29 T.O.
DOMUND (20 Octubre)
¿Encontrará fe en la
tierra?
Aunque usted no lo crea, Dios hará justicia a los que le
piden ayuda porque los poderosos los pisan, los engañan o los miran con
indiferencia.
Hoy vemos a unos que se enriquecen, no por su trabajo, sino
por sus puestos de poder, y otros, los pobres o ciudadanos normales, que ante
tantos abusos no tienen más salida que pedirle a Dios ayuda.
Esta situación es típica en la historia humana. Hoy, como
ayer, los ciudadanos piden justicia, no con grito marxista, sino anhelo de
limpiar la sociedad de actitudes y hechos vergonzantes.
El problema de Hoy, de esta sociedad nuestra, no es el de la
división social de los hombres, no es la crisis económica, sino de Fe. Quien
cree en Jesús siguen el camino de Jesús, quien no cree en Él sigue el camino
del egoísmo. Por eso dice el Evangelio: “Cuando venga el Hijo del Hombre,
¿encontrará fe en la tierra?”.
La Fe nos lleva a la
ORACIÓN y la oración es hablar con Dios desde el silencio, pero también es
el espejo de nuestras obras.
Sabemos que san Lucas era médico y es él precisamente el
evangelista que presenta la oración
como clave para purificar conductas
corruptas y abrirse a las enseñanzas de Jesús. Lucas nos dice en el Evangelio
que hay que orar siempre y con
perseverancia, que Dios nos escucha aunque no lo parezca.
Orar y perseverar en
la oración
Se cuenta que un joven sacerdote que estaba en una parroquia
cerca de Ars, fue un día a confesarse con el cura de Ars, san Juan Bautista
Vianey. Le confesó su amargura pues a pesar de lo mucho que trabajaba, veía que
sus feligreses cambiaban para bien muy poco. “¡Hago todo lo posible, pero no
veo frutos!”. El cura de Ars le dijo: “Reza
con toda tu alma a Dios, no te desanimes, reza”.
Si a la segunda o tercera vez de pedirle algo a Dios y no
conseguimos, lo dejamos, estamos manifestando poca confianza en Dios.
Ponlo en tu cabeza.
Dios no se parece en nada al juez inicuo, sin escrúpulos e injusto que no teme
a Dios y se ríe de los pobres. Dios, siempre, siempre ESCUCHA y atiende a las
súplicas sinceras.
Una señora devota acudía todos los días a misa de nueve. Por
el camino se encontraba mendigos a quienes ni los buenos días les daba. Un día
llegó a la Iglesia y se encontró con la puerta cerrada y un cartel que decía: “Hoy me puedes encontrar en los pobres que
desprecias”.
Ya sé que la historieta tiene mucho de tópica, pues el 90 %
de los que van a Misa atienden directamente o a través de Cáritas a los pobres,
pero nos sirve de recordatorio, para que no olvidemos que los desprecios o
indiferencias son arañazos que infligimos a los corazones.
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