Búscate un amigo
No
es preciso que sea un hombre perfecto; basta que sea profundamente
humano, que tenga sentimientos y un gran corazón.
Que
sepa compartir dolores y alegrías, hablar y saber callar, sobre
todo, saber escuchar, gustar de la poesía, de la madrugada, de la
música, del sol y de la luna, sentir un gran amor por alguien o
sentir falta de no tener ese amor, saber guardar un secreto.
No
es preciso ser de primera mano, ni es imprescindible ser de segunda.
Tiene
que sentir los días tristes y respetarlos. Saber renunciar en favor
de alguien.
Tener
un ideal, y en caso de no tener, sentir el gran vacío que esto deja.
Tener
resonancias humanas, voluntad de integrarse al mundo y en caso de no
ser realizado proponerse como principal objetivo, ser amigo.
Sentir
pena de los que tuvieron y perdieron cosas queridas.
Gustar
de la sencillez de los niños. Ser Quijote sin menospreciar a Sancho.
Búscate
un amigo para pasear, disfrutar de la naturaleza, deleitarse con la
música, leer; sentirse un ser humano.
Búscate
un amigo que se entristezca con la separación, que quede conmovido y
con todo el corazón desee nuestra vuelta pronto, que se conmueva
cuando sea llamado amigo.
Búscate
un amigo para no enloquecer, para poder contarle lo que se vio de
bello y de triste durante el día, de los sustos, de las tristezas y
de las alegrías.
Un
amigo que sepa conversar de cosas simples, del rocío, de la lluvia,
el sol, las estrellas y de los recuerdos de la infancia, a quien se
diga que tal cosa es así, a quien se pueda decir cosas íntimas y
hacer preguntas íntimas.
Búscate
un amigo que no tenga miedo de decirte un defecto y cuando lo haga,
sepa como hacerlo.
Búscate
un amigo para vivir el pasado en busca de recuerdos, que sepa darse a
quien merezca, que nos golpee un hombro, sonriendo o llorando, mas,
que nos llame amigo.
Búscate
un amigo que nos diga que vale la pena vivir, no porque la vida sea
bella, sino porque ya se tiene un amigo y para no hacerlo sufrir.
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