¿Han visto la película, "El
León, la Bruja y el Ropero"? Un padre fue a verla con sus hijos.
Después les preguntó qué
personaje les había gustado más.
Uno decía que Lucy, la
niña que primero entra en Narnia. Otro, el hombre con piernas de chivo, el
fauno Tumnus. Una de las hijas dijo que les gustaba el niño mayor,Peter, porque
era muy valiente, y bien guapo. Finalmente uno de los niños dijo que le gustaba
“Papa Noel” porque después del invierno que duró un siglo, él volvió a Narnia
con regalos.
A Lucy le dio una botella
con un líquido poderoso para sanar heridas. Peter recibió una espada y escudo
para la batalla que acercaba. Y a Susana, el Papa Noel le dio un cuerno de
marfil que trae ayuda en tiempo de dificultad.
Eran regalos excelentes.
Pero Jesús nos da dones super mejores: Es salud para las heridas más profundas,
protección en la guerra espiritual y, sobre todo, ayuda cuando le llamamos.
Por su nacimiento, Jesús
nos ha dado a cada uno un cuerno de marfil. El Papa Juan Pablo habló mucho
sobre el poder de la oración, las cosas
grandes que suceden cuando confiamos en Jesús. En una de sus homilías de Navidad
dijo: “Cuando parece que la oscuridad y el mal van a ganar, Cristo nos dice una
vez más: ¡No tengas miedo!
Por su venida al mundo,
él ha vencido el mal, nos ha librado de la esclavitud a la muerte y nos ha
vuelto al banquete de vida.
El hombre que pronunció
esas palabras había enfrentado dos de los mayores males de la historia humana:
Como universitario, luchó contra el Nazismo y en sus primeros años como
sacerdote
y obispo, batalló el mal
del comunismo totalitario. Nadie puede decir, “El Papa vivió una vida
protegida. No conoce los problemas que yo he tenido.” Pero es difícil imaginar
que tú o yo, en esta sociedad tan favorecida, tendremos que enfrentarnos a algo
tan horroroso como lo que el Santo Padre enfrentó. “No
tengáis miedo.” El Papa
Juan Pablo no solamente nos dijo no tener miedo, nos explicó cómo superar el
temor, como usar el cuerno de marfil que Jesús pone en nuestras manos.
Vayamos a la cueva de
Belén para encontrarlo, y para encontrar, en Él, a todos nuestros hermanos
afligidos en cuerpo u oprimidos en espíritu.
¡Feliz Navidad!