viernes, 27 de septiembre de 2013

Laicismo, fundamentalismo y libertad religiosa


las Homilías de Benedicto XVI

Hoy asistimos a dos tendencias opuestas, dos extremos igualmente negativos: por una parte el laicismo, que a menudo solapadamente margina la religión para confinarla a la esfera privada; y por otra el fundamentalismo, que en cambio quisiera imponerla a todos con la fuerza. En realidad, «Dios llama a sí a la humanidad con un designio de amor que, a la vez que, implicando a toda la persona en su dimensión natural y espiritual, reclama una correspondencia en términos de libertad y responsabilidad, con todo el corazón y el propio ser, individual y comunitario» (Mensaje, 8). Donde se reconoce de forma efectiva la libertad religiosa, se respeta en su raíz la dignidad de la persona y, a través de una búsqueda sincera de la verdad y del bien, se consolida la conciencia moral y se refuerzan las instituciones y la convivencia civil (cf. ib. 5). Por esto la libertad religiosa es el camino privilegiado para construir la paz.

Ángelus, Plaza de San Pedro, Sábado 1 de enero de 2011

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