domingo, 29 de junio de 2014

La homilía de Don Julián para el domingo 29 de junio San Pedro y San Pablo

“Ya hemos encontrado al buen pastor”
El P. Echarri, S.J:, misionero del pueblo de Yuntsau, durante la guerra chino-japonesa, año de 1938, no quiso abandonar a sus ovejas, cuando los japoneses ocuparon su pueblo. Mil quinientas mujeres, entre ellas no pocas protestantes, se refugiaron en el templo católico. Aquellas mujeres le preguntaron al Padre si podrían estar seguras, bajo ese techo, contra las tropelías de los enemigos. El Padre les repuso, que lo único que les podía decir era que los soldados pasarían sobre su cadáver antes de tocar a una de ellas.
Día y noche hubo de vigilar, para impedir cualquier desmán, a riesgo de su propia vida, hasta que la policía militar japonesa dio garantías y apostó centinelas a la puerta de la misión, para que no entrara ningún soldado.
Pacificada la región, vuelve el pastor protestante que había huido en el momento de peligro. Buscó a sus ovejas y aquellas mujeres protestantes que habían sido defendidas por el sacerdote católico, le dijeron: “Ya hemos hallado al buen pastor que da su vida por sus ovejas… El mercenario huye en cuanto ve al lobo, en el momento de peligro2.
No quiere decir que nadie sea superior a nadie, lo que hace a una persona superior a os demás son sus obras. Los grandes discursos y las rimbombantes homilías, valen muy poco. El sacerdote, como pastor, debe estar entre los fieles. Los fieles necesitan un “guía” que les señale el camino correcto que lleva al Cielo. El sacerdote debe de estar codo con codo con los que necesitan ser queridos, comprendidos, acogidos.
  • donde haya una necesidad que socorrer
  • donde haya un matrimonio roto
  • donde haya una persona sin fe
  • donde haya una persona marginada
  • donde haya una persona sin conocer a cristo
  • donde haya un enfermo triste o amargado.

Allí debe estar la Iglesia. Una Iglesia que sea pañuelo para los que lloran, venda para los que sangran, alegría para los tristes, misericordia para los que pecan… La Iglesia debe ser Padre y Madre que jamás abandonan a sus hijos, buenos o malos. ¡Dios, Cristo y el Espíritu Santo jamás nos abandonan!  

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