viernes, 2 de enero de 2015

Un año para actuar y vivir el Evangelio

¡Feliz Año Nuevo! Comenzamos el año celebrando la Solemnidad de María, e inmediatamente la circuncisión y la Presentación en el Templo, dándole el nombre de Jesús; esto sucedió al octavo día. También, el Día Mundial de Oración por la Paz, día en que el Santo Padre nos pide que recemos especialmente por la paz en Tierra Santa y en todo el mundo. Y por las familias, por el barrio…
 
¡Paz a las familia, paz a cada miembro de la familia!

Paz en nuestras relaciones entre hombres y mujeres, que ha sido muy distorsionado a causa de distintas ideologías. Estas ideas y actitudes muy adversas han llegado a ser un maremoto. El hombre y la mujer, ¿se miran con respeto, se valoran con sinceridad?

Entonces la primera lección es que los hombres y mujeres se traten uno al otro con el máximo respeto.

La segunda lección es la Co-Responsabilidad para los dones de Dios. Honestidad en casa y en el trabajo, generosidad en todo momento y siempre mantener a su espos@ en su mente.

Tercero y más importante, poner a Dios en primer lugar. Si nuestra relación con Dios es correcta, todas las otras relaciones van a ocupar su propio lugar.

Una joven me decía que rezaba mucho para encontrar un buen esposo. Le pregunté qué cualidades buscaba en un esposo futuro. "Padre," me dijo, "no me importa si es guapo o feo, gordo o flaco, rico o pobre. Lo que quiero es un hombre que ame a Dios más que a mí, porque sé que amando a Dios me amará a mí." Después de unos meses, la vi en el templo con un joven - nadie diría que es guapo y ciertamente no era rico-, pero tenía una fe profunda en Dios. ¡Cuentos chinos! ¡Moralejas rancias! ¿Su experiencia se lo desdice?
Mirando a María, que supo dejarse guiar y conducir por el Señor y que guardaba en su corazón todas sus vivencias, al comenzar este año, veamos de qué manera podemos asumir las actitudes y las disposiciones que tuvo Ella para ser escogida por Dios como Madre de Cristo.
A lo largo de este año, ¿buscaremos estar siempre en la presencia del Señor guardando en nuestro corazón su Palabra y esforzándonos en hacerla vida?
¿Qué haremos para imitar a María y así ser dóciles a la voluntad de Dios en nuestra vida, para que como ella, siempre le digamos: , al Señor?
¿Qué actitud y qué disposición vamos a tener para buscar cada vez más nuestra fe y así vivirla como lo hizo la Virgen María?

Miremos nuestra vida y veamos cómo estamos viviendo el don que el Señor nos ha regalado en nuestro bautismo.
¿Qué sentido tiene para nuestra vida el hecho de haber sido bautizados y de tener a Dios como Padre, al Señor Jesús como nuestro redentor y al Espíritu Santo como el que nos santifica y nos une al Padre y al HIJO?
¿De qué manera vivimos la paternidad de Dios?, ¿cómo, cuándo y dónde lo sentimos como nuestro Padre?
Teniendo en cuenta que el Señor Jesús, es Dios hecho hombre, que vino a revelarnos al Padre y al Espíritu Santo, ¿qué actitud debo tener ante su palabra y ante el ejemplo que nos dejó?
 
                                                        .-o-O-o-.
 
 



 
 


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