Si el Señor da una carga,
nos dará la ayuda para llevarla.
Tuve un sueño preocupante
cuando estaba allá. Soñé que había muerto y cuando llegué a las puertas, un
taxista estaba delante de mí. San Pedro leyó nuestras vidas y nos dejó entrar.
Mostró al taxista su cuarto. Era lujoso, una cama elegante, televisión con
pantalla gigante, un bar personal, todo. Después de ver el cuarto del taxista,
yo tenía ganas de ver el mío. Resulta que era un cuarto pequeño con una camilla
y un foco de cincuenta vatios en el techo. Naturalmente le pedí a San Pedro una
explicación. "Mira," me dijo, "¡cuando tu dabas homilías la
gente se durmió, pero cuando el taxista los llevó en su coche, ellos
rezaron!"
El 27 de agosto de 1978, un día
después de su elección al papado, el papa Juan Pablo I hizo esta declaración:
“Ayer entré tranquilamente en la Capilla Sixtina para votar. No imaginé que iba
a suceder. Cuando empezaba el peligro para mí, dos cardenales dijeron: 'Animo,'
'Si el Señor da una carga, también da la ayuda para llevarla.'"
Jesús recibió el peso mayor.
Cumpliría la profecía de Isaías: “proclamar libertad a los cautivos,
recuperación de vista a los ciegos y liberación a los oprimidos." Su peso
era la salvación de todo ser humano. Como tenía el peso mayor, recibió la ayuda
mayor: “El Espíritu del Señor está sobre mi..."
Tú y yo hemos recibido un peso.
Obviamente no tan grande como Jesús o el Papa Juan Pablo I. Sin embargo, tú y
yo podemos estar tentados a dejar nuestra oportunidad particular. Les pido
recordar el ejemplo de San Juan Vianney. Como joven empezó los estudios para el
sacerdocio, pero los encontró muy difíciles. Además sufrió de una enfermedad
del estómago que le dejó débil y cansado. Decidió que no podía continuar. Su
director espiritual reconoció algo especial en Juan y le dijo, "Si te vas
ahora, estás diciendo 'Adiós sacerdocio,' y también 'Adiós almas.'" Esas
palabras 'Adiós almas' le convenció a dedicar todo a esa meta: la salvación de
almas. Durante más de cuatro décadas, trabajó en el pueblecito de Ars y trajo
miles a Cristo.
San Juan Vianney aceptó un peso particular y el Señor le dio ayuda
extraor-dinaria. Tú y yo también hemos recibido un peso de traer almas a
Cristo. El Señor ciertamente nos dará a ayuda necesaria
No hay comentarios:
Publicar un comentario