Jesús es como
un árbol fuerte que sobrevive a un huracán mientras los otros se caen.
Solamente
aquel árbol experimentó la plena violencia de la tormenta. Así es nuestro sumo
sacerdote. Así San Juan lo presenta. Jesús dice a Pilatos, "No tendrás
ninguna autoridad sobre mí, si no te hubieran dado de lo alto." De hecho
Pilatos caería tan pronto como subió. (Josefo escribe que el emperador le quitó
después de una masacre no justifi-cada de samaritanos.) Jesús sabía que los que
le perseguía iban a pasar de la escena, pero que Él duraría para siempre.
Acabamos de
escuchar a la Pasión. Para nosotros como cristianos es el evento más importante
dentro de la historia humana el día
cuando Jesús llevó nuestros pecados a Calvario. Para nosotros como católicos
esto no es solamente un evento pasado, sino algo que experimentamos cada vez
que venimos a la misa. ¿Has notado como el sacerdote siempre consagra el pan y
el vino aparte? El pan viene a ser el Cuerpo de Cristo y el vino su Preciosa
Sangre. Cuando la sangre está separada del cuerpo, significa la muerte. Venir a
la misa es como estar al pie de la cruz, mientras la Sangre de Cristo está
derramada por nosotros. Pero no estamos solos. Nos unimos con la Virgen Madre,
Santa María Magdalena y Juan, el discípulo querido, y todos los ángeles y
santos.
La
Conversión de Barrabás
La Pasión
contiene tantos detalles que jamás se puede agotar. Por ejemplo, cuenta de un
hombre condenado y luego libertado a causa de Jesús. Nos hemos unido a la
muchedumbre pidiendo que Pilato lo soltara a él, no a Jesús, “¡No, a ése no! ¡A
Barrabás!”
A pesar de los
libros y películas sobre él, no sabemos qué pasó con Barrabás. Pero es parte de
La Pasión del Cristo. Fue presentado como alguien que sabía lo que estaba
preparado para él, pero era tan orgulloso que no iba a pedir clemencia a nadie.
De repente, sin hacer nada, está libre. Inflado por su buena suerte, da una
mirada de burla a las autoridades y luego a la muchedumbre. Finalmente mira a
Jesús y...
Pedro Sarubbi,
el intérprete de Barrabás, cuenta que algo raro le sucedió en aquel momento.
“¿Qué me sucedió cuando miré a Jesús? Nunca había experimentado tal cosa en
todos mis años como actor.” Sarubbi había buscado algo durante su vida, incluso
pasó seis meses en un monasterio de Tibet. Ahora dice, “He alcanzado el fin de
mi búsqueda en Jesús.”
Pues, el
hombre que interpretó a Jesús era un ser humano como tú y yo. Pero todos los
días, durante la filmación de La Pasión asistió a la misa y comulgó. Jesús
estaba en él y logró la conversión de un Barrabás moderno. Dijo Sarrubi, “Hago
todo lo posible para que esos ojos sigan siendo importantes para mí”.
Que sea así con nosotros también - especialmente en la tarde en que adoramos la
Santa Cruz – y recordamos a El que nos libró de la condenación.
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