Su nombre es Rosalinda Moss y fue criada en un hogar judío practicante. Con gran emoción ella cuenta sobre como su familia cada año celebraba la Pascua - recordando como Dios los salvo de la opresión terrible de Egipto y los llevo por el desierto hasta la Tierra Prometida. Describe la preparación de comida pascual, especialmente el cordero. Cuando se escucha a Rosalinda Moss, se da cuenta que los rituales descritos en la primera lectura continúan hasta hoy día en hogares judíos.
Como
adulta Rosalinda Moss hizo un descubrimiento dramático. Leía como los Hebreos
habrían recibido el perdón de los pecados. Cada año, ponían sus manos sobre un
cordero, para transmitir simbólicamente sus pecados al animal. Después de leer
los pasajes del Antiguo Testamento sobre el cordero de sacrificio, leyó
solamente un versículo del Nuevo Testamento, el versículo donde Juan el
Bautista indica a Jesús y dice, "Este es el Cordero de Dios." Después
de mucha oración y estudio, ella acepto a Jesús como el verdadero Cordero
Pascual.
Durante
dieciocho años Rosalinda Moss siguió a Jesús como cristiana evangélica. No
obstante, iba a tener una conversión más profunda cuando escucho a un hombre llamado
Scott Hahn. El Doctor Scott Hahn era un ministro protestante que se convirtió a
la fe católica. En una de sus charlas, subrayo algo que muchos estudiosos
bíblicos no ven: "El sacrificio pascual," dijo, "no está
completado hasta comer el cordero."
"Pues,
por supuesto," pensó Rosalinda, "hay que comer el cordero
pascual." Esa pista le hizo averiguar lo que la Iglesia Católica enseña
sobre la Eucaristía: que es un banquete sagrado en que recibimos el Cuerpo y la
Sangre, Alma y Divinidad de Jesús. Por la gracia de Dios tuvo deseo ardiente
para recibir la Eucaristía. Lo hizo en 1995 durante la Vigilia Pascual, cuando
hizo su profesión de fe como católica.
Cuando
leo el relato inspirador de Rosalinda Moss y otros convertidos, me pregunto
cuanto nosotros los católicos presumimos sobre el gran don que recibimos en la
Eucaristía. Esta noche celebramos la Misa de la Ultima Cena. En la conclusión
de la misa, tendremos una procesión con el Santísimo Sacramento. Al final
pondremos a Nuestro Señor Eucarístico sobre un altar lateral. Parece increíble
que el Dios que hizo el cosmos entero, se presente en la forma humilde de pan.
Quizás por eso Jesús, en la Ultima Cena, hizo el acto de humildad en lavar los
pies para prepararlos para la humildad mayor de ser Cordero Pascual. Que su
humildad nos inspire con mayor devoción y amor para El. Como decimos en el
himno Pange Lingua: Canta lengua jubilosa, el misterio del altar, De la sangre
generosa y del cuerpo que es manjar; Los dio el Rey de las naciones, para el
mundo rescatar.
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