domingo, 11 de enero de 2015

La homilía de don Julián para el domingo 11 de enero de 2015

La reina Victoria de Inglaterra visitó de incógnito una fábrica de papel. El encargado, desconocedor de la identidad de la ilustre visitante, le enseñó todo, incluso el sótano donde unos obreros amontonaban todos los trapos sucios que la ciudad de Londres tiraba. Ella preguntó qué se hacía con todos aquellos trapos malolientes. El encargado le informó que con esos trapos se hacía el papel más fino y más elegante del país.
Cuando se marchó el encargado supo que la ilustre visitante era la mismísima Reina.
Semanas más tarde Su Majestad recibía un paquete con el papel más blanco y más fino del mundo con su imagen y su escudo de armas. Y en una nota el encargado le decía: "Este papel ha sido fabricado con los trapos sucios que Su Majestad inspeccionó recientemente".
¿Qué somos antes del Bautismo? Hijos de Dios, amados por Él, pero sucios y pestilentes, pues el traje que Dios nos había regalado lo habíamos hecho jirones y enlodado. ¡Imposible pasar con él al Banquete divino! ¿Qué sucede al recibir el Bautismo? Que Dios nos engalana con el traje de la Gracia Santificante. Nos crisma, nos sella par que todo el mundo, incluso los ángeles, nos reconozcan como invitados al Banquete celestial.
El bautismo de Jesús que hoy celebramos más que una mirada al pasado es una invitación a renovar diariamente el bautismo en la alegría y fuerza del Espíritu, en la alegría y libertad de saberse hijos de Dios amados y acompañados y salvados por Cristo. Y la Iglesia, por mandato de Cristo, nos recicla de trapos sucios y papel magnífico donde vamos escribiendo las maravillas que Dios hace con nosotros.
Mi voluntad, ¿será la tuya?
Mi corazón ¿estará siempre junto al tuyo?
Mi vida ¿será reflejo de la tuya?

Mi alegría y bondad ¿serán copias de las tuyas?

                                                           .-o-O-o-.

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