domingo, 2 de junio de 2013

La Homilía de D. Julián del domingo del Corpus Christi


Corpus Christi  (2 de junio)


Mc 10, 46-52

Y dijo Jesús: “Dadles vosotros de comer”
Jesús, se hace voz y slogan de Cáritas en este día y nos invita, como lo hizo hace 2000 años a darles de “comer a los hambrientos”. Hay muchos Lázaros sentados en las puertas del INEM. Jesús nos dice: “Míralos con amor y sé solidario con ellos, comparte sus tristezas y ofréceles lo que puedas”.
Dios es Amor, Jesucristo es Pan, el Espíritu Santo es Fuerza, y nos piden que los cristianos seamos sus repartidores. Por eso cuando pronunciamos Cáritas estamos diciendo: Los cristianos somos unos panes y unos peces para los hambrientos. Somos cestos llenos de esperanzas para los desesperados, somos toneladas de Fe para los que nada esperan.
Sobre muchos sagrarios está un Pelícano que con su pico se arranca trozos de carne de su propio cuerpo y se la va dando a comer a sus polluelos. Esta imagen es imagen de Cristo que en cada Eucaristía nos ofrece como comida de Vida eterna su cuerpo. ¡Dios alimenta a sus hijos con el Cuerpo y Sangre de su Hijo!
“Dadles vosotros de comer”
¿Puede un bautizado llamarse Cristo, proclamar que Cristo es el Pan de la vida y luego no ser él pan para los hambrientos y protección para los desprotegidos?
San Cipriano de Cartago (258) martirizado en tiempos del emperador Valerio, tiene una frase que es un martillazo en nuestra conciencia. Dice: “Cuando los ricos no llevan a Misa lo que necesitan los pobres, no celebran el sacrificio del Señor”.
Los ricos no son sólo los banqueros, ricos son lo que no comparten. Ricos en egoísmo e indiferencia podemos ser ustedes y yo. Pobres no son sólo los que necesitan pan, también los tristes, los ancianos ignorados, los niños no nacidos que nadie habla por ellos.
Hay en las Descalzas Reales de Madrid una imagen de Cristo Yacente, y en el lugar de su corazón hay un hueco donde el Jueves Santo se coloca una Sagrada Forma y así ser adorado.
Cáritas son las manos de Cristo que reparten pan, abrazos al desconsolado, mitigan el sufrimiento de los que son ignorados.
El ateísmo niega la existencia de Dios, ve sólo cosas a su alrededor. Los teístas aceptan a Dios, pero lo separan del mundo. Nosotros hoy cantaremos con plena convicción: “¡Dios está aquí!” Y lo demostramos siendo pan, alegría, esperanza para un mundo que “tiene ojos y no quiere ver, oídos y no quiere oír” a los Lázaros de nuestro tiempo.
EL Beato Federico Ozanam comentaba: “En la Eucaristía se consuma el supremo abrazo de Cristo con los hombres”. Y los hombres abrazan a Cristo en sus hermanos necesitados,  porque un día Cristo nos mirará y nos dirá: “Tuve hambre y …, tuve sed y …”. Ese silencio quedará lleno de nuestras buenas obras o vacío para siempre.
Manzoní, uno de los mayores escritores italianos modernos, era un gran católico. Enfermo, quería ir a Misa. Pero no se lo permiten.
-         ¿No ves que no puedes ir?
-         ¡Claro que puedo! Si se tratara de ir al banco a cobrar el billete de la lotería que me hubiese tocado, me arroparíais, me cuidaríais y me llevaríais. ¿Por qué no hacéis esto y me lleváis a misa?

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