¡Trabajar sí, inquietarse no!
¿Qué le dice Jesús a
Marta? Tienes al privilegio de recibirme en tu casa y lo estás desperdiciando
realizando otras tareas. Crees que lo urgente es tener la casa limpia y la
comida preparada, y eso es bueno, pero te estás olvidando de la importante.
¡Cuántos dicen: “¡El
domingo no pude asistir a Misa, tenía compromisos con los amigos de tenis, con
los de… no me quedó ni una hora libre!”.
¿Puede haber mayor urgencia,
algo o alguien más importante que dedicarle un par de horas a la semana a
Jesucristo, acoger su presencia en la Eucaristía, abrir nuestro corazón a su
Palabra? ¿Qué ocurriría si Cristo nos prestara la misma atención que la que nosotros
le prestamos a Él? Tendríamos que tener pena de nosotros mismos, pues dirigimos
la mirada de nuestro corazón y nuestra vida en dirección contraria a la mirada
que Dios nos dirije. Nos sucede como diría san Agustín: “Tú, Señor, estabas conmigo, pero yo no estaba contigo”.
Si todo lo que nos
inquieta y preocupa se apodera de nosotros y encima marginamos a Cristo o sólo
acudimos a Él cuando estamos rotos, somos puros egoístas que impiden que la
gracia de Dios haga maravillas en nosotros.
Sobre la tumba de un
buen hombre se leía: “Si el trabajo es oración, toda tu vida fue continua
oración, pero ¿tenías a Jesús presente en tu trabajo? ¿Le dedicabas a Dios el
Domingo, día de descanso?”.
San Benito supo
compaginar las actitudes de Marta y María con su regla: “¡Reza y trabaja!”.
Decía Abrahán Lincoln: “Los hombres muy
ocupados deberían encontrar tiempo libre para rezar porque, quien no tiene
tiempo para rezar no tiene tiempo para vivir”.
-
¿Tienes
tiempo para rezar?
-
¿Tienes
tiempo para vivir?
Siempre tendrás
problemas pero si rezas, si te pones a los pies de Jesús, descubrirás que
dentro de esos mismos problemas están las soluciones.
oooOOOooo
No hay comentarios:
Publicar un comentario