martes, 30 de julio de 2013

Todos tenemos grietas...

TODOS TENEMOS GRIETAS
Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaba a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua al final del largo camino a pie, desde el arroyo hasta la casa de su patrón. Pero cuando llegaba, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua.

Durante dos años completos esto fue así diariamente. Desde luego, la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole: "recibir".
El aguador apesadumbrado, le dijo compasivamente: "Cuando regresemos a la casa, quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino".

Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo del camino; pero de todos modos se sintió apenada porque al final, sólo quedaba dentro de sí la mitad del agua que debía llevar.


El aguador le dijo entonces: "¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen de tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas, y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a lo largo de todo el camino por donde vas, y todos los días las has regado, y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, con todo y tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza"

Cada uno de nosotros tiene sus propias grietas. Todos somos vasijas agrietadas, pero debemos saber que siempre existe la posibilidad de aprovechar las grietas para obtener buenos resultados...

Dedicado a todos mis amigos, que aprovechan sus grietas para hacer crecer hermosos jardines...

lunes, 29 de julio de 2013

La espera....esperar....


La espera, el esperar, es una dimensión que atraviesa toda nuestra existencia personal, familiar y social. La espera está presente en mil situaciones, desde las más pequeñas y banales hasta las más importantes, que nos implican totalmente y en lo profundo. Pensemos, entre estas, en la espera de un hijo por parte de dos esposos; en la de un pariente o de un amigo que viene a visitarnos de lejos; pensemos, para un joven, en la espera del resultado de un examen decisivo, o de una entrevista de trabajo; en las relaciones afectivas, en la espera del encuentro con la persona amada, de la respuesta a una carta, o de laaceptación de un perdón... Se podría decir que el hombre está vivo mientras espera, mientras en su corazón está viva la esperanza. Y al hombre se lo reconoce por sus esperas: nuestra «estatura» moral y espiritual se puede medir por lo que esperamos, por aquello en lo que esperamos. Cada uno de nosotros, por tanto, […] puede preguntarse: ¿yo qué espero? En este momento de mivida, ¿a qué tiende mi corazón? Y esta misma pregunta se puede formular a nivel de familia, de comunidad, de nación. ¿Qué es lo que esperamos juntos? ¿Qué une nuestras aspiraciones?, ¿qué tienen en común? En el tiempo anterior al nacimiento de Jesús, era muy fuerte en Israel la espera del Mesías, es decir, de un Consagrado, descendiente del rey David, que finalmente liberaría al pueblo de toda esclavitud moral y política e instauraría el reino de Dios. Pero nadie habría imaginado nunca que el Mesías pudiese nacer de una joven humilde como era María, prometida del justo José.
Ángelus, Plaza de San Pedro, 28 de noviembre de 2010

domingo, 28 de julio de 2013

La homilía de Don Julián 28 de julio

17 T.O. (28 Julio)
Lc 11, 1-13
Orar con el Padrenuestro
Un sacerdote invitó a un hombre de negocios a hacer cada día un rato de oración. El hombre de negocio le dijo que estaba muy ocupado, los negocios es una selva.
El sacerdote le preguntó: “¿Iría usted por la selva con los ojos vendados?” –“¡No, claro que no!”. Entonces el sacerdote dijo: “Si el mundo de los negocios es como una selva, para caminar por ese mundo hay que ir con mente despierta y corazón sosegado. Si en su mente, en su corazón y en sus ojos sólo lleva los negocios, usted camina a ciegas. La oración pondrá su mente clara, sus ojos viendo y su corazón atento.
¿Qué hizo el hombre de negocios? Siguió con sus ojos vendados, sólo cuando sufrió un infarto, su mujer pidió el divorcio y sus hijos le ignoraron, se dio cuenta de su ceguera. ¿Cree usted que es un caso aislado?
El domingo pasado, ya le decía Jesús a Marta lo importante que es pararse, darse un tiempo para escuchar a Dios que nos habla en silencio. En este domingo nos encontramos a los discípulos pidiéndole a Jesús que les enseñe a orar.
¡Guardar silencio! Porque lo importante de la oración no es lo que nosotros pedimos a Dios, sino escuchar qué quiere Dios de nosotros.
Pedir es un gesto de humildad y de esperanza.
Pedimos lo que necesitamos y esperamos que nos lo conceda, y que nos lo concedan aún sin merecerlo.
La oración del Padrenuestro hay que decirlo con el corazón abierto, pues le pedimos a Dios cosas serias comprometiéndonos nosotros: “Perdónanos como nosotros perdonamos”. ¿Perdonamos de verdad?
Tiridates, el mejor amigo del rey Artajerjes, de Persia, murió. El rey Artajerjes lo echaba tanto de menos que le pidió a su esposa, la reina Aspasia, que de vez en cuando se pusiera los mantos del difunto Tiridates pues así amortiguaba su pena, si lo haces te concederá lo que me pidas.
Si Artajerjes le ofreció a su esposo concederle lo que le pidiera por sólo ponerse un manto, ¿se imaginan lo que Dios nos concederá a nosotros sí acudimos a Él con las palabras que nos ha enseñado su Hijo Jesucristo?
     No pretendas cambiar el mundo si tú no cambias antes.
     No obligues a nadie a hacer tu voluntad, sino ofrécele hacer la de Dios.
     Siente vergüenza de pedirle a Dios que te perdone sin tú conceder el perdón a los demás.
     Alégrate con el Reino de Dios, y disponte a acogerlo.
     Pídele que te ayude a no caer en la tentación, pero pon tú algo de tu parte.
Julián Escobar





viernes, 26 de julio de 2013

El valor de la constancia y de la paciencia.....


«Tened, pues, paciencia, hermanos, hasta la venida del Señor» (St 5, 7). Me parece muy importante, en nuestros días, subrayar el valor de la constancia y de la paciencia, virtudes que pertenecían al bagaje normal de nuestros padres, pero que hoy son menos populares en un mundo que, más bien, exalta el cambio y la capacidad de adaptarse a situaciones siempre nuevas y distintas. Sin quitar nada a estos aspectos, que también son cualidades del ser humano, el Adviento nos llama a potenciar la tenacidad interior y la resistencia del alma que nos permiten no desesperar en la espera de un bien que tarda en venir, sino esperarlo, es más, preparar su venida con confianza activa. «Mirad al labrador —escribe san Santiago—; espera el fruto precioso de la tierra aguardándolo con paciencia hasta recibir las lluvias tempranas y tardías. Tened también vosotros paciencia; fortaleced vuestros corazones porque la venida del Señor está cerca» (St 5, 7-8). La comparación con el campesino es muy expresiva: quien ha sembrado en el campo, tiene ante sí algunos meses de espera paciente y constante, pero sabe que mientras tanto la semilla cumple su ciclo, gracias a las lluvias de otoño y de primavera. El agricultor no es fatalista, sino modelo de una mentalidad que une de modo equilibrado la fe y la razón, porque, por una parte, conoce las leyes de la naturaleza y hace bien su trabajo y, por otra, confía en la Providencia, puesto que algunas cosas fundamentales no están en sus manos, sino en manos de Dios. La paciencia y la constancia son precisamente síntesis entre el empeño humano y la confianza en Dios.
Ángelus,  Plaza de San Pedro, 12 de diciembre de 2010


jueves, 25 de julio de 2013

Hoy Apóstol Santiago, Patrón de españa





El 25 de julio la Iglesia celebra la festividad del Apóstol Santiago y en España, además le celebramos como nuestro Patrono. Hoy, fiesta mayor de la Iglesia Universal y especial de España.

Santiago, viene del griego Jakobos froma derivada del nombre del Pariarca  Jacob. El Apóstol Santiago era hijo de Zebedeo y hermano del también Apóstol Juan.  Figura en los Evangelios citado numerosas veces y siempre en los momentos más importantes de la vida de  Jesús. Una tradición cuenta que estuvo en España predicando el Evangelio y en los Hechos de los Apóstoles se dice que fue muerto a espada por orden del rey Herodes hacia el año 40 y también asegura que su cuerpo fue trasladado a España y enterrado en Santiago de Compostela. 

Hoy, pues, es el día indicado para pedir al Apóstol Santiago que interceda por España y que a quienes tienen la responsabilidad del gobierno de los españoles, los guíe para que sus decisiones lo sean en orden al bien común.  

miércoles, 24 de julio de 2013

El ha puesto un límite a su poder....


Hay teólogos que dicen que Dios de ningún modo puede ser omnipotente. Frente a esto, nosotros profesamos nuestra fe en Dios Todopoderoso, Creadordel cielo y de la tierra. Y nos alegramos y agradecemos que Él sea omnipotente. Pero, al mismo tiempo, debemos darnos cuenta de que Él ejerce su poder de manera distinta a como nosotros, los hombres, solemos hacer. Él mismo ha puesto un límite a su poder al reconocer la libertad de sus criaturas. Estamos alegres y reconocidos por el don de la libertad. Pero cuando vemos las cosas tremendas que suceden por su causa, nos asustamos. Fiémonos de Dios, cuyo poder se manifiesta sobre todo en la misericordia y el perdón. Y, queridos fieles, no lo dudemos: Dios desea la salvación de su pueblo. Desea nuestra salvación, mi salvación, la salvación de cada uno. Siempre, y sobre todo en tiempos de peligro y de cambio radical, Él nos es cercano y su corazón se conmueve por nosotros, se inclina sobre nosotros. Para que el poder de su misericordia pueda tocar nuestros corazones, es necesario que nos abramos a Él, se necesita la libre disponibilidad para abandonar el mal, superar la indiferencia y dar cabida a su Palabra. Dios respeta nuestra libertad. No nos coacciona. Él espera nuestro “sí” y, por decirlo así, lo mendiga.
Homilía, Aeropuerto turístico de Friburgo de Brisgovia, 25 de septiembre de 2011 


lunes, 22 de julio de 2013

JMJ 2013 en Río de Janeiro




Desde  hoy lunes 22 de julio hasta el domingo 28 se estará celebrando en Río de Janeiro, Brasil, la Jornada Mundial de la Juventud 2013. Todos sabemos lo que significa esa semana para la juventud de todo el mundo, porque vivimos de cerca la que se celebró en Madrid en agosto de 2011.

El jueves 25 el Papa se trasladará hasta Río para presidir las celebraciones. El que no hayamos acudido a  Río no nos puede dejar indiferentes. Desde aquí nos unimos y solidarizamos con las intenciones de la Jornada y pediremos para que todos los propósitos de evangelización se cumplan porque de esa manera estamos seguros que el mundo será otro.

                                                          - - - - - - - - - - 

Esta es la Oración de la JMJ 2013:


¡Oh Padre! enviaste a Tu Hijo Eterno para salvar el mundo y elegiste hombres y mujeres para que, por Él, con Él y en Él proclamaran la Buena Noticia a todas las naciones. Concede las gracias necesarias para que brille en el rostro de todos los jóvenes la alegría de ser, por la fuerza del Espíritu, los evangelizadores que la Iglesia necesita en el Tercer Milenio. 

¡Oh Cristo! Redentor de la humanidad, Tu imagen de brazos abiertos en la cumbre del Corcovado acoge a todos los pueblos. En Tu ofrecimiento pascual, nos condujiste por medio del Espíritu Santo al encuentro filial con el Padre. Los jóvenes, que se alimentan de la Eucaristía, Te oyen en la Palabra y Te encuentran en el hermano, necesitan Tu infinita misericordia para recorrer los caminos del mundo como discípulos misioneros de la nueva evangelización.

¡Oh Espíritu Santo! Amor del Padre y del Hijo, con el esplendor de Tu Verdad y con el fuego de Tu amor, envía Tu Luz sobre todos los jóvenes para que, impulsados por la Jornada Mundial de la Juventud, lleven a los cuatros rincones del mundo la fe, la esperanza y la caridad, convirtiéndose en grandes constructores de la cultura de la vida y de la paz y los protagonistas de un nuevo mundo.

¡Amén!




Háblame de Dios.....

Dije al almendro: háblame de Dios y el almendro floreció,

Dije al pobre: háblame de Dios, y el pobre me ofreció su capa.

Dije al sueño: háblame de Dios y el sueño se hizo realidad.

Dije a un campesino: háblame de Dios y el campesino me enseñó a labrar.

Dije a la naturaleza: háblame de Dios y la naturaleza se cubrió de hermosura

Dije a un amigo: háblame de Dios y el amigo me enseñó a amar.

Dije a un pequeño: háblame de Dios y el pequeño sonrió.

Dije a un ruiseñor: háblame de Dios y el ruiseñor se puso a cantar.

 Dije a la fuente: háblame de Dios y el agua brotó.

Dije a mi madre: háblame de Dios y mi madre me dio un beso en la frente.

Dije a la gente: habladme de Dios y la gente se amaba.

Dije a la voz: háblame de Dios y la voz no encontró palabras.

Dije al dolor: háblame de Dios y el dolor se transformó en agradecimiento.

Dije a la Biblia: háblame de Dios y la Biblia no paró de hablar

Dije a Jesús: háblame de Dios y Jesús rezó el Padrenuestro.

Dije temeroso al sol poniente: háblame de Dios y el sol se ocultó sin decirme nada. Pero al día siguiente al amanecer, cuando abría la ventana, ya me volvió a sonreir.

(de www,javier)

domingo, 21 de julio de 2013

La Homilía de Don Julián para el domingo 21 de julio

16 T.O. (21 Julio)
Lc 10, 38-42
“Marta lo recibió en su casa”
Equilibrio entre rezar y hacer.
Santa Teresa de Ávila, hablando de la compañía de Jesús, coetáneos de ella, decía: “En la compañía hay muchas cabezas perdidas por un activismo excesivo”. Si no hay tiempo para estar con Dios, para dialogar con Él en oración, es difícil que el tiempo que le demos a los demás sea de calidad, sea tiempo de amor.
¿Hablas con Dios? ¿Haces oración?
Lo dejó escrito el padre Martín Descalzo. Siendo niño lo llevó su madre a visitar la catedral. Él no hacía más que mirar los altares, los techos… su madre le dijo al oído: “Aquí está Dios”. Él miró a todas partes… preguntó a su madre: “Mamá, ¿Dónde está Dios?”. Su madre le respondió: “Dios está aquí, no mires a ningún sitio; éste es un lugar para descubrir a Dios dentro de tu corazón. Dios está en ti mismo”.
Así que hacer oración es mirar dentro de uno mismo, guardar silencio y escuchar a Dios. Hablar con Dios es abrirle el corazón.
El sacerdote veía cada día pasar a un pobre y analfabeto al templo. Se ponía ante el sagrario sentado o de rodillas, así pasaba más de media hora. Un día el sacerdote le preguntó por esta visita diaria.
     “Vengo a ver al Señor”
     “¿Y qué le dice usted al Señor, o el Señor le dice a usted?” – le preguntó el sacerdote.
     “Pues no nos decimos nada. Yo le miro y Él  me mira, no necesitamos más”.
“¡Marta, Marta, andas inquieta y nerviosa con tantas cosas…”. La repetición del nombre es signo de afecto, pero también de amonestación. Es como si le dijese: Marta, vales mucho, eres super buena y trabajadora, pero debes acentuar más la escala de tus valores y preferencias. ¿No soy yo más importante que limpiar el polvo? Si llevamos el corazón lleno de quehaceres, lleno de cosas, no le dejamos lugar a Cristo. Marta había recibido en su casa a Jesús, pero no en su corazón.
“¡Qué feliz sería yo si como Marta pudiera recibir a Jesús!”, decía una Señora. Yo le busqué el pasaje del Evangelio que dice: “Lo que hacéis a uno de estos pequeños, a mí me lo hacéis” (Mt 5, 40). La señora me dijo: “Yo quiero a Cristo en persona, no a sucedáneos”. Me quedé pasmado.
Hay que saber qué es bueno y qué es imprescindible. El trabajo de Marta era bueno, tener todo a punto para Jesús, pero olvidaba que lo imprescindible era estar junto a Jesús, disfrutar de su presencia, llenarse de su amor, escuchar sus palabras.
Hagamos un STOP en nuestra vida, y cada día, en silencio, miremos con el corazón a Dios y sin zozobra por el quehacer, dejémonos mirar por Él.
Julián Escobar,


jueves, 18 de julio de 2013

Los cristianos están llamados a dar nuevo sabor al mundo


El Señor Jesús dice a sus discípulos: «Vosotros sois la sal de la tierra... Vosotros sois la luz del mundo» (Mt 5, 13.14). Mediante estas imágenes llenas de significado, quiere transmitirles el sentido de su misión y de su testimonio. La sal, en la cultura de Oriente Medio, evoca varios valores como la alianza, la solidaridad, la vida y la sabiduría. La luz es la primera obra de Dios creador y es fuente de la vida; la misma Palabra de Dios es comparada con la luz, como proclama el salmista: «Lámpara es tu palabra para mis pasos, luz en mi sendero» (Sal 119, 105). Y también en la liturgia de hoy, el profeta Isaías dice: «Cuando ofrezcas al hambriento de lo tuyo y sacies el alma afligida, brillará tu luz en las tinieblas, tu oscuridad como el mediodía» (58, 10). La sabiduría resume en sí los efectos benéficos de la sal y de la luz: de hecho, los discípulos del Señor están llamados a dar nuevo «sabor» al mundo, y a preservarlo de la corrupción, con la sabiduría de Dios, que resplandece plenamente en el rostro del Hijo, porque él es la «luz verdadera que ilumina a todo hombre» (Jn 1, 9). Unidos a él, los cristianos pueden difundir en medio de las tinieblas de la indiferencia y del egoísmo la luz del amor de Dios, verdadera sabiduría que da significado a la existencia y a la actuación de los hombres.
Ángelus, Plaza de San Pedro, 6 de febrero de 2011

martes, 16 de julio de 2013

Dios es bueno y no desea nuestro mal


Jesús es interpelado acerca de algunos hechos luctuosos: el asesinato, dentro del templo, de algunos galileos por orden de Poncio Pilato y la caída de una torre sobre algunos transeúntes (cf. Lc 13, 1-5). Frente a la fácil conclusión de considerar el mal como un efecto del castigo divino, Jesús presenta la imagen verdadera de Dios, que es bueno y no puede querer el mal, y poniendo en guardia sobre el hecho de pensar que las desventuras sean el efecto inmediato de las culpas personales de quien las sufre, afirma: "¿Pensáis que esos galileos eran más pecadores que todos los demás galileos, porque han padecido estas cosas? No, os lo aseguro; y si no os convertís, todos pereceréis del mismo modo" (Lc 13, 2-3). Jesús invita a hacer una lectura distinta de esos hechos, situándolos en la perspectiva de la conversión: las desventuras, los acontecimientos luctuosos, no deben suscitar en nosotros curiosidad o la búsqueda de presuntos culpables, sino que deben representar una ocasión para reflexionar, para vencer la ilusión de poder vivir sin Dios, y para fortalecer, con la ayuda del Señor, el compromiso de cambiar de vida. Frente al pecado, Dios se revela lleno de misericordia y no deja de exhortar a los pecadores para que eviten el mal, crezcan en su amor y ayuden al prójimo en situación de necesidad, para que vivan la alegría de la gracia y no vayan al encuentro de la muerte eterna. Pero la posibilidad de conversión exige que aprendamos a leer los hechos de la vida en la perspectiva de la fe, es decir, animados por el santo temor de Dios. En presencia de sufrimientos y lutos, la verdadera sabiduría es dejarse interpelar por la precariedad de la existencia y leer la historia humana con los ojos de Dios, el cual, queriendo siempre y solamente el bien de sus hijos, por un designio inescrutable de su amor, a veces permite que se vean probados por el dolor para llevarles a un bien más grande.
Ángelus, Plaza de San Pedro, 7 de marzo de 2010

lunes, 15 de julio de 2013

¿Transmitimos la fe?

Este el número 38 de los apartados de la Encíclica "Lumen Fidei" que acaba de ser publicada.

Si se lee despacio y con atención, se encontrará cómo se justifica que la fe se trasmita de generación en generación a través de una cadena ininterrumpida que comenzó con los testigos......

“La transmisión de la fe, que brilla para todos los hombres en todo lugar, pasa también por las coordenadas temporales, de generación en generación. Puesto que la fe nace de un encuentro que se produce en la historia e ilumina el camino a lo largo del tiempo, tiene necesidad de transmitirse a través de los siglos. Y mediante una cadena ininterrumpida de testimonios llega a nosotros el rostro de Jesús. ¿Cómo es posible esto? ¿Cómo podemos estar seguros de llegar al ‘verdadero Jesús’ a través de los siglos?
Si el hombre fuese un individuo aislado, si partiésemos solamente del ‘yo’ individual, que busca en sí mismo la seguridad del conocimiento, esta certeza sería imposible. No puedo ver por mí mismo lo que ha sucedido en una época tan distante de la mía. Pero ésta no es la única manera que tiene el hombre de conocer. La persona vive siempre en relación. Proviene de otros, pertenece a otros, su vida se ensancha en el encuentro con otros.
Incluso el conocimiento de sí, la misma autoconciencia, es relacional y está vinculada a otros que nos han precedido: en primer lugar nuestros padres, que nos han dado la vida y el nombre. El lenguaje mismo, las palabras con que interpretamos nuestra vida y nuestra realidad, nos llega a través de otros, guardado en la memoria viva de otros. El conocimiento de uno mismo sólo es posible cuando participamos en una memoria más grande.
Lo mismo sucede con la fe, que lleva a su plenitud el modo humano de comprender. El pasado de la fe, aquel acto de amor de Jesús, que ha hecho germinar en el mundo una vida nueva, nos llega en la memoria de otros, de testigos, conservado vivo en aquel sujeto único de memoria que es la Iglesia”.

Y ahora se me ocurre una pregunta ¿ esta generación está trasmitiendo debidamente la fe? Y otra pregunta ¿es consciente de que si no trasmite la fe...la cadena se interrumpe y falta además al cumplimiento de "ir por el mundo y anunciar el Evangelio?

                                                                      - - - - - - - - - - - - -

domingo, 14 de julio de 2013

La homilía de Don Julián 15 T.O. 14 de julio

15 T.O. (15 Julio)
Lc 10, 25-37
Los fariseos habían envuelto los 10 mandamientos en 613 normas y preceptos. Ahora, Jesús les dice que valen poco, muy poco esas normas y preceptos, que lo importante, lo realmente importante es amar a Dios y al prójimo. ¿Y quién es mi prójimo? Todos son prójimos, pero en especial el necesitado más próximo. ¿Y si no me cae bien el necesitado más próximo? Pues con más esmero debes tratarlo si te quieres parecer a
Cristo. El samaritano atendió a un Judío y eso que los judíos despreciaban a los samaritanos, y antes que el samaritano habían pasado por allí dos judíos, que despreciaron al judío apaleado.
Pon amor en todo lo que hagas y haz todo con amor. Y “haz el bien sin mirar a quién”, pues toda persona ha sido creada a “imagen y semejanza de Dios”, así que todos son prójimos porque todos somos hijos de Dios.
San Juan de Kenti, profesor de la Universidad de Cracovia (1473), una vez reunidos sus alumnos en el comedor, les dijo: “si en alguna ocasión mientras estamos comiendo llama un pobre a la puerta, el que abra la puerta al ver al pobre diga en voz alta: “¡Es un pobre!”, y todos nos pongamos de pie y digamos: “¡Cristo ha llegado!” y nuestra mejor comida le sea ofrecida”.
Tengan cuidado de no caer en la soberbia, pues soberbio es aquel que se cree que es más que quien lo necesita. ¡Todos necesitamos de Dios y Él jamás cae en la soberbia! Dice Boecio que “mientras todos los vicios huyen de Dios, la soberbia le hace cara”.
La persona humilde no se considera superior a nadie, ni deja de prestar ayuda al más humilde por considerarlo “poca cosa”.
¿Sabes lo que significa Samaritano? Significa “Guardian”. Los samaritanos eran los habitantes de la región montañosa de Samaría, población pagana y judía, producto de la deportación de los asirios, que después de la destrucción del reino del Norte, en el año 722 aC asentaron en ésta región grupos de colonos extranjeros, por esto los judíos los tenían como enemigos paganos. Los samaritanos se consideraban los “guardianes” de la única religión verdadera, pero fueron excluidos por Nehemías, así que construyeron un santuario en el monte Garizim. En tiempos de Cristo era muy profunda la rivalidad de los judíos con los samaritanos. En la parábola de hoy, Jesús los pone como modelo.
Los cristianos tenemos que ser los “guardianes” del bien, del amor al prójimo.

¡Señor, haz de mí un instrumento de tu paz!
Que allí donde haya odio, ponga yo amor;
donde haya ofensa, ponga yo perdón;
donde haya discordia, ponga yo unión;
donde haya error, ponga yo verdad;
donde haya duda, ponga yo fe;
donde haya desesperación, ponga yo esperanza;
donde haya tinieblas, ponga yo luz;
donde haya tristeza, ponga yo alegría.

¡Oh, Maestro!, que no busque yo tanto
ser consolado como consolar;
ser comprendido, como comprender;
ser amado, como amar.

Porque dando es como se recibe;
olvidando, como se encuentra;
perdonando, como se es perdonado;
muriendo, como se resucita a la vida eterna. (San Francisco de Asís)




jueves, 11 de julio de 2013

El arrepentimiento es la medida de la fe......


¿cómo no abrir nuestro corazón a la certeza de que, a pesar de ser pecadores, Dios nos ama? Él nunca se cansa de salir a nuestro encuentro, siempre es el primero en recorrer el camino que nos separa de él. El libro del Éxodo nos muestra cómo Moisés, con confianza y súplica audaz, logró, por decirlo así, desplazar a Dios del trono del juicio al trono de la misericordia (cf. 32, 7-11.13-14). El arrepentimiento es la medida de la fe; y gracias a él se vuelve a la Verdad. Escribe el apóstol san Pablo: «Encontré misericordia porque obré por ignorancia en mi infidelidad» (1 Tm 1, 13). Retomando la parábola del hijo que regresa «a casa», notamos que cuando aparece el hijo mayor indignado por la acogida festiva dada a su hermano, de nuevo es el padre quien sale a su encuentro y sale para suplicarle: «Hijo, tú siempre estás conmigo, y todo lo mío es tuyo» (Lc 15, 31). Sólo la fe puede transformar el egoísmo en alegría y restablecer relaciones justas con el prójimo y con Dios. «Convenía celebrar una fiesta y alegrarse —dice el padre— porque este hermano tuyo… estaba perdido, y ha sido hallado» (Lc 15,32).
Ángelus, Palacio Apostólico de Castelgandolfo, 12 de septiembre de 2010

martes, 9 de julio de 2013

De las tres tentaciones que Satanás.....


De las tres tentaciones que Satanás plantea a Jesús, la primera tiene su origen en el hambre, es decir, en la necesidad material: "Si eres Hijo de Dios, dile a esta piedra que se convierta en pan". Pero Jesús responde con la Sagrada Escritura: "No sólo de pan vive el hombre" (Lc 4, 3-4; cf. Dt 8, 3). Después, el diablo muestra a Jesús todos los reinos de la tierra y dice: todo será tuyo si, postrándote, me adoras. Es el engaño del poder, que Jesús desenmascara y rechaza: "Al Señor, tu Dios adorarás, y a él solo darás culto" (cf. Lc 4, 5-8; Dt 6, 13). No adorar al poder, sino sólo a Dios, a la verdad, al amor. Por último, el Tentador propone a Jesús que realice un milagro espectacular: que se arroje desde los altos muros del Templo y deje que lo salven los ángeles, para que todos crean en él. Pero Jesús responde que no hay que tentar a Dios (cf. Dt 6, 16). No podemos "hacer experimentos" con la respuesta y la manifestación de Dios: debemos creer en él. No debemos hacer de Dios "materia" de "nuestro experimento". Citando nuevamente la Sagrada Escritura, Jesús antepone a los criterios humanos el único criterio auténtico: la obediencia, la conformidad con la voluntad de Dios, que es el fundamento de nuestro ser. También esta es una enseñanza fundamental para nosotros: si llevamos en la mente y en el corazón la Palabra de Dios, si entra en nuestra vida, si tenemos confianza en Dios, podemos rechazar todo tipo de engaños del Tentador.
Ángelus, Plaza de San Pedro, 21 febrero de 2010

domingo, 7 de julio de 2013

La Homilía de Don Julián 13 T.O. 7 de julio

14 T.O. (7 Julio)
Lc 10, 1-12, 17-20
El Papa Pablo VI decía: “la fe debe ser propuesta, nunca impuesta”, porque imponer es lo contrario de los deseos y acciones de Dios. Los cristianos debemos ofrecer el Evangelio desde nuestro servicio a malos y buenos.
Jesús nos dice: “Poneos en camino… curad enfermos y decid: Está cerca de vosotros el Reino de Dios”, tan cerca que si miráis en vuestro corazón lo veréis en él.
Pero al comenzar, Jesús, el Evangelio de hoy,  nos hace un ruego: “La mies es mucha, los obreros son pocos, rogar… para que haga más obreros”, es decir, sacerdotes y hombres y mujeres consagrados.
La Iglesia necesita laicos y sacerdotes para su normal funcionamiento. ¿Qué sería de un Hospital que sólo hubiese cirujanos? ¿O sólo anestesistas, o sólo enfermos? ¡Sería un caos! Así, la Iglesia nos necesita a todos los bautizados, y que todos desempeñemos lo mejor que podamos la vocación a la que Dios nos ha llamado.
Desde el nacimiento de la Iglesia, los cristianos se dieron cuenta de que había que atender a los más pobres. El atender a los pobres es tarea de todo cristiano. Así surgió la Diaconía, que es una palabra griega que significa “SERVICIO”, recordemos que el mismo Cristo se presentó “como el que sirve”(Lc 22, 27). Unos cristianos no pueden desentenderse del servicio a los demás. Los cristianos que se conforman con aplaudir o contemplar a otros cristianos que sirven y curan de múltiples necesidades a los pobres, son pobres cristianos espectadores.
Jesús nos dice que cuando vayamos a comunicar el Evangelio vayamos descalzos. ¿Cómo interpreto yo esto? Sentir los pies, las plantas de los pies sobre la tierra, el hielo o el asfalto, es como sentir las necesidades, corporales y espirituales de los demás, en nuestra propia carne. Jesús no nos lo recomienda para molestarnos sino que es figura de sentir como propio el sufrimiento de los demás.
Hay que ofrecerles a todos el Evangelio:
Siembra por donde vayas tu buen ejemplo.
ve por todos los caminos con tu fe encendida
no vayas con cara avinagrada
que tu ánimo anime a los demás
sé pobre, pero enriqueciendo
A los que se quejen del camino recuérdales que deben dar gracias porque tienen piernas para caminar
y cada noche, antes de irte a la cama, dale gracias a Dios por el día que termina y pídele que suscite corazones generosos que vayan de obreros a su pueblo, a su mies, a ser servidores del Evangelio.

viernes, 5 de julio de 2013

El hombre es grande solo si Dios es grande


Antes se pensaba y se creía que, apartando a Dios y siendo nosotros autónomos, siguiendo nuestras ideas, nuestra voluntad, llegaríamos a ser realmente libres, para poder hacer lo que nos apetezca sin tener que obedecer a nadie. Pero cuando Dios desaparece, el hombre no llega a ser más grande; al contrario, pierde la dignidad divina, pierde el esplendor de Dios en su rostro. Al final se convierte sólo en el producto de una evolución ciega, del que se puede usar y abusar. Eso es precisamente lo que ha confirmado la experiencia de nuestra época. El hombre es grande, sólo si Dios es grande. Con María debemos comenzar a comprender que es así. No debemos alejarnos de Dios, sino hacer que Dios esté presente, hacer que Dios sea grande en nuestra vida; así también nosotros seremos divinos:  tendremos todo el esplendor de la dignidad divina. Apliquemos esto a nuestra vida. Es importante que Dios sea grande entre nosotros, en la vida pública y en la vida privada. En la vida pública, es importante que Dios esté presente, por ejemplo, mediante la cruzen los edificios públicos; que Dios esté presente en nuestra vida común, porque sólo si Dios está presente tenemos una orientación, un camino común; de lo contrario, los contrastes se hacen inconciliables, pues ya no se reconoce la dignidad común. Engrandezcamos a Dios en la vida pública y en la vida privada. Eso significa hacer espacio a Dios cada día en nuestra vida, comenzando desde la mañana con la oración y luego dando tiempo a Dios, dando el domingo a Dios. No perdemos nuestro tiempo libre si se lo ofrecemos a Dios. Si Dios entra en nuestro tiempo, todo el tiempo se hace más grande, más amplio, más rico.
Homilía, Castel Gandolfo, 15 de agosto de 2005

jueves, 4 de julio de 2013

Yo no me hago cristiano....


Dios ya no es un Dios muy lejano, no es una realidad para discutir —si existe o no existe—, sino que nosotros estamos en Dios y Dios está en nosotros. La prioridad, la centralidad de Dios en nuestra vida es una primera consecuencia del Bautismo. A la pregunta: «¿Existe Dios?», la respuesta es: «Existe y está con nosotros; es fundamental en nuestra vida esta cercanía de Dios, este estar en Dios mismo, que no es una estrella lejana, sino el ambiente de mi vida». Esta sería la primera consecuencia y, por tanto, debería decirnos que nosotros mismos debemos tener en cuenta esta presencia de Dios, vivir realmente en su presencia. […] nosotros no nos hacemos cristianos. Llegar a ser cristiano no es algo que deriva de una decisión mía: «Yo ahora me hago cristiano». Ciertamente, también mi decisión es necesaria, pero es sobre todo una acción de Dios conmigo: no soy yo quien me hago cristiano, yo soy asumido por Dios, tomado de la mano por Dios y, así, diciendo «sí» a esta acción de Dios, llego a ser cristiano. Llegar a ser cristianos, en cierto sentido, es pasivo: yo no me hago cristiano, sino que Dios me hace un hombre suyo, Dios me toma de la mano y realiza mi vida en una nueva dimensión. Como yo no me doy la vida, sino que la vida me es dada; nací no porque yo me hice hombre, sino que nací porque me fue dado el ser humano. Así también el ser cristiano me es dado, es un pasivo para mí, que se transforma en un activo en nuestra vida, en mi vida. Y este hecho del pasivo, de no hacerse cristianos por sí mismos, sino de ser hechos cristianos por Dios, implica ya un poco el misterio de la cruz: sólo puedo ser cristiano muriendo a mi egoísmo, saliendo de mí mismo. Un tercer elemento que destaca de inmediato en esta visión es que, naturalmente, al estar inmerso en Dios, estoy unido a los hermanos y a las hermanas, porque todos los demás están en Dios, y si yo soy sacado de mi aislamiento, si estoy inmerso en Dios, estoy inmerso en la comunión con los demás. Ser bautizados nunca es un acto «mío» solitario, sino que siempre es necesariamente un estar unido con todos los demás, un estar en unidad y solidaridad con todo elCuerpo de Cristo, con toda la comunidad de sus hermanos y hermanas. Este hecho de que el Bautismo me inserta en comunidad rompe mi 
aislamiento. Debemos tenerlo presente en nuestro ser cristianos.
Lectio Divina, Basílica de San Juan de Letrán, 11 de junio de 2012

martes, 2 de julio de 2013

La esperanza cristiana nunca es individual....


"He resucitado y ahora estoy siempre contigo", nos dice el Señor, y mi mano te sostiene. Dondequiera que puedas caer, caerás entre mis manos, y estaré presente incluso a las puertas de la muerte. A donde ya nadie puede acompañarte y a donde no puedes llevar nada, allí te espero para transformar para ti las tinieblas en luz. Pero la esperanza cristiana nunca es solamente individual; también es siempre esperanza para los demás. Nuestras existencias están profundamente unidas unas a otras, y el bien y el mal que cada uno realiza también afecta siempre a los demás. Así, la oración de un alma peregrina en el mundo puede ayudar a otra alma que se está purificando después de la muerte. Por eso hoy la Iglesia nos invita a rezar por nuestros queridos difuntos y a visitar sus tumbas en los cementerios. Que María, Estrella de la esperanza, haga más fuerte y auténtica nuestra fe en la vida eterna y sostenga nuestra oración de sufragio por los hermanos difuntos.
Ángelus, Plaza de San Pedro, 2 de noviembre de 2008