domingo, 12 de mayo de 2013

La Homilía de D. Julián del Domingo de la Ascensión



Todos conocemos a personas que quieren ascender, subir para
mandar, pisar, explotar o incluso dominar a los demás.


Jesús, en cambio, sube para bendecirnos, ayudarnos y darnos ejemplo de que el más importante es quien es capaz de “servir”, de dar la mano para levantar al caído.

Jesús, subió a la Cruz, no para acusar o condenar, sino para perdonar, para servirnos con su amor y redención.

Y ahora que Jesús Asciende a los Cielos, ¿qué ocurre con nosotros? Jesús nos da la respuesta: Ahora “vosotros sois mis testigos”. ¡Haced lo que yo he hecho, hablar como yo he hablado, tratar a los demás como yo os he tratado!

Al reconstruir una Iglesia bombardearla en la II Guerra Mundial, sacaron entre los escombros una tabla de Cristo Crucificado, pero le faltaban las piernas y los brazos. ¿Qué hacer con esa imagen?
Unos propusieron mandarla a restaurar, pero se impusieron los que dijeron que fuera así colocada en el Altar Mayor con unas letras como si fueran palabras de Cristo mismo: “Ahora mis brazos y mis piernas sois vosotros”.

Efectivamente, nosotros somos miembros de la Iglesia, nosotros el Cuerpo y Cristo la cabeza. Y si somos buenos cristianos tenemos que ser los brazos de Cristo. ¡Ayudar a levantarse al caído, ofrecer pan al hambriento, acariciar a las personas rotas por las desdichas! Tenemos que ser las piernas y los pies de Cristo. ¡Cargar sobre nosotros las ofensas sin ofender; ir delante de los no creyentes señalándoles el camino que conduce a Cristo; ser las piernas de los que no se sienten con fuerzas para vivir con la dignidad de cristianos!

Un día le pedí a Dios instrucciones para vivir en esta tierra, valle de lágrimas. Dios se acercó su voz a mi oído y me digo:

  • Sé como el día, que llega y se retira sin alardes
  • Sé como agua de manantial, buena y transparente.
  • Sé como el oasis, que da agua al desierto
  • sé como los pájaros, come, canta, bebe y vuela
  • sé como las flores, enamoradas del sol, pero fieles a sus raíces
  • sé como el río, siempre adelante.
y sobre todas las cosas:

SÉ COMO EL CIELO: morada de Dios

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