domingo, 20 de octubre de 2013

La Homilía de Don Julián, domingo 20 de octubre de 2013 DOMUND

29 T.O.  DOMUND (20 Octubre) 


Lc 18, 1-8.
¿Encontrará fe en la tierra?
Aunque usted no lo crea, Dios hará justicia a los que le piden ayuda porque los poderosos los pisan, los engañan o los miran con indiferencia.
Hoy vemos a unos que se enriquecen, no por su trabajo, sino por sus puestos de poder, y otros, los pobres o ciudadanos normales, que ante tantos abusos no tienen más salida que pedirle a Dios ayuda.
Esta situación es típica en la historia humana. Hoy, como ayer, los ciudadanos piden justicia, no con grito marxista, sino anhelo de limpiar la sociedad de actitudes y hechos vergonzantes.
El problema de Hoy, de esta sociedad nuestra, no es el de la división social de los hombres, no es la crisis económica, sino de Fe. Quien cree en Jesús siguen el camino de Jesús, quien no cree en Él sigue el camino del egoísmo. Por eso dice el Evangelio: “Cuando venga el Hijo del Hombre, ¿encontrará fe en la tierra?”.
La Fe nos lleva a la ORACIÓN y la oración es hablar con Dios desde el silencio, pero también es el espejo de nuestras obras.
Sabemos que san Lucas era médico y es él precisamente el evangelista que presenta la oración como clave  para purificar conductas corruptas y abrirse a las enseñanzas de Jesús. Lucas nos dice en el Evangelio que hay que orar siempre y con perseverancia, que Dios nos escucha aunque no lo parezca.
Orar y perseverar en la oración
Se cuenta que un joven sacerdote que estaba en una parroquia cerca de Ars, fue un día a confesarse con el cura de Ars, san Juan Bautista Vianey. Le confesó su amargura pues a pesar de lo mucho que trabajaba, veía que sus feligreses cambiaban para bien muy poco. “¡Hago todo lo posible, pero no veo frutos!”. El cura de Ars le dijo: “Reza con toda tu alma a Dios, no te desanimes, reza”.
Si a la segunda o tercera vez de pedirle algo a Dios y no conseguimos, lo dejamos, estamos manifestando poca confianza en Dios.
Ponlo en tu cabeza. Dios no se parece en nada al juez inicuo, sin escrúpulos e injusto que no teme a Dios y se ríe de los pobres. Dios, siempre, siempre ESCUCHA y atiende a las súplicas sinceras.
Una señora devota acudía todos los días a misa de nueve. Por el camino se encontraba mendigos a quienes ni los buenos días les daba. Un día llegó a la Iglesia y se encontró con la puerta cerrada y un cartel que decía: “Hoy me puedes encontrar en los pobres que desprecias”.

Ya sé que la historieta tiene mucho de tópica, pues el 90 % de los que van a Misa atienden directamente o a través de Cáritas a los pobres, pero nos sirve de recordatorio, para que no olvidemos que los desprecios o indiferencias son arañazos que infligimos a los corazones.

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