Porque Él vino
En
un restaurante un hombre, quizás de cincuenta años de edad, estaba almorzando
con un joven. Porque había otras personas cerca, ellos conversaban suavemente.
Poco a poco en el restaurante se fue haciendo silencio hasta que los dos
hombres eran los únicos hablando. Todos querrían escuchar la conversación, no
por falta de cortesía, sino casi por fuerza. Los dos hombres conversando eran
un padre y un hijo. A pesar de no hablar de nada especial, la gente quería
saber que sucedía entre aquel padre e hijo.
Durante
estos días de Pascua hasta la Ascensión, Jesús nos permite oír algo de la
conversación entre él y su padre. Escuchamos, por ejemplo que los dos son
“uno,” que el siempre escucha la voz del Padre y como un Hijo obediente, hace
todo lo que el Padre le pide. Sabemos que estamos escuchando algo bien
importante. Su relación existía antes del comienzo del mundo.
Ahora,
dado que Él va a volver a su Padre, nos dice algo más – que podemos no
solamente oír la conversación, sino podemos entrar en ella.
Cuando
el sacerdote levante la patena y cáliz. En una mano tiene el pan - el Cuerpo de
Cristo y en la otra el cáliz contiene su Sangre. Cuando se separa la sangre del
cuerpo resulta en la muerte. Jesús murió en la cruz para traernos perdón de
pecados, para reconciliarnos con el Padre.
Algo
más sucede cuando se separa la sangre del cuerpo. Antes de morir se experimenta
una sed fuerte. Tal vez han leído de solados, heridos en el campo de batalla,
pidiendo agua. Cuando Jesús estaba en la cruz, grito, "Tengo sed."
Tenía una sed física, pero también una sed más profunda - por tu alma y la mía.
Quiere que seamos parte de la conversación entre él y el Padre. Por eso ha
venido: “Si alguien me ama, guardará mis palabras.
Si
Jesús nos invita, hay algo que nosotros debemos hacer: invitar a otra persona a
saciar su sed de felicidad amando y escuchando a Jesús.
Cristo ha venido para salvarnos de todos
los infiernos. Por eso nos dice: “No os turbéis; creer en Dios y creer también
en mí." Tened sed de salvación. Pues “Si alguien me ama, guardará mis
palabras, y mi Padre lo amará. Entonces vendremos a él para poner nuestra
morada en él.".
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