cada día


Al terminar cada día

Al terminar cada día
quisiera ofrecerte, Señor, las manos vacías
después de haber repartido todo lo que soy y tengo         

entre tanta gente con la que me he cruzado.

Quisiera haber dejado mi corazón repartido
entre todos los que sufren:
unos en el cuerpo; otros, pobres, en el alma.

Quisiera haber dejado mi palabra entre los sordos
que apenas si oyen hablar de ti.

Quisiera haber dejado mi mirada entre los ciegos
que no te ven en los pliegues de la vida.

Quisiera haber dejado mi amor a ti
entre los que no sienten amor ni compasión por nadie.

Quisiera haber dejado mis caricias a los duros,
a los que no se enternecen ante nada.

Quisiera haber transferido mi sangre a los heridos,
a los que lloran, a los que están hundidos.


Quisiera haberme quedado sin abrazos
de tantos como hubiera debido repartir.

Quisiera haber dejado hasta el aliento
en todos los que están como vencidos.

Quisiera terminar, Señor, mi día,
sin nada que ofrecerte, las manos ya vacías...

Así, de esta manera,
no tendrías, Jesús, otro remedio
que llenarlas tú mismo con tu amor
para empezar de nuevo, al otro día,
a darme y repartirme entre la gente.
... lo mismo que haces Tú.

domingo, 10 de noviembre de 2013

La Homilía de Don Julián, Domingo 10 de noviembre de 2013

32 T.O.  (10 Noviembre) 

Lc 20, 27-38
“No es Dios de muertos, sino de vivos”
Nos preocupamos por lo que ocurrirá cuando estemos en el Cielo y nos despreocupamos de lo que hacemos en la tierra.
Un día nos anestesian y nos despertamos de la anestesia en un tren a toda velocidad. ¿No preguntaríamos qué hacemos en el tren? ¿No preguntaríamos de dónde venimos y a dónde nos dirigimos? ¡Sí, lo preguntaremos y   nos lo preguntaríamos a nosotros mismos!
El viaje más importante de cada uno de nosotros es el que va del vientre de nuestra madre al cementerio. Pero ¿quién se hace sobre esto preguntas?  ¿Quién se pregunta de dónde viene y a dónde va?
Ante la pregunta que le hacían a Jesús en el Evangelio de hoy, un amigo me decía, con cierta guasa: “Si yo fuese Dios a la mujer que se hubiese casado con varios hombres la castigaría a vivir enteramente con todos ellos. Y al hombre que se hubiese casado varias veces, le daría el castigo de vivir con todas ellas. Después de unos años de eternidad, los mandaría otra vez a la tierra. ¡A que se quedaban solteros esos hombres y mujeres!”
Como gracia está bien, pero la maldad no tiene cabida en el Cielo y no debería tenerla en la tierra. La fuerza de la maldad empleémosla en disfrutar de la vida como Dios quiere.
Nos hemos acostumbrado a verlo todo y a analizarlo todo desde la perspectiva humana sin Dios, sin el lado de lo espiritual, de lo sobrenatural, pero hay cosas que escapan a la técnica y a lo científico, por ejemplo: al Amor y la Muerte. Por eso, los que tenemos fe, somos unos privilegiados. Creer lo que Dios nos dice es un inmenso regalo.
En el Evangelio de hoy vemos que Jesús no se enfada con los saduceos, les responde y les abre los ojos a la verdad y vida de Dios. Los saduceos no creían en la resurrección, en la otra vida, preguntan a Jesús para que caiga en el ridículo, pero Jesús pone luz en sus corazones ciegos.
¿Quiénes eran los saduceos?
Los saduceos formaban un partido político-religioso en el judaísmo desde el siglo II a.C. hasta la caída de Jerusalén el año 70 d.c. Pertenecían a las familias sacerdotales y a la aristocracia laica.

Bajo el imperio de Alejandro Magno (35322 a.C.) hubo un enorme empeño por helenizar y colonizar el territorio perteneciente a los hebreos. La clase más acaudalada fue la más afectada, se dejó influir por lo “extranjero” formando e partido de los saduceos. Eran incrédulos y relativistas en lo oral. Negaban la existencia de los ángeles y no aceptaban la separación del alma del cuerpo. Eran ateos prácticos aunque de ellos salían los sumos sacerdotes. Eran orgullosos; de ahí su nombre: Sadig = justos.

miércoles, 6 de noviembre de 2013

Teléfonos de emergencias....

Los números de teléfono de Emergencia
Cuando estés en  duelo, llamar Juan 14
Cuando los hombres te fallen . Llame al Salmo  27
Si usted quiere ser fructífero, llame Juan 15
Cuando usted ha pecado, llame al  Salmo 51
Cuando usted esté  preocupado, llama Mateo 6:19-34
.
Cuando usted está en peligro, llama Salmo 91.
Cuando Dios parece muy lejos, Salmo de llamado 139.
Cuando sus necesidades agiten la fe, llame Hebreos 11.
Cuando usted se sienta solitario y miedoso, Marque Salmo  23.
Cuando usted note amargura y crítica en ti, llame 1 Corintios. 13.
Cuando usted sienta  fuera de todo y menospreciado,  Llame a Romanos 8:31-39.
Cuando usted necesite paz y descanso, llame Mateo. 11:25-30.
Cuando el mundo parece más grande que Dios, Llame por Salmo 90.
Cuando usted quiera una promesa Cristiana, Llame  a Romanos 8:1-30.
Cuando usted salga hogar para el traajo o viaje, Llame al Salmo 121.
Cuando sus oraciones  parzcan estrechas o egoístas, Marque Salmo  67.
Para una gran oportunidad, llame Isaías 55.
Cuando usted necesita coraje para una tarea, llame Josué 1.
Si usted se deprime, llame el Salmo 27.
Si su cartera está vacía, Llame Salmo  37.
Si la gente parece poco amable, llame Juan 15.
Si está desalentado sobre su trabajo, Marque Salmo  126.
Los números de emergencia pueden marcarse directamente.
Ninguna asistencia de operador es necesaria.  Todas las líneas son abiertas al Cielo 24 horas al día!  Alimente su fe, y la duda morirá de hambre!

Dr. Serafín Contreras Galeano.
www.serafincontreras.com

domingo, 3 de noviembre de 2013

La homilía de Don Julian domingo 3 de noviembre

31 T.O.  (3 Noviembre) 

Imágenes integradas 1
Lc 19, 1-10
“… Hoy tengo que alojarme en tu casa”
Zaqueo es jefe de publicanos (recaudadores de impuestos), así que rico y sin escrúpulos en el trato con los demás. Pero un día siente curiosidad de saber quién es Jesús, se acerca al camino por donde va a pasar. Zaqueo es bajo de estatura y la gente lo odia, así que con disimulo no le dejan ponerse en primera fila. ¿Qué puede hacer si quiere ver a Jesús? Pues sin miedo al ridículo, se sube a una higuera. Y éste pequeño esfuerzo por ver a Jesús le es recompensado. Jesús le pide que baje de la higuera y que lo invite a comer a su casa.
¿Qué le ocurre, entonces, a Zaqueo? que descubre que aceptar, acoger a Jesús, implica un gran cambio, de mente y corazón.  Así que a los que ha robado les dará cuatro veces más de lo que les quitó y del dinero acumulado, donará la mitad.
¿Qué dice Jesús?: “Hoy ha sido la salvación de esta casa”. Jesús no dice: la salvación de Zaqueo, sino “de esta casa”, es decir de toda la familia de Zaqueo, pues quien sólo busca la salvación propia olvidando a los demás, es un egoísta y con egoísmo no hay salvación.
Los Zaqueos de hoy, banqueros, Multinacionales y poderosos de toda índole, si quieren la salvación ya saben que tienen que imitar a Zaqueo.
Un padre rico tenía un diamante ¿cómo repartirlo entre sus tres hijos? Decidió que se lo regalaría al hijo que le ofreciese el mejor ejemplo con los demás. Les concedió el tiempo de un mes.
El primero regresó y le dijo:
-         Un forastero me confió su fortuna y después de días se la entregué sin pedirle nada.
El padre le dijo:
-         No has hecho más que lo que debías, esa era tu obligación.
Llegó el segundo:
-         Padre, yo he salvado a un niño, con peligro de mi vida.
-         Es un buen acto, pero has hecho lo que debías, socorrer al necesitado.
Llegó al tercero y dijo:
-         Caminando encontré a mi mayor enemigo durmiendo al borde un alto acantilado, con solo empujarle, hubiera caído por el precipicio y hubiera muerto. Pero le desperté, avisándole que estaba al borde del precipicio. Y yo seguí mi camino.
El padre le dijo:
-         Para ti es el diamante, pues salvaste y perdonaste. Lo más grande de un hombre es tener misericordia con sus enemigos
Jesús tuvo misericordia con Zaqueo, y Zaqueo se volcó con Jesús y con los pobres.

sábado, 2 de noviembre de 2013

2 de noviembre Día de Difuntos

Fieles difuntos (extraído de “catholic.net”).

La tradición de rezar por los muertos se remonta a los primeros tiempos del cristianismo, en donde ya se honraba su recuerdo y se ofrecían oraciones y sacrificios por ellos.
Cuando una persona muere ya no es capaz de hacer nada para ganar el cielo; sin embargo, los vivos sí podemos ofrecer nuestras obras para que el difunto alcance la salvación.
Con las buenas obras y la oración se puede ayudar a los seres queridos a conseguir el perdón y la purificación de sus pecados para poder participar de la gloria de Dios.
A estas oraciones se les llama sufragios. El mejor sufragio es ofrecer la Santa Misa por los difuntos.
Debido a las numerosas actividades de la vida diaria, las personas muchas veces no tienen tiempo ni de atender a los que viven con ellos, y es muy fácil que se olviden de lo provechoso que puede ser la oración por los fieles difuntos. Debido a esto, la Iglesia ha querido instituir un día, el 2 de noviembre, que se dedique especialmente a la oración por aquellas almas que han dejado la tierra y aún no llegan al cielo.
La Iglesia recomienda la oración en favor de los difuntos y también las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia para ayudarlos a hacer más corto el periodo de purificación y puedan llegar a ver a Dios. "No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras plegarias por ellos".
Nuestra oración por los muertos puede no solamente ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión a nuestro favor. Los que ya están en el cielo interceden por los que están en la tierra para que tengan la gracia de ser fieles a Dios y alcanzar la vida eterna.

Para aumentar las ventajas de esta fiesta litúrgica, la Iglesia ha establecido que si nos confesamos, comulgamos y rezamos el Credo por las intenciones del Papa entre el 1 y el 8 de noviembre, “podemos ayudarles obteniendo para ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas temporales debidas por sus pecados”. (CEC 1479)

viernes, 1 de noviembre de 2013

1º de Noviembre Festividad de Todos Los Santos

He aquí la enseñanza de Don Julián para este día

Todos los Santos.  (1 Noviembre) 

Mt , 1-12
“Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan, y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos, porque vuestra recompensa será grande en el Cielo”.
Muchos, basándose en san Pablo en su primera carta a Timoteo (2, 5) que dice que Cristo es el único mediador, critican o incluso tachan de idolatría a los que acuden a los Santos para que intercedan ante Dios. Pero el mismo san Pablo en su primer carta a los tesalonicenses (1 Tes 5, 25) dice: “Hermanos, rezad por nosotros”. ¿No es normal que unos recemos por otros? Y si una persona ha muerto como santa, ¿qué tiene de particular que se le pida que presente a Dios, él que ya está en su presencia, nuestras súplicas?
A Abimelek (que significa “mi padre es rey” es el héroe de una historia relacionada con Abraham o Isaac, según las tradiciones) le ordenó Dios que le pidiese a Abraham que rezara: “Él es profeta, e intercerderá por ti para que vivas” (Gn 20,7).
Si en la tierra rezamos unos por otros, ¿por qué se va a interrumpir este intercambio de oraciones con la muerte, cuando uno ya está más cerca de Dios?
LOS SANTOS SON NUESTROS MEJORES AMIGOS en la tierra y en el Cielo. Los santos son reflejos de las perfecciones de Dios. No cambiamos a Dios por los Santos, sino que acudimos a los santos para imitarlos e ir con ellos de la mano hasta Dios.
Alguien dijo: “No vayas por caminos desusados. Sigue las pisadas de los que acertaron”, pues “los ejemplos nobles hacen fáciles las obras difíciles”.
Un labriego le rogó a un sacerdote que le dijera que tenía que hacer para alcanzar la santidad en medio del quehacer cotidiano. El sacerdote le respondió:
-         Labra la tierra con amor.
-         Recoge las cosechas con alegría y gratitud.
-         Trata a todos con afecto
-         Compórtate en tu casa con la misma delicadeza y amabilidad con que tratas a tus amigos.
-         Procura que tu corazón sea puro y noble, como son los pinos, hayas y robles de tus campos.
¿Qué le parecen las cinco máximas que le ofreció el Sacerdote? ¿Está usted dispuesto a ponerlas en práctica?
Para saber más…
¿Qué significa la solemnidad de Todos los Santos? (extraído de “catholic.net”).
Diez ideas breves, sencillas y claves sobre el sentido y necesidad de la solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre)
El 1 de noviembre es la solemnidad litúrgica de Todos los Santos, que prevalece sobre el domingo. Se trata de una popular y bien sentida fiesta cristiana, que al evocar a quienes nos han precedido en el camino de la fe y de la vida, gozan ya de la eterna bienaventuranza, son ya -por así decirlo- ciudadanos de pleno derecho del cielo, la patria común de toda la humanidad de todos los tiempos.
1.- El día de Todos los Santos cuenta un milenio de popular. Fueron los monjes benedictinos de Cluny quienes expandieron esta festividad.
2.- En este día celebramos a todos aquellos cristianos que ya gozan de la visión de Dios, que ya están en el cielo, hayan sido o no declarados santos o beatos por la Iglesia. De ahí, su nombre: el día de Todos los Santos.
3.- Santo es aquel cristiano que, concluida su existencia terrena, está ya en la presencia de Dios, ha recibido –con palabras de San Pablo- “la corona de la gloria que no se marchita”.
4.- El santo, los santos son siempre reflejos de la gloria y de la santidad de Dios. Son modelos para la vida de los cristianos e intercesores de modo que a los santos se pide su ayuda y su intercesión. Son así dignos y merecedores de culto de veneración.
5.- El día de Todos los Santos incluye en su celebración y contenido a los santos populares y conocidos, extraordinarios cristianos a quienes la Iglesia dedica en especial un día al año.
6.- Pero el día de Todos los Santos es, sobre todo, el día de los santos anónimos, tantos de ellos miembros de nuestras familias, lugares y comunidades.
7.- El día de Todos los Santos es igualmente una oportunidad para recordar la llamada a la santidad presente en todos los cristianos desde el bautismo. Es ocasión para hacer realidad en nosotros la llamada del Señor a que seamos perfectos- santos- como Dios, nuestro Padre celestial, es perfecto, es santo.
Se trata de una llamada apremiante a que vivamos todos nuestra vocación a la santidad según nuestros propios estados de vida, de consagración y de servicio. En este tema insistió mucho el Concilio Vaticano II, de cuya clausura se celebran ahora los 40 años. El capítulo V de su Constitución dogmática "Lumen Gentium" lleva por título "Universal vocación a la santidad en la Iglesia".
Y es que la santidad no es patrimonio de algunos pocos privilegiados. Es el destino de todos, como fue, como lo ha sido para esa multitud de santos anónimos a quienes hoy celebramos.
8.- La santidad cristiana consiste en vivir y cumplir los mandamientos. “El santo no es un ángel, es hombre en carne y hueso que sabe levantarse y volver a caminar. El santo no se olvida del llanto de su hermano, ni piensa que es más bueno subiéndose a un altar. Santo es el que vive su fe con alegría y lucha cada día pues vive para amar”. (Canción de Cesáreo Gabaraín).
"El santo es aquel que está tan fascinado por la belleza de Dios y por su perfecta verdad que éstas lo irán progresivamente transformando. Por esta belleza y verdad está dispuesto a renunciar a todo, también a sí mismo. Le es suficiente el amor de Dios, que experimenta y transmite en el servicio humilde y desinteresado del prójimo". (Benedicto XVI)
9.- La santidad se gana, se logra, se consigue, con la ayuda de la gracia, en tierra, en el quehacer y el compromiso de cada día, en el amor, en el servicio y en el perdón cotidianos. “El afán de cada día labra y vislumbra el rostro de la eternidad”, escribió certera y hermosamente Karl Rhaner. El cielo, sí, no puede esperar. Pero el cielo –la santidad- solo se gana en la tierra.
10.- Por fin, el día de Todos los Santos nos habla de que la vida humana no termina con la muerte sino que abre a la luminosa vida de eternidad con Dios. El día de Todos los Santos es la catequesis y celebración de los misterios de nuestra fe relativos al final de la vida, los llamados “novísimos”: muerte, juicio, eternidad.

Y por ello, al día siguiente a la fiesta de Todos los Santos, el 2 de noviembre, celebramos, conmemoramos a los difuntos. Es día de oración y de recuerdo hacia ellos. Es día para saber vivir la vida según el plan de Dios. Es día, como el día, en el que la piedad de nuestro pueblo fiel visita los cementerios. Todo el mes de noviembre está dedicado especialmente a los difuntos y a las ánimas del Purgatorio.