martes, 25 de junio de 2013

La Sagrada Escritura une el concepto de libertad con el de filiación


La sagrada Escritura une el concepto de libertad con el de filiación. Dice san Pablo:  "No habéis recibido un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar:  ¡Abbá, Padre!" (Rm 8, 15). ¿Qué significa esto? San Pablo presupone el sistema social del mundo antiguo, en el que existían los esclavos, los cuales no tenían nada y por eso no podían intervenir responsabilidad. Prescindiendo del contexto sociológico de aquel tiempo, vale siempre el principio:  libertad y responsabilidad van juntas. La verdadera libertad se demuestra en la responsabilidad, en un modo de actuar que asume la corresponsabilidad con respecto al mundo, con respecto a sí mismos y con respecto a los demás. Es libre el hijo, al que pertenece la cosa y que por eso no permite que sea destruida. Ahora bien, todas las responsabilidades mundanas, de las que hemos hablado, son responsabilidades parciales, pues afectan sólo a un ámbito determinado, a un Estado determinado, etc.
para hacer que las cosas funcionaran como debían. En contraposición estaban los hijos, los cuales eran también los herederos y, por eso, se preocupaban de la conservación y de la buena administración de sus propiedades o de la conservación del Estado. Dado que eran libres, tenían también una
Homilía en la Vigilia de Pentecostés, Plaza de San Pedro, 3 de junio de 2006

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