Domingo. Jesús: Agua que limpia. (12 Enero)
Bautismo de Jesús
Juan el Bautista catequizaba a un grupo de niños: Nuestros
mantos se ensucian y se manchan, de igual manera nos ensuciamos nuestra alma y
nuestros sentimientos. Dios ve éstas manchas y se entristece si no las
limpiamos.
Un niño le preguntó:
-
¿Cuáles son esas manchas que ensucian nuestra alma y
nuestros sentimientos?
Juan le respondió:
-
Todo lo que ofende a Dios y a nuestros prójimos.
o
El no cumplir los mandamientos, ofende a Dios.
o
El desobedecer a los mayores, ofende a Dios.
o
El despreciar a los pobres, ofende a Dios.
o
El ser serios en casa y alegres en la calle,
ofende a Dios.
No olvidéis que el agua se queda con la
suciedad y las manchas de nuestros mantos y de nuestros cuerpos. Así, el que se
arrepiente y pide perdón, Dios lo limpia y Él se queda con nuestros pecados.
Dios nos toca con su Palabra y quedamos limpios.
Cuentan que un rico preguntó a un sabio dónde se encontraba
la felicidad porque él quería comprarla. El sabio le respondió que se
encontraba allí donde se juntaba la tierra y el cielo, y el que la encontraba
no tenía que comprarla, la recibía gratis.
El rico dio vueltas y vueltas al mundo entero, pero no la
encontraba. Regresó a su casa y un día vió que su jardinero siempre estaba
feliz. Lo mandó llamar y le preguntó: ¿Has encontrado la felicidad? ¿Dónde? El
jardinero le respondió: “En Aquel en que se juntan tierra y cielo. En Jesús,
porque Él es Hombre y es Dios”.
-
¿Dónde buscamos la felicidad?
-
¿Cómo vivimos nuestro Bautismo?
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