domingo, 1 de diciembre de 2013

La homilía de Don Julián para el domingo 29 de noviembre

1 Adviento (29 Noviembre)


Mt 24, 37-44
“Estad preparados… cuando menos penséis viene vuestro Señor”.
Un joven caminaba con su padre. El padre se para en una curva del camino y después de unos segundos de silencio pregunta a su hijo:
-         Además del cantar de los pájaros, ¿escuchas algo más?
-         agudicé mis oídos y segundos después respondí: escucho el ruido de una carreta.
-         Sí, es una carreta vacía.
-         Padre, ¿Cómo sabes que es un carreta vacía, si no la ves?
Entonces mi padre me dijo:
-         Es fácil saberlo. Cuando está vacía hace mucho ruido. Cuánto más vacía más ruido hace.
-         Me convertí en adulto y cuando veo que una persona habla mucho,, interrumpiendo la conversación de todos, siendo inoportuna o violenta, presumiendo de lo que tiene o incluso haciendo de menos a los demás, OIGO LA VOZ de mi padre diciéndome: “Cuanto más vacía es la carreta, mayor es el ruido que hace”.
-         La humildad consiste en callar nuestras virtudes
-         Existen personas tan pobres que sólo tienen dinero
-         Nadie está más vacío que aquel que está lleno de sí mismo.
Adviento
Comienza el año litúrgico. Adviento es preparación espiritual para la Navidad, para recibir a Jesús. Pero ¿a cuántos les interesa hoy recibir a Jesús? Pensemos que la liturgia no es mero recuerdo de lo que sucedió hace 2000 años. La liturgia es PRESENCIA VIVA de lo que celebramos. Así como los israelitas cuando conmemoran la pascua, su salida de Egipto, hace más de 3000 años, los padres o abuelos en la cena familia dicen: “Esta noche estamos saliendo de Egipto”, así nosotros en la liturgia hablamos en presente. De no ser así la liturgia sería una carreta vacía.
Cuando se lee el Evangelio es Cristo dirigiéndose a nosotros; en la Eucaristía es Él muriendo en la Cruz y Resucitando. Si no fuera así la lectura de Evangelio sería lectura de n simple escrito de hace 2000 años, y la Eucaristía unas escenas de historia antigua.
¡Cristianos! abrid vuestros corazones a Dios como la Virgen María, como san José. Y no sólo los cristianos deben abrir sus corazones sino ser altavoces del evangelio. Vivir “vigilante” quiere decir que se ansía la presencia de Jesús y que el gozo de la espera no nos lo guardamos, sino que lo publicamos.
La sociedad está llena de murmullos, de cotilleos, lejos de escuchar la voz de Dios. Por eso todo cristiano tiene que ser altavoz del Evangelio. Esta Semana podemos quedarnos con las palabras de profeta Isaías: “Aquí brillará su luz, hacia la Iglesia caminarán los gentiles… Él iluminará nuestros caminos. El desorden se convertirá en paz, justicia y amor” (Is 2, 1-5).
Usted cristiano:
-         Si cae, levántese
-         Si fracasa, vuelva a comenzar
-         Si el dolor le golpea, afróntelo.

-         Y no permita que nadie le robe la Esperanza, pues adviento es la Esperanza con alas nuevas que vuela al encuentro del Niño que nacerá en un pesebre en Belén.

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