domingo, 15 de septiembre de 2013

La homilía de Don Julián para el domingo 15 de septiembre

24 T.O. (15 Septiembre)

Lc 15, 1-10
Encontrar lo perdido
Dios siempre nos ama, pero ¿le amamos nosotros a Él? Quien ama busca lo amado, desde una persona a un ideal. Nuestros corazones andan más de lo deseado perdidos y Dios nos ilumina con su Amor para que lo encontremos. ¿Qué es una persona que ha perdido su corazón? ¡Una persona perdida!
Es una experiencia amarga y humillante que alguien sea señalado o le digan que “anda perdido”: ¡Ya no tienes solución, estás totalmente perdido! Es como si de pronto te despertaras y te vieras en la oscuridad de un profundísimo pozo en el que ya no tienes posibilidad de salir. Pero toda persona por “perdida” que se crea o la crean, tiene la posibilidad de “SALIR”, de SER ENCONTRADA, DE SER SACADA a la vida. ¿Qué hay que hacer?: “Padre, me siento hundido, sin fuerzas, esposado mi corazón al pecado, me pongo en tus manos”. Y ante esta sincera y humilde confesión, Dios le lanzará la cuerda de su Amor, su Perdón librará su corazón de los grilletes del pecado casi crónico y la alegría de Dios será tan inmensa que le dirá a los santos y a los mártires: “¡Felicitadme!” he encontrado a otro hijo que andaba perdido.
Dice San Agustín:
“Si temes la muerte, ama la vida.
Obrando mal no le agradas.
Dios no habita en un templo que amenaza ruina
ni entra en un templo sucio.
Pero gime ante él, para que se limpie;
gime ante él para que reconstruya lo destruido…
Él levantará lo que tú tiraste por el suelo.
Clama a Dios, clama interiormente…. clama
allí donde Él te oiga….”
Donde Dios te oye es en el silencio, en la humildad, en el arrepentimiento.
Dios lo ve todo
Dios lo perdona todo
pero si  se lo pedimos desde el arrepentimiento.
Una mujer fue al sacerdote de su parroquia y le comentó que creía y charlaba con Dios. El sacerdote no la creyó, pero le dijo:
-         Si es verdad, la próxima vez que lo vea pregúntele por mis pecados.
La señora volvió quince días después. El sacerdote le preguntó:
-         ¿Ha visto y hablado con Dios?
-        
-         ¿Y qué le ha dicho de mis pecados?
-         Ve y dile al Sacerdote que Dios olvida los pecados una vez confesados, y que le extraña que esto no lo sepa usted.
Dios perdona y olvida

Nosotros perdonamos, pero ¿podemos olvidar?

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