24 T.O. (15 Septiembre)
Lc 15, 1-10
Encontrar lo perdido
Dios siempre nos ama, pero ¿le amamos nosotros a Él? Quien
ama busca lo amado, desde una persona a un ideal. Nuestros corazones andan más
de lo deseado perdidos y Dios nos ilumina con su Amor para que lo encontremos. ¿Qué es una persona que ha perdido su
corazón? ¡Una persona perdida!
Es una experiencia amarga y humillante que alguien sea
señalado o le digan que “anda perdido”: ¡Ya no tienes solución, estás
totalmente perdido! Es como si de pronto te despertaras y te vieras en la
oscuridad de un profundísimo pozo en el que ya no tienes posibilidad de salir.
Pero toda persona por “perdida” que se crea o la crean, tiene la posibilidad de
“SALIR”, de SER ENCONTRADA, DE SER SACADA a la vida. ¿Qué hay que hacer?: “Padre, me siento hundido, sin fuerzas,
esposado mi corazón al pecado, me pongo en tus manos”. Y ante esta sincera y
humilde confesión, Dios le lanzará la cuerda de su Amor, su Perdón librará su
corazón de los grilletes del pecado casi crónico y la alegría de Dios será tan inmensa
que le dirá a los santos y a los mártires: “¡Felicitadme!” he encontrado a otro
hijo que andaba perdido.
Dice San Agustín:
“Si temes la
muerte, ama la vida.
Obrando mal
no le agradas.
Dios no
habita en un templo que amenaza ruina
ni entra en
un templo sucio.
Pero gime
ante él, para que se limpie;
gime ante él
para que reconstruya lo destruido…
Él levantará
lo que tú tiraste por el suelo.
Clama a
Dios, clama interiormente…. clama
allí donde
Él te oiga….”
Donde Dios te oye es en el silencio, en la humildad, en el
arrepentimiento.
Dios lo ve todo
Dios lo perdona todo
pero si se lo pedimos
desde el arrepentimiento.
Una mujer
fue al sacerdote de su parroquia y le comentó que creía y charlaba con Dios. El
sacerdote no la creyó, pero le dijo:
-
Si es verdad, la próxima vez que lo vea pregúntele por
mis pecados.
La señora
volvió quince días después. El sacerdote le preguntó:
-
¿Ha visto y hablado con Dios?
-
Sí
-
¿Y qué le ha dicho de mis pecados?
-
Ve y dile al Sacerdote que Dios olvida los pecados una
vez confesados, y que le extraña que esto no lo sepa usted.
Dios perdona y olvida
Nosotros perdonamos, pero ¿podemos olvidar?
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