domingo, 26 de mayo de 2013

La homilia de D. Julián en la Festividad de la Trinidad


S. Trinidad (26 Mayo)
S. Juan 16, 12-15

“Cuando venga él, el Espíritu de la Verdad”
Sólo Dios tiene, es, la Verdad. Cuando decimos u oímos a alguien decir: “¡Ésta es la pura verdad!”, deberíamos responderle: “Esa es tu verdad”. Tu verdad, mi verdad, la verdad de aquel… pero la verdad es Dios. Pilato preguntó a Jesús: “¿Y qué es la verdad?”. Jesús no le respondió. ¿Por qué? ¿Por qué no le respondió? Porque Pilato no buscaba la verdad, buscaba una justificación a su cobardía: Condenar a muerte a un inocente.
Recordemos, una vez más, a San Agustín paseándose por la playa. Ve a un jovencito que ha hecho un hoyo en la arena y con un cubo va cogiendo agua del mar y echándola en el hoyo. Después de un buen rato observando. San Agustín le pregunta: “¿Qué pretendes hacer?”. EL adolescente le responde: “Voy a coger toda el agua del mar y meterla en mi hoyo”. “¡Eso es imposible”, le dice san Agustín. El adolescente se le queda mirando y le responde: “Más imposible es meter en tu cabeza, en tu razón, en tu conocimiento un misterio de Dios y tú quieres hacerlo con el Misterio Trinitario”. ¿Quién era ese joven que dice esto? Se supone que un ángel.
La Santísima Trinidad ¿es un misterio que nos aburre? ¡No! Nuestra manera de pensar yd e expresar es lo que es puro aburrimiento. Todos los misterios de Dios son alegres, como tesoros que vamos a descubrir. Lo que sucede es que en vez de admirarnos por lo que Dios es y por lo que nos ama, intentamos entenderlo y explicarlo como si los Misterios fueran teorías matemáticas. El amor de unos esposos por sus hijos, ¿en qué ecuación matemática entra?
Quizás en vez de preguntarnos cómo es Dios, lo que hay que hacer es amar a Dios, confiar en Él, ponernos en sus manos. Dios se da a conocer en el Amor no en silogismo teológicos.
Una niña está con su madre en Misa. Ve venir a la gente de comulgar y le dice a su madre: “Me parece que yo no querré hacer la primera comunión”. ¿Por qué? Porque la oblea que dan debe amargar. ¡No es amarga, hija! Es pan. Pues entonces, ¿por qué ponen esa cara tan rara los que vienen de comulgar?”


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