sábado, 27 de abril de 2013

ELEVAR EL CORAZÓN A DIOS

Ha caído en mis manos una cuartilla que contiene unas meditaciones firmadas por Fray Lorenzo de la Resurrección, Hermano Carmelita, que me es desconocido, que escribe sobre la Oración, y que me han llamado la atención por lo simple y acertadas que me parecen.  Dice:

"Para estar con Dios no es necesario pasarse todo el día en la Iglesia; podemos convertir nuestro corazón en un oratorio al cual retirarnos de tanto en tanto para conversar con Él. Todos somos capaces de tener estos momentos de intimidad con Dios, unos más y otros menos: Él sabe bien lo que puede cada uno.

Acostúmbrate poco a poco a adorarlo de ese modo, a pedirle su gracia, a ofrecerle de vez en cuando el corazón a lo largo del día, en medio de tus trabajos, en cualquier momento que puedas.

Basta con una simple elevación del corazón. Un simple recuerdo de Dios, un acto de adoración interior.

Dios no nos pide grandes cosas: un simple recuerdo de vez en cuando, un acto de adoración, ofrecer algunas veces nuestros sufrimientos, otras darle gracias por lo que recibimos...

Poco a poco iremos acostumbrándonos a este insignificante, pero santo ejercicio. Parece algo intrascendente y nada hay más fácil que reiterar una y otra vez a lo largo del día estos actos de adoración interior.

Para amar hay que conocer. Para conocer a Dios hay que pensar en Él con frecuencia. Y cuando lleguemos a amarle pensaremos en Él con más frecuencia, pues nuestro corazón estará donde está nuestro tesoro. Pensemos en Él con frecuencia. Pensemos mucho en Él.

No necesitamos gritar fuerte. Está más cerca de nosotros de lo que pensamos.

Esas oraciones por breves son muy agradables a Dios.

¡Cómo estar con Él, sin pensar en Él con frecuencia? ¿Cómo pensar en Él con frecuencia sino gracias a una sana costumbre que es preciso crearse?."

                                                               - - - - - - - - - -  -

No hay comentarios:

Publicar un comentario