25 T.O. (22 Septiembre)
No se puede servir a
dos…
La buena gente, que es la gran mayoría, se queda estupefacta
cuando se destapan los “apaños” o corruptelas de altos cargos, públicos o de empresas privadas, que
se fabrican esos “contratos blindados”.
No está mal querer ganar o querer aumentar lo que se tiene,
la vergüenza está en hacerlo a costa del engaño y quitárselo a los demás. ¡Los
sinvergüenzas viven a costa de los trabajadores y los trabajadores a costa de
su trabajo!
SER SAGACES es
bueno. Hacer el bien y hacerlo con inteligencia. Ya sabemos que se dice: “haz el bien y no mires a quién”, pero sí
hay que mirar si el bien que hacemos hace bien o perjudica.
La sagacidad es fuerza para los que están derrotados sin
ilusión, zarandeados por las adversidades, mirar por las rendijas y así
escaparse de las desdichas.
El Evangelio de hoy no alaba las “corrupciones” del administrador, sino su sagacidad para salir de su
adversidad.
Los judíos tienen un proverbio: “Todo hombre cree que tiene bastante inteligencia, pero que no tiene
suficiente dinero”. Pero la verdad es que toda persona que es trabajadora e
inteligencia, termina por tener dinero.
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En los países sin muchos frigoríficos, la sabiduría se
compara con la sal, sin la cual la carne se pudre.
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En siná la sabiduría es comparable a un oasis en el
desierto.
Donde no hay un mínimo de sabiduría, de inteligencia, de
sagacidad… todo es desierto sin oasis y carne sin salar.
Es bueno que le digamos hoy a Dios que nos perdone por la
falta de sagacidad para multiplicar los dones que Él nos ha otorgado, mientras nos quitamos la vida
por triplicar lo material.
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¡Perdón, Señor!
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Porque nos fiamos más de los anuncios sagaces de la TV
que de Ti.
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Porque pocos se sienten amigos de los honrados pobres,
y mucho sonríen con amigos ladrones.
-
Porque no valoramos la honradez, el trabajo y el pan
amasado con esfuerzo y sudor
Un millonario está agonizando y ya no ve. Pregunta a su
mujer:
-
Isabel, ¿estás aquí?
-
Sí querido
-
¿Están también todos los hijos?
-
Sí, todos.
-
¡Santo Cielo! y… ¿quién está cuidando hoy de nuestros
negocios?
Así son los que sirven a dos señores. No están ni con Dios
ni con su negocio.
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