domingo, 26 de junio de 2016

La homilía de Don Julián para el domingo 26 de junio



Ahora voy; ahora te llamo; ahora te lo traigo. Con esa expresión queremos expresar
que tenemos voluntad de hacer aquello que prometemos, pero en realidad la palabra implica que por lo pronto seguiremos haciendo lo que estábamos haciendo.
Nos narra san Lucas que alguien al que Jesús le dijo: “Sígueme”, le respondió:
“Señor, déjame ir primero a enterrar a mipadre” (Lc 9, 59). Suena razonable, uno pensaría:
“pobre, se le murió su padre y es lógico que quiera primero dejar arreglado lo del velatorio y el entierro antes de seguir a Jesús”, pero era una simple excusa.
Jesús responde con frases muy tajantes para dejar claro que nada puede ser más
importante que el Reino de Dios. Y es que cuando se trata de seguir al Señor, no cabe
posponer el encuentro, poner pretextos.
Sólo tenemos hoy para seguir a Jesús. Sólo tenemos hoy para dar amor; hoy para
perdonar; hoy para pedir perdón; hoy para confesarnos; hoy para comulgar; hoy para
orar; hoy para leer y meditar la Palabra; hoy para visitar al Santísimo; hoy para
brindar una ayuda; hoy para reparar una injusticia; hoy para enmendar un error;
hoy para edificar el Reino. No hay tiempo que desperdiciar. Urge pasar del “ahoritita”
al “ahora”, del “ahora” al “hoy, y del “hoy” al “ya”

                                                         oooOOOooo

domingo, 19 de junio de 2016

La homilía de Don Julián para el domingo 19 de junio



La persona más buscada

Casi al final del Evangelio  que se proclama este domingo en Misa (ver Lc 9, 18-24) pide Jesús:
"Si alguno quiere acompañarme,que no se busque a sí mismo" (Lc 9,23).
La persona a la que más buscamos es a nosotros mismos.
¿Qué significa buscarse a sí mismo? Para responder habría que empezar por establecer
una diferencia, pues una cosa es esa búsqueda que alguien emprende para 'encontrarse a sí mismo', en el sentido de practicar una sana 'introspección' para auto-conocerse y descubrir sus capacidades y defectos así como detectar los dones que ha recibido del Señor y la mejor manera de desarrollarlos para gloria suya y bien de los hermanos, y otra cosa muy distinta es a lo que se refiere Jesús: la búsqueda egoísta y no la de los demás, hacer sólo lo que desea sin tomar en cuenta a nadie; tener como motivación principal
obtener atención, admiración, prestigio, poder.
Hay que atreverse a examinar qué nos mueve a hacer algo y qué resultado esperamos
de ello. Por ejemplo, si hiciste un favor y nos molestó que no nos lo gradecieran,cuidado,
nos estábamos buscando a nosotros mismos deseando obtener reconocimiento.
Si nos gusta hablar de nosotros, contar lo bueno que hemos hecho, nos estamos buscando
a nosotros mismos, tratando de lucirnos.
La primera tiene que ver con la intención. Hay que pedir al Señor nos conceda tener pureza de intención, para que todo lo hagamos movidos sólo por el amor a Él
y a los hermanos, sin esperar recompensas de ningún tipo.
Cuando Jesús pide que quien quiera seguirlo no se busque a sí mismo, propone:
"que tome su cruz de cada día y me siga"(Lc 9,23). Ello significa que hay que dejar de vivir bajo la ley del menor esfuerzo, sacándole la vuelta a lo que nos resulta trabajoso, difícil o incluso doloroso, y estar dispuestos a asumir la cruz, es decir, los sufrimientos que nos sobrevengan por hacerlo todo por amor a Dios y a los demás,
y que aunque otros no sólo no nos aplaudan sino incluso nos critiquen, no perdamos
nunca ni el rumbo ni la paz.

                                                       oooOOOooo

domingo, 12 de junio de 2016

La homilía de Don Julián para el domingo 12 de junio de 2016

Deuda de amor.
Quizá alguna vez te ha sucedido haber dicho o hecho algo que ha lastimado a alguien que apreciabas y cuando te diste cuenta ya era demasiado tarde, y no podías dar marcha atrás, sólo esperar que la persona ofendida te diera su perdón aunque no lo merecías. Y tal vez para obtenerlo procuraste “hacer méritos” y te esforzaste por tratar a esa persona con especial cuidado y aprecio.
Cuenta una señora que había unas “hermanas” que cantaban en la radio: “Dulce Reconciliación”. Ella pensaba que era un anuncio de una golosina, pero luego, alguien le aclaró que se trataba de una canción que llevaba ese título porque en verdad es dulce reconciliarse con quien se ha estado distanciado. No son pocas las parejas, los amigos, los parientes que han después de haber estado enfadados.
Interesante ver que tanto quien desea ser perdonado como quien ha sidoperdonado se esfuerzan en mostrar más amor una vez reconciliados.
Parece que el amor es el ingrediente esencial para antes y para después del perdón.
En el Evangelio que se proclama este domingo en la Misa (ver Lc7, 36-8,3), Jesús pronuncia
una frase muy significativa. Refiriéndose a una mujer de mala vida que le había mostrado su
arrepentimiento y amor, en comparación con un fariseo que lo había desatendido y criticado dijo: "sus pecados, que son muchos, le han quedado perdonados, porque ha amado mucho (ha mostrado mucho
amor). En cambio, al que poco se le perdona, poco ama (poco amor muestra)." (Lc7,47).
El Señor se fija más en el amor que alguien da que en los pecados que dicha persona ha cometido. Ello me recuerda lo que aconsejaba San Francisco de Sales: que quien caiga en alguna falta se dedique a compensar esa caída realizando muchos actos de amor; que no se atore atormentándose
por el mal que hizo sino se dedique a repararlo haciendo el bien.

domingo, 5 de junio de 2016

La homilía de Don Julián para el domingo 5 de junio

Pereza o flojera
Están pensando algunos de ustedes: "He trabajado duro, estudiado duro. Estoy listo para relajarme un poco. Que nadie venga a arruinar mis deseos."
Cuando los autores cristianos hablan del pecado de pereza, no están diciendo que debemos llenar todo momento con trabajo. Es exactamente contrario. Santo Tomas llama pereza, "el pecado contra el Sábado."
La Biblia habla del Sábado, el día séptimo, el día cuando Dios descansa después del trabajo de creación, es decir un día apartado de los otros. Es el día más importante de la semana - un día dedicado a Dios.
La peor pereza es ir contra el descanso del domingo, el rehuir hacer la tarea más importante: adorar a Dios. La pereza espiritual llega a rechazar el gozo que viene de Dios.
Un empresario decía que tenía cosas más productivas que hacer el domingo que ir a
Misa. La cosa más productiva que un ser humano puede hacer, ¿no es pasar tiempo con Dios, y en familia?
San Pablo nos enseña a teer asombro y gratitud; dar gracias a Dios por su misericordia. Es lo que hacemos en la Misa.
De la gratitud fluye la alabanza. Es interesante lo que escuchamos de un niño o joven devueltos de la muerte. Estos milagros causan alabanza. El evangelio dice, "comenzó a glorificar a Dios." En la misa cuando el sacerdote levanta la Hostia - el Cuerpo de Cristo - muchos dicen calladamente, "Dios mío y Señor mío" - un bello acto de glorificar a Dios.
Entonces, el verano empieza pronto. Espero que tengan tiempo para relajarse, tiempo para la familia y las amistades, pero sobre todo, para lo que importa más. Cuando pones a Dios en primer lugar, las otras cosas encontraran su propio lugar. Por eso es natural que después de la misa dominical tener tiempo para la familia: tiempo tranquilo o tiempo para una buena lectura o aun una siesta.