viernes, 25 de diciembre de 2015

La Homilía de Don Julián para el día de la Natividad del Señor



¿Han visto la película, "El León, la Bruja y el Ropero"? Un padre fue a verla con sus hijos.

Después les preguntó qué personaje les había gustado más.

Uno decía que Lucy, la niña que primero entra en Narnia. Otro, el hombre con piernas de chivo, el fauno Tumnus. Una de las hijas dijo que les gustaba el niño mayor,Peter, porque era muy valiente, y bien guapo. Finalmente uno de los niños dijo que le gustaba “Papa Noel” porque después del invierno que duró un siglo, él volvió a Narnia con regalos.

A Lucy le dio una botella con un líquido poderoso para sanar heridas. Peter recibió una espada y escudo para la batalla que acercaba. Y a Susana, el Papa Noel le dio un cuerno de marfil que trae ayuda en tiempo de dificultad.

Eran regalos excelentes. Pero Jesús nos da dones super mejores: Es salud para las heridas más profundas, protección en la guerra espiritual y, sobre todo, ayuda cuando le llamamos.

Por su nacimiento, Jesús nos ha dado a cada uno un cuerno de marfil. El Papa Juan Pablo habló mucho sobre el poder de la  oración, las cosas grandes que suceden cuando confiamos en Jesús. En una de sus homilías de Navidad dijo: “Cuando parece que la oscuridad y el mal van a ganar, Cristo nos dice una vez más: ¡No tengas miedo!

Por su venida al mundo, él ha vencido el mal, nos ha librado de la esclavitud a la muerte y nos ha

vuelto al banquete de vida.

El hombre que pronunció esas palabras había enfrentado dos de los mayores males de la historia humana: Como universitario, luchó contra el Nazismo y en sus primeros años como sacerdote

y obispo, batalló el mal del comunismo totalitario. Nadie puede decir, “El Papa vivió una vida protegida. No conoce los problemas que yo he tenido.” Pero es difícil imaginar que tú o yo, en esta sociedad tan favorecida, tendremos que enfrentarnos a algo tan horroroso como lo que el Santo Padre enfrentó. “No

tengáis miedo.” El Papa Juan Pablo no solamente nos dijo no tener miedo, nos explicó cómo superar el temor, como usar el cuerno de marfil que Jesús pone en nuestras manos.

Vayamos a la cueva de Belén para encontrarlo, y para encontrar, en Él, a todos nuestros hermanos afligidos en cuerpo u oprimidos en espíritu.

¡Feliz Navidad!

domingo, 20 de diciembre de 2015

La Homilía de Don Julián para el 4º Domingo de Adviento



¿Solamente la Madre de Jesús?

Santa Isabel llama a María "la madre de mi Señor". En el mundo antiguo, la madre de un soberano tuvo una influencia que una madre en situación semejante no tendría hoy.

Una vez alguien preguntó porque nosotros los católicos ponemos tanto énfasis en María. "Al final de las cuentas," la persona dijo, "ella es solamente la madre de Jesús."

Pero ser madre de Jesús, que es Dios y Salvador del mundo, es algo bien especial, ¿No les parece?

¿Tenemos hoy el problema para entender quién es María? En el mundo antiguo - el mundo en que la Biblia fue escrita - una madre tenía un papel significante no solamente cuando los niños eran pequeños, sino también cuando eran adultos.

Hoy, cuando un niño llega a la madurez, ella no quiere entrometerse en las vidas de sus hijos adultos. El

lazo de afecto sigue, pero la madre no se meterá en sus asuntos.

El hecho ser madre de un presidente no da derecho a entrometerse en asuntos nacionales.

 Pero no era así en los tiempos antiguos. Una madre, especialmente, la madre de un soberano, tenía

un papel significativo.

Podemos verlo en el libro de los Reyes. uando David era rey, su esposa Betsabé se quedó al fondo. Pero, cuando murió David y su hijo Salomón asumió el trono, las cosas cambiaron. Cuando David era rey, Betsabé "se inclinó ante el rey hasta tocar el suelo con su frente."

(1 R 1:16) Sin embargo, cuando su hijo Salomón llegó a ser rey, él se inclinó ante su madre. (2:19) Era la Reina Madre.

Como madre del señor y dueño de Israel, tenía un papel poderoso.

En el evangelio de hoy, Isabel dice "¿Quién soy yo, para que la madre de mi Señor venga a verme?" Ese título "Madre de mi Señor " tiene un trasfondo rico en el Antiguo Testamento. Significa un papel de gran influencia. María es madre del Señor, el dueño del cielo y la tierra.
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Prepararle el camino al Señor es:

- Hacer visible en la sociedad a Juan el Bautista.

- Hacer visible entre los machistas la valentía de la Virgen María

- Hacer visible entre los hombres inmaduros la bondad y comprensión de san José.

- Hacer visible que los cristianos, proclaman como Juan el Bautista, son valientes

          como la Virgen María y se comportan como el justo y bueno de san José.

Hacer visible y querido por nuestras obras a Dios invisible hecho hombre: Jesús
                                                   
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domingo, 13 de diciembre de 2015

La homilía de Don Julián para el tercer domigo de Adviento


Valentía

En 1906, el Partido Liberal de Inglaterra nombró el escritor católico Hilaire Belloc como candidato por Manchester, un distrito de mayoría metodista. Los periódicos dijeron que un católico no podía ser elegido en aquel lugar, y sus asesores le dijeron que evitara hablar del tema religioso.

Sin embargo, en su primer mitin, Belloc dijo, “Caballeros”, “Soy Católico. Y si me es posible voy a la misa diaria.” Sacó de su bolsillo un rosario y continuó, “Esto es un rosario. En cuanto me es posible, me arrodillo y lo rezo, cada día.

Si Uds. me rechazan a causa de mi religión, daré gracias a Dios por salvarme de la indignidad de ser su representante.”

Después de unos segundos de silencio, hubo un aplauso fuerte y Belloc fue elegido como el primer Liberal de Manchester en muchos años.

 Hilaire Belloc era el tipo de político que muchos nos gustaría ver, un hombre de fe profunda y principios fuertes.

El evangelio de hoy habla de un hombre gigante por su valentía moral. Habló sin miedo a los ricos y poderosos.

Les dijo a las personas con posesiones, ropa, comida, etc., que compartieran con los que no tenían nada. Les dijo a los oficiales públicos que dejaran de engañar y a los soldados que no abusaran. ¡Fue valiente!

Por decir las cosas valientemente, Herodes le dio la muerte aun sabiendo que era un hombre santo.

Creo que todos nos gustaría ver más personas como Juan, en nuestra iglesia y en la vida pública. Pero, al mismo tiempo, sabemos que es fácil criticar a los políticos y a los obispos y sacerdotes por su falta de integridad. Ellos tendrán que responder por sus propios actos, pero ¿Qué es de personas como Ud. y yo?

¿Cuántas veces evitamos mostrar nuestra fe donde trabajamos o en nuestra propia familia? No estoy hablando de adoptar poses o peor, de ir juzgando a otros.

Si ustedes y yo realizamos pequeños actos de valentía, quizás obtendremos políticos, clérigos y cristianos que deseamos, personas como Hilaire Belloc o Juan el Bautista, que viven su fe con integridad y tienen la valentía de expresarla públicamente.

 

 

martes, 8 de diciembre de 2015

La homilía de Don Julián para la solemnidad de la Inmaculada Concepción


Hoy celebramos su Inmaculada Concepción.

¿Qué significa para nosotros tener tal madre, tal intercesora en el cielo?

 
Para ayudarnos en entender la importancia de la Virgen María, nos viene bien recorder una visión que tuvo Santo Domingo.
 
 Probablemente han visto pinturas de Santo Domingo, es un hombre delgado con una
barba morena y una corona de cabello, calvo en medio a causa de la tonsura.

Lleva una túnica blanca con una capa negra.

Muchas veces,a los pies de Domingo, se puede ver un perro, un animal que mira a su amo con devoción, como hizo Domingo al Señor.

Una noche Domingo estaba rezando solo en la capilla de su monasterio. Vio el cielo abrirse con Cristo en el centro y la Virgen a su lado.
 
 Mientras observó todo, empezó a llorar amargamente. El Señor le preguntó por qué estaba triste  "Estoy llorando," dijo Santo Domingo " , "porque veo aquí a miembro de toda orden religiosa, pero de la mái no veo a inguno".

Jesús le preguntó si le gustaría ver a algunos de su propia Orden. Domingo replicó que lo deseaba ardientemente.

 El Señor pso su mano cariñosamente sobre el hombro de la Virgen y dijo :"  Entrego la Orden al cuidado de mi Madre"

 Entonce la Virgen abrió el vuelo de su manto y Domingo vió lo que parecía una panorámica del paraíso,y bajo su manto, vio una muchedumbre de sus hermanos dominicos.

La visión terminó, pero Domingo se quedó en una oración grata y alegre.

Cuando llegaron los primeros rayos del alba, Domingo tocó la campaña y reunió a sus hermanos en la capilla. Después de contarles la vision que había tenido, les exhortó a amar a la Virgen María y ponerse bajo su cuidado materno.

Nosotros no somos Santo Domingo. No tendremos visiones celestiales.

Pero esperamos llegar algún día al cielo. Y la Virgen nos preguntará…"¿Dónde están tus familiares? ¿Dónde están las personas con la que conviviste?

¡Que bello sería si la Virgen abriera su manto y viéramos bajo él a nuestros seres queridos! ¿Lo podemos conseguir? ¡Sí! Educándolos en el amor a la Vitgen María.


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domingo, 6 de diciembre de 2015

La Homilía de Don Julián para el Domingo 2º de Adviento




RRRR CATACA POM POM POM RR

-¡¿Qué fue eso?!

-El ruido que hace la maquinaria pesada que se usa para nivelaciones y moliciones.

Están trabajando tractores, excavadoras, taladros rompiendo el suelo...

-¿En domingo?

-Sí, precisamente empezaron a trabajar este domingo.

-Y ¿dónde están que sólo los oigo pero no los veo?

-En la iglesia.

-Pero, ¿no estamos a dos semanas de Navidad? ¿No deberían escucharse ahí

angelicales villancicos en lugar de ese estruendo?

-La culpa la tiene Juan.

-¿Qué Juan?

-Juan el Bautista. Sí, porque en el Evangelio que se proclama este domingo en

Misa (Lc 3, 1-6) cita un texto del profeta Isaías en el que pide: "Preparad el camino

del Señor; haced rectos sus senderos.Todo valle sea rellenado, toda montaña

y colina, rebajada, lo tortuoso se hará derecho, los caminos ásperos serán

allanados" (Is 40,3-4).

 Eso significa que no nos queda más remedio que ponernos a trabajar en serio en arreglar todos los baches y quitar todos los obstáculos que puedan impedir que el Señor venga fácilmente a nuestro encuentro.

¿Cómo? Siguiendo las instrucciones que nos da el propio profeta: Haced rectos

sus senderos

Se nos invita a rectificar toda situación de pecado para que nada dificulte, demore

o impida la venida del Señor a nuestro corazón.

Todo valle sea rellenado

¿Con qué se suele rellenar un terreno? Con material de construcción triturado,

revuelto con piedras y tierra. Si tenemos hondonadas vacías de virtudes y de buenas obras, rellenémoslos con lo que resulte de triturar nuestro egoísmo, nuestra

indiferencia, nuestra falta de amor, comenzando a realizar diariamente

cuando menos dos obras de misericordia: una espiritual y otra corporal.

Toda montaña y colina, rebajada

Hay que dinamitar las moles elevadas de ego, amor propio, vanidad, orgullo,

afán de poder y de dinero. Y con el auxilio del Señor, comenzar la demolición.

Los caminos ásperos serán allanados

Lo empedrado no es fácil de recorrer. Tenemos que quitar las asperezas: esas

respuestas cortantes, el tono de mal disimulada impaciencia, la ironía, el sarcasmo,

la descortesía. Tratar a todos con delicadeza y caridad...
 
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domingo, 29 de noviembre de 2015

La homilía de Don Julián para el Primer Domingo de Adviento




Hoy comenzamos Adviento, un tiempo que da énfasis al esperar con paciencia. Esperar con paciencia es esencial en nuestra relación con el Señor y los unos con los otros.
En la situación actual de nuestro mundo, hay violencia e inestabilidad política. Es fácil caer en la desesperación, pero nosotros como cristianos, no podemos caer en la desesperación, especialmente ahora cuando estamos esperando el nacimiento del Príncipe de la Paz, la Luz que alumbra la oscuridad de nuestro mundo. Hay algo concreto que nosotros podemos hacer como seguidores de Cristo: ofrecer esperanza. ¿Tus palabras y obras destilan esperanza?

¿Eres impaciente y busca la gratificación inmediata?
Podemos practicar la paciencia en muchas formas: una es el autocontrol, por ejemplo, en vez de gritar a otra persona: respirar profundo, tranquilizarse y sonreír.
La paciencia es esencial para nuestra relación con Dios, con otras personas y conmigo mismo. Los primeros cristianos consideraban la paciencia como la virtud básica. Por ejemplo, un hombre llamado Tertuliano escribió un hermoso ensayo que comienza enfocando la paciencia de Dios y de Jesús. Luego describe como nuestros primeros padres cayeron a causa de la impaciencia. Usando ejemplos de los santos, exhorta a la práctica de pacien-cia. Es un ensayo, que vale la pena leer, pero tiene una ironía triste. Tertuliano escribió en una forma magnífica sobre la paciencia, pero no la practicó. Al final de su vida, se impacientó con las debilidades de la Iglesia y se hizo miembro de una secta carismática que enseño y trató de determinar la fecha exacta de la Segunda Venida de Cristo.
A causa de su impaciencia, Tertuliano murió fuera de la Iglesia Católica. Usted y yo no estamos tentados a salir de la Iglesia, pero necesitamos la paciencia cada día de nuestra vida. Jesús nos muestra el camino.
Jesús quiere darnos felicidad verdadera y duradera. Nos invita vivir no por placeres imaginarios, sino vivir en el presente.
La Corona de Adviento es un símbolo de paciencia. No encendemos todas las velas a la vez, sino cada semana iremos encendiendo una. Encender también en el corazón una vela para Cristo. ¿Han notado la relación entre la palabra vela y el verbo velar?
Si no estamos atentos y siendo bondadosos, tendremos a Cristo junto a nosotros y no lo descubriremos.
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domingo, 22 de noviembre de 2015

La Homilía de Don Julián para el domingo 22 de Noviembre de 2015


Este domingo, Fiesta de Cristo Rey, vemos la anchura  del  plan de Dios. El profeta Daniel ve "alguien semejante a un hijo de hombre" que recibirá "soberanía, gloria y reino." El profeta dice que de "todos los pueblos y naciones  y  todas  la lenguas" lo servirá. "Su reino jamás será destruido." Vemos el cumplimiento de la profecía de Daniel en el Evangelio. Preci- samente al momento de su mayor humillación, Jesús dice ante Pilato, "Soy rey." por eso, "nací y vine al mundo." Con esta declaración de su soberanía, Jesús permitió el derramar su sangre. San Juan, en el libro del Apocalipsis, declare que "por su sangre" Jesús nos ha liberado del pecado y "ha hecho de nosotros un reino.".

Un sacerdote perdió a un sobrino joven que murió en un incendio. Para preparar su homilía funeral, pasó un tiempo entrevistando a los amigos del sobrino falle- cido. Su mente y corazón se abrió a un mundo desconocido. Pudo ver en esos jóvenes una protesta contra el vacío de nuestra cultura y un anhelo por algo duradero y genuino, un anhelo para lo divino.

Mostraron un deseo fuerte por honrar a alguien querido. Bellos impulsos: el anhelo para lo divino y el deseo de honrar a seres queridos difuntos. En la Fiesta de Cristo Rey, vislumbramos que esos anhelos tienen una  meta. Jesús derramó su    sangre para esa finalidad, para lograr la entrada en un reino que abrazaría a todo pueblo, nación y lengua.

Hoy en la Fiesta de Cristo Rey, Jesús, en unión íntima con el Padre, nos dice que él es el Alfa y la Omega. Ustedes han visto esas letras en el arte cristiano: el Alfa parece una A mayúscula y la Omega como una U girada. Son el A y la Zeta del alfabeto griego, la primera y la última letras.  Jesús, el Alfa y la Omega: "El que es, el que era y el que ha de venir, el todopoderoso." Como el principio y fin de la creación.

Si no construimos sobre un fundamento fuerte y no nos mantenemos conectados con Él, nuestras vidas, y nuestras relaciones, pueden desmoronarse. Escuché de un hombre que lo aprendió en una forma dura. Tenía una hija que adoraba. Deseando siempre agradarle, le compraba ropa cara, las mejores escuelas, todo regalo que podía imaginar. Compro un coche para viajar juntos e impresionar a otros. Cuando ella era adolescente, le ofreció un viaje en crucero y le dijo que podía invitar una amiga a acompañarles. Esperaba una reacción de alegría, pero no sucedió. En vez de saltar con gozo, ella se calló y le dijo que no querría ir. Aturdido, le pregunto, "¿Por qué?" Le miro a su padre y le dijo, "Usted no me trata como hija. Me trata como mascota. No soy su mascota."

Exigir no es maltratar, exigirnos es prepararnos para agradar.
 
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domingo, 15 de noviembre de 2015

La hmilía de Don Julián para el domingo 15 de noviembre de 2015


Este domingo. Jesús habla de signos espantosos en los  cielos.

El profeta Daniel cuenta su visión nocturna: todas personas que hayan existido se re unirán con sus  cuerpos.

Algunos irán al castigo eterno, otros "brillarán." Los que "enseñan a muchos la justicia, resplandecerán como estrellas." La pregunta es: ¿Cómo evitar el castigo? ¿Cómo ser como estrella?

Cuando la biblia habla de justicia, significa dar lo debido a cada uno. Tengo un cierto deber con mi perro, pero soy casi indiferente con el ser humano. Tenemos una obligación, en justicia: el tratar a cada persona con dignidad, respeto y cortesía. Tengo más deberes con los miembros de mi familia: Tratarlos con cortesía y respeto. Tenemos deberes específicos: familiares y parroquiales.

Sobre todo, tenemos deberes al que nos hizo. Justicia significa que doy a cada persona, incluyendo a Dios, lo que se merecen. Los que practican esta justicia brillaran  como  estrellas  para siempre.

Justicia es una vida de integridad, no sencillamente unas acciones amables.

No solamente en lo económico, sino en tiempo y habilidades. Dios quiere nuestro ser entero. Unos actos aislados están bien, pero, ¿nos salvarán? Es a nosotros a quien Dios quiere. Eso incluye actos buenos, pero mucho más. La forma en que  crecemos es haciendo compromisos y cumpliéndolos. Incluye compromisos pequeños como llegar puntualmente y compromisos enormes como ser fiel al matrimonio y a nuestra vocación.

Y pedir a Dios su ayuda en cumplir. La parroquia necesita tu tiempo, talento y apoyo personal y económico. Pero más importante, usted necesita dar y darse. Ustedes y yo tal vez no nos sentimos como estrellas ahora, pero Dios ve las cosas diferente. Si nos ofrecemos a Dios, no solamente unos actos amables, sino todo aspecto de nuestras vidas, Dios nos transformara y nos hará brillar eternamente.

-           ¿Se entrega usted en cuerpo y alma a su familia?

-           ¿Qué dirían ellos de usted si les preguntáramos?

domingo, 8 de noviembre de 2015

La homilía de Don Julián para el domingo 8 de noviembre de 2015


Dios lo da todo y nos llama a compartir. Solamente encontramos felicidad cuando, como la viuda, le damos el cien por ciento.
Jesús pide todo, cien por cien. Lo vemos en el evangelio de hoy. A pesar de las contribuciones impresionantes de los ricos, Jesús alabó a la viuda que dio dos monedas. ¿Por qué la alabó? Jesús nos dice: “Siendo pobre, ha echado todo lo que tenía para vivir." Jesús quiere que tengamos un cambio total de corazón. Dios lo da todo y nos llama a compartir, y como Él, darlo todo.
Como muchos de ustedes, lo que más valoro es el tiempo. No tengo suficiente tiempo y me molesta si alguien malgasta mi tiempo. Con esta mentalidad es fácil poner a Dios en último lugar, pensar, "Si hay tiempo de sobra…" Jesús quiere cambiar esa mentalidad. Dios lo da todo: ciento sesenta y ocho horas cada semana.
Rezar con nuestra familia, leer la Biblia y participar en la Eucaristía. Dios lo da todo y nos llama a compartir. Cuando comenzamos el día con esa actitud, descubrimos que Dios nos da tiempo para las cosas que importan incluyendo cosas como pasear, leer un libro y hablar con amigos. Pero hay que recordar que el tiempo no es nuestro, es de Dios, y Dios lo da todo.
Todo viene de Dios. Cuando le damos algo de nuestro tiempo a Él, las cosas empiezan a cambiar.
¿Te has preguntado lo que sucedió con la viuda en el Evangelio de hoy? ¿Era como la viuda de la primera lectura haciendo un gesto final antes de morirse? ¿O, otra vez como la viuda de Sarepta, proveyó Dios por ella en una forma inesperada?
En el Hch 6 oímos de unas viudas servidas y sostenidas por los apóstoles y diáconos. ¿Era ella una parte de ese grupo? No lo sabemos. Lo que sabemos es que su don extraordinario no es solamente un ejemplo para nosotros, sino un reflejo del amor de Dios. Dios nos llama a compartir, pero no lo hace por fuerza. Dios nos da tiempo, habilidades y recursos económicos. Y nos llama a compartir, y no sólo de lo que nos sobra.
Imagínese que usted necesita comer y alguien le dice: “Comeré yo y de lo que me sobre se lo daré para que lo coma usted”. ¿Qué diría usted? ¿No sería más cristiano que le dijera: “Esta es la comida que tengo, compartámosla”? Dar de lo que nos sobre está bien; dar lo que tenemos es óptimo.
-         ¿Le cuesta a usted ser generoso?
-         ¿Regatea su tiempo a su propia familia?

domingo, 1 de noviembre de 2015

La Homilía de Don Julián para el domingo 1 de noviembre

La vida ofrece una sola tragedia: No llegar a ser santo. Un santo es alguien que logra alegría en la tierra poniendo a Dios por encima de todo y abre su alma a la alegría eterna con Dios.


Un cuento sobre San Francisco: Un día él y el hermano Leo, conversaban mientras iban de pueblo a pueblo. Hablaban de qué sería la alegría perfecta. El Hermano Leo llevaba suficiente tiempo con Francisco para saber que la alegría perfecta es más que una buena comida y una botella de vino. Sugirió otras posibilidades:
1.- Predicar un sermón con el resultado de que la gente cambiara su vida. Pero Francisco dijo que eso no sería la alegría perfecta.
2.- Sanar a los enfermos y echar demonios. Pero Francisco dijo que eso no sería la alegría perfecta.
3.- Tener a cien hermanos viviendo en harmonía con una misión común. Pero Francisco dijo que eso no sería la alegría perfecta.
Mientras caminaban, el Hermano Leo trataba de pensar qué sería la alegría perfecta. Cayó la noche y llegaron a un monasterio. Tocaron la puerta y preguntaron si podían pasar la noche. Pero el portero dijo, "No, vosotros sois frailes falsos, que pretendéis vivir de la bondad de otros." El hermano Leo empezaba a protestar, pero Francisco dijo, "Agradécelo, hermano Leo, porque nos ve como Dios nos ve." Empezaba a llover y el hermano Leo tocó la puerta desesperadamente. El portero abrió la puerta. En su mano tenía un palo: "Dejen de molestarme, frailes falsos." Y les dio con el palo.
El hermano Leo y San Francisco cayeron en el lodo. Mientras estaban helados, mojados y hambrientos, Francisco dijo al Hermano Leo: "es la alegría perfecta".
Este cuento, a pesar de tener elementos de leyenda, muestra lo que Jesús nos dice hoy: "Bienaventurados los pobres...Bienaventurados los que tienen hambre y sed...Bienaventurados cuando os insultan y os persiguen a causa de mí. Alegraos porque vuestro premio será grande en el Cielo."
Jesús, como San Francisco, nos enseña el camino a la santidad, la alegría perfecta, en vernos como Dios nos ve. Lo que sucede es que Dios siempre nos ve como hijos, y no como frailes o hijos falsos.
Un santo es alguien que logra alegría perfecta en la tierra poniendo a Dios ante toda comodidad, honor o satisfacción y así abre su alma a la alegría eterna con Dios.
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domingo, 25 de octubre de 2015

La homilía de Don Julián para el domingo 25 de octubre de 2015


Hay muchas cosas que pueden cegarnos los ojos del amor, los ojos del corazón El placer convertido en vicio, el ansia descontrolada de dinero, el deseo de prestigio para dominar… El más ciego de los ciegos es quien pierde la visión del amor. Quien ve a través del amor, ve aunque la oscuridad del egoísmo le persiga.
Cuando las Fuerzas Aliadas liberan a los judíos de los campos de exterminio, los soldados veían a aquellas personas como sombras. Tenían que mirar varias veces antes de creer que eran personas humanas, pues la hambruna y los sufrimientos los habían reducido a piel y huesos.
Lo que los ojos de los soldados se resistían a reconocer como personas, era consecuencia de personas sin escrúpulos, ciegos morales, corazones y mentes sin Dios. “¡Si no existe Dios todo está permitido!”. Sin Dios, “el hombre es el lobo del hombre”.
Los cristianos pueden sufrir cegueras egoístas, pero saben, como el ciego Bartimeo, que acudiendo al Señor recobrarán la vista.
Narraba un joven:
“Yo me quedé enredado en las drogas hasta terminar en prisión. Me burlaba de todo lo religioso. ¡Confesarme, jamás! Un día asistió a Misa y se confesó sin ánimo de cambiar. Salió de la prisión, se buscó un trabajo… se casó, tuvieron hijos. ¡Salí de las redes de la droga y los barrotes de la cárcel y caí en las redes del amor de Cristo y de mi familia!”.
Dentro de unos días celebrarán Halloween. La gente se disfraza, casi siempre de muertos, vampiros, o personas destrozadas por haber sufrido un accidente. Las madres disfrutan disfrazando a sus hijos tan macabramente, pero cuando muere el abuelo/a, los ocultan a la vista de sus hijos, porque “pueden traumatizarse”. ¿Quién lo entiende?
Jesús nos sigue preguntando: “¿Qué quieres que haga por ti?”. Y muchos en vez de pedirle buena visión para amar y descubrir el amor en los demás, le pedirán placeres locos, dinero sin límite y prestigio dominante.
Piensen unos momentos: ¿qué quieren que haga, Jesús, por ustedes?
 
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domingo, 18 de octubre de 2015

La homilía de Don Julián para el domingo 18 de octubre de 2015



¿Quién es importante? Aquél que arriesga lo propio para hacer feliz a los demás. Aquél sirve dando, aunque sean pequeñas gotas de vida, en vez de ir arañando corazones e intoxicando pensamientos.
Para Jesús ser importante conlleva servir a los demás hasta perder la comodidad propia. ¿Quieres ser importante? Entonces, ¿estás dispuesto a poner por delante de ti a tu esposa/o, a tus hijos, a tus amigos? El deseo de ser más, de vivir mejor, es legítimo y bueno siempre que no sea a costa de “pisar” a los demás.
LA TAZA DE CERÁMICA
Se cuenta que una vez en Inglaterra existía una pareja que gustaba de visitar las pequeñas tiendas del centro de Londres. Una de esas tiendas favoritas era donde vendían vajillas antiguas.   – ¿Me permite ver esa taza?, preguntó la señora. –Nunca había nada tan fino como eso.   En cuanto tuvo en sus manos la taza, escuchó que comenzaba a hablar.   –Usted no entiende, que no fui siempre la taza que tiene ahora entre sus manos. Hace mucho tiempo sólo era un montón de barro sin forma y sin belleza. Mi creador me tomó entre sus manos, me golpeó y me amoldó cariñosamente. Cuando le gritaba porque me dolía, simplemente me decía: “Aguanta un poco más, todavía no es tiempo”. Después me puso en un horno. Yo nunca había sentido tanto calor. Me pregunté por qué mi creador querría quemarme. Pero de nuevo escuché su voz: “Aguanta un poco más, todavía no es tiempo”. Finalmente, se abrió la puerta del horno, mi creador me tomó y me puso en una repisa para que me enfriara. Estaba ya tranquila, cuando de nuevo mi creador me empezó a cepillar y a pintar.  Quise resistirme y le gritaba que me dejara, pues aquella pintura era horrible y desagradable. Pero de nuevo me habló con cariño: “Aguanta un poco más, todavía no es tiempo”. Al fin dejó de pintarme, pero de nuevo me metió al horno, mucho más caliente que el anterior. Grité, lloré y pedí que me sacara de aquel sofocante calor. Y de nuevo su voz: “aguanta un poco más, todavía no es tiempo”. Sentí que me moriría y, justo cuando estaba a punto de darme por vencida, se abrió la puerta del horno, me tomó cariñosamente entre sus manos y me dejó de nuevo en la repisa para que me enfriara. Después de una hora de haber salido del segundo horno, me dio un espejo y me dijo: “Mírate. Esta eres tú”. ¡Yo no podía creerlo! Lo que veía era hermoso. Mi creador nuevamente me dijo: “Yo sé que te dolió haber sido golpeada y modelada por mis manos, pero si te hubiera dejado como estabas no hubieras sido más que un barro cada vez más seco e inservible. Todo lo hice para que fueras una hermosa taza, llena de belleza y de color, admirada por muchos y útil para dar alegría a muchos caminantes sedientos. Ahora eres un producto terminado. Eres lo que siempre soñé que fueras cuando te empecé a formar”.
 
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domingo, 11 de octubre de 2015

La homilía de Don Julián para el domingo 11 de octubre de 2015


¡Fatalidad! Al rico no le agrada el consejo que le da Jesús. El cielo no se gana por rezar muchos salmos, sino por ser alegres servidores del Evangelio. Para heredar la vida eterna hay que desprenderse y alejarse de las posesiones inútiles que día a día cargamos sobre nuestra alma y corazón. ¿Y qué son esas “posesiones inútiles”? Todo lo que nos aleja de Dios.
Todo lo que nos impide vivir el cristianismo con sencillez y alegría.
Joseph, veterano de la Guerra Civil de Estados Unidos se casó, pero en menos de un año su esposa lo dejó y se divorció de él. A Joseph le dio por la bebida durante diez años. Un día le dio por leer la Biblia y se convirtió al catolicismo, y tres años después, llegó a la isla de Molokai, Hawái, para ayudar al Padre Damián en el cuidado de los leprosos. Sirvió a los leprosos cuarenta y cuatro años hasta su muerte. Y es que quien vive con el corazón abierto a Dios puede hacer de su vida una maravillosa odisea.
Sabemos que la vida eterna es un regalo que Dios nos ofrece, no porque nosotros podamos comprar por muy buenas obras que hagamos. Pero las buenas obras son muestras palpables de decirle a Dios que agradecemos su ofrecimiento y que nos esforzamos en ser buenos discípulos de Cristo, porque si una persona tiene hambre y no la atendemos, ¿no estamos cerrándonos a la gracia que Dios nos ofrece? ¿Puede haber Fe donde no hay caridad, donde no hay amor?
 
Un fraile estaba descansando bajo un árbol. De pronto llegó un asaltante y le dijo:
-         Dame la piedra preciosa que llevas
El sacerdote la extrajo de su bolsa y se la dio. Era un diamante.
El asaltante se alejó lleno de orgullo. ¡Era rico! Pasó la noche dando vueltas, incapaz de dormir. Pensaba:
-         Quizás me la roben. O incluso me maten para robármela. El miedo lo invadía.
Así que regresó en busca del fraile y le dijo:
-         Te obligo a que me des la riqueza y la paz que te permitió a ti deprenderte del diamante y vivir como rico. Y te devuelvo el diamante.
La paz de espíritu y de conciencia vale más que todas las riquezas materiales, así que desprendámonos de toda riqueza superficial, que son alas de plomo o de cera que no nos permiten volar o caminar tras Cristo, y seremos libres y felices.