domingo, 8 de noviembre de 2015

La homilía de Don Julián para el domingo 8 de noviembre de 2015


Dios lo da todo y nos llama a compartir. Solamente encontramos felicidad cuando, como la viuda, le damos el cien por ciento.
Jesús pide todo, cien por cien. Lo vemos en el evangelio de hoy. A pesar de las contribuciones impresionantes de los ricos, Jesús alabó a la viuda que dio dos monedas. ¿Por qué la alabó? Jesús nos dice: “Siendo pobre, ha echado todo lo que tenía para vivir." Jesús quiere que tengamos un cambio total de corazón. Dios lo da todo y nos llama a compartir, y como Él, darlo todo.
Como muchos de ustedes, lo que más valoro es el tiempo. No tengo suficiente tiempo y me molesta si alguien malgasta mi tiempo. Con esta mentalidad es fácil poner a Dios en último lugar, pensar, "Si hay tiempo de sobra…" Jesús quiere cambiar esa mentalidad. Dios lo da todo: ciento sesenta y ocho horas cada semana.
Rezar con nuestra familia, leer la Biblia y participar en la Eucaristía. Dios lo da todo y nos llama a compartir. Cuando comenzamos el día con esa actitud, descubrimos que Dios nos da tiempo para las cosas que importan incluyendo cosas como pasear, leer un libro y hablar con amigos. Pero hay que recordar que el tiempo no es nuestro, es de Dios, y Dios lo da todo.
Todo viene de Dios. Cuando le damos algo de nuestro tiempo a Él, las cosas empiezan a cambiar.
¿Te has preguntado lo que sucedió con la viuda en el Evangelio de hoy? ¿Era como la viuda de la primera lectura haciendo un gesto final antes de morirse? ¿O, otra vez como la viuda de Sarepta, proveyó Dios por ella en una forma inesperada?
En el Hch 6 oímos de unas viudas servidas y sostenidas por los apóstoles y diáconos. ¿Era ella una parte de ese grupo? No lo sabemos. Lo que sabemos es que su don extraordinario no es solamente un ejemplo para nosotros, sino un reflejo del amor de Dios. Dios nos llama a compartir, pero no lo hace por fuerza. Dios nos da tiempo, habilidades y recursos económicos. Y nos llama a compartir, y no sólo de lo que nos sobra.
Imagínese que usted necesita comer y alguien le dice: “Comeré yo y de lo que me sobre se lo daré para que lo coma usted”. ¿Qué diría usted? ¿No sería más cristiano que le dijera: “Esta es la comida que tengo, compartámosla”? Dar de lo que nos sobre está bien; dar lo que tenemos es óptimo.
-         ¿Le cuesta a usted ser generoso?
-         ¿Regatea su tiempo a su propia familia?

No hay comentarios:

Publicar un comentario