domingo, 13 de marzo de 2016

La homilía de Don Julián para el domingo 13 de marzo

¡Jesús no acusa, salva! Jesús no vino a condenar, sino a salvar. Nosotros, pecadores, acusamos, juzgamos a los demás. Jesús, que no conoció el pecado, ni juzga ni condena: ¡Salva! ¿Cómo somos tan caraduras de lanzar piedras contra nadie, si nosotros somos tan pecadores como el que más? "…el que esté libre de pecado, que arroje la primera piedra".

Incluso si estuviésemos libres de pecado, nuestra condición de hijos de Dios y por ser cristianos, no es condenar, juzgar o criticar, sino ayudar al caído a levantarse. Los cristianos tenemos que ser colaboradores de Cristo que acoge y salva y no rechaza o condena.


Tolstoi narra en uno de sus cuentos la historia de un zapatero que, regresando a su casa una noche, encontró un andrajoso desconocido. Lo llevó a su casa y su mujer lo recibió con muy malos modos. Cuanto peor trato le daba la mujer, más pequeño se hacía el pobre desconocido. Cuando la mujer empezó a tratarlo bien y a ofrecerle comida, el pobre empezó a crecer en tamaño y hermosura. Explica Tolstoi que el desconocido era un ángel que había caído del cielo, y que por eso no podía vivir más que en una atmósfera de bondad y de amor.

Somos muy dados a juzgar y a condenar, en vez de tratar a todos con respeto y ayuda. El distintivo del cristiano es el Amor, porque Dios es amor. La fuerza del amor es insospechada.

- ¿Nos dejamos cautivar por el Amor de Dios?

- ¿Miramos a los demás con comprensión?

- ¿Amamos al pecador aunque odiemos el pasado?
Jesús escribía en el suelo mientras los demás juzgaban a la adúltera y quería lapidarla. ¿Qué escribía? Según algunos padres de la Iglesia, escribía los pecados de los allí presentes y acusadores. Eso los hizo avergonzarse de sus pretensiones, de sentirse superiores o mejores que aquella mujer pecadora. Si tú eres pecador, ¿por qué acusas o juzgas a los demás de pecadores?


¡Cuántas piedras lanzan contra la Iglesia o miembros de Ella! Pero, esos que la apedrean ¿son mejores que los cristianos que forman la Iglesia? Si no son mejores, ¿cómo se atreven a apedrearla? Y si son tan buenos y comprensivos, ¿por qué no intentan ser ejemplos en vez de lapidadores?

El cristianismo no crea trincheras ni lanza piedras, sino que extiende su mano para ayudar a levantarse al caído

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