domingo, 30 de junio de 2013

La Homilía de Don Julián 13 T.O. 30 de junio

13 T.O. (30 Junio)
Lc 9, 51-62
Las heridas y la incredulidad del Mundo no se curan pidiendo al Cielo que envíe castigos, sino amando hasta que duela amar tanto y siendo buenos cristianos. El día que los “paganos”, los anti-católicos se les escape la exclamación: “¡Mirad como se aman los cristianos!”, como ocurrió en la primera edad del Cristianismo, todo será diferente. Pero sin ser utópicos: Siempre habrá millones de personas que como Gestas el ladrón, no creerán e insultarán a los Dimas creyentes.
Nuestra sociedad necesita buenos cristianos y no ángeles apocalípticos.
Quien ama tiene un corazón con grietas por las que chorrea Evangelio. Pues “de la abundancia del corazón, habla la boca”.
Quien no ama de su corazón sólo salen excusas porque no tiene valor para comprometerse y se pasa su existencia diciendo: ¡Mañana, mañana, Señor, comenzaré a ser buen cristiano, te lo prometo! Estos cristianos-excusas son como esos letreros que hay en algunos bares en los que se lee: “Hoy no fiamos, mañana sí”.
El amor, si es verdadero, perdura y crece con el tiempo.
Napoleón dijo: “César Augusto, Alejandro Magno y yo, hemos creado grandes imperios en la tierra, pero los hemos creado con la fuerza y con guerras, con prepotencia y el poder de las armas, por eso cuando muramos, nadie nos va a seguir. En cambio a Jesucristo, que fundó su reino sobre el Amor y sólo en el Amor, murió y, hoy y siempre, le seguirán millones y millones de seres humanos dispuestos a dar la vida por ese Reino de Amor”.
Los ciudadanos de ese Reino de Amor sabemos que entre esos millones y millones, hay cristianos excusándose, que no terminan de poner la mano en el arado. Pero la gran mayoría de los cristianos, siguen a Cristo sin ponerle peros. ¡Ahí están los Santos y los Mártires de todos los tiempos!
Hay que estar vigilantes. Está de moda todo lo light. Los cristianos corremos el riesgo de ser light en nuestra manera de vivir el Evangelio.
¿Cómo vives tú el Evangelio?
No olvides:
Cuando eres desprendido, toda tu persona vale;
Cuando eres tacaño, tu persona es miserable.
El famoso doctor y escritor austriaco V. Frankl estaba preso en un campo de exterminio durante la II guerra mundial. Él y un amigo iba a huir de aquel infierno, pero… “… miré a todos los enfermos amontonados, tendidos sobre tablones podridos… Me acerqué a un paisano mío, ya casi muerto que yo pretendía salvar… con voz cansada me preguntó: ¿Te vas tu también? Yo se lo negué… su mirada era suplicante. Salí corriendo del barracón y le dije a mi amigo que no podía irme… que me quedaba. Volví al barracón, me senté a los pies de mi paisano y traté de consolarlo. Jamás tuve una paz interior tan grande.”.
Al mundo se le cura sirviendo con el Evangelio, no pidiendo fuego al cielo. Y ya sabes, si no puedes ser médico, sé tirita; pero nunca hieras a nadie.
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