domingo, 7 de julio de 2013

La Homilía de Don Julián 13 T.O. 7 de julio

14 T.O. (7 Julio)
Lc 10, 1-12, 17-20
El Papa Pablo VI decía: “la fe debe ser propuesta, nunca impuesta”, porque imponer es lo contrario de los deseos y acciones de Dios. Los cristianos debemos ofrecer el Evangelio desde nuestro servicio a malos y buenos.
Jesús nos dice: “Poneos en camino… curad enfermos y decid: Está cerca de vosotros el Reino de Dios”, tan cerca que si miráis en vuestro corazón lo veréis en él.
Pero al comenzar, Jesús, el Evangelio de hoy,  nos hace un ruego: “La mies es mucha, los obreros son pocos, rogar… para que haga más obreros”, es decir, sacerdotes y hombres y mujeres consagrados.
La Iglesia necesita laicos y sacerdotes para su normal funcionamiento. ¿Qué sería de un Hospital que sólo hubiese cirujanos? ¿O sólo anestesistas, o sólo enfermos? ¡Sería un caos! Así, la Iglesia nos necesita a todos los bautizados, y que todos desempeñemos lo mejor que podamos la vocación a la que Dios nos ha llamado.
Desde el nacimiento de la Iglesia, los cristianos se dieron cuenta de que había que atender a los más pobres. El atender a los pobres es tarea de todo cristiano. Así surgió la Diaconía, que es una palabra griega que significa “SERVICIO”, recordemos que el mismo Cristo se presentó “como el que sirve”(Lc 22, 27). Unos cristianos no pueden desentenderse del servicio a los demás. Los cristianos que se conforman con aplaudir o contemplar a otros cristianos que sirven y curan de múltiples necesidades a los pobres, son pobres cristianos espectadores.
Jesús nos dice que cuando vayamos a comunicar el Evangelio vayamos descalzos. ¿Cómo interpreto yo esto? Sentir los pies, las plantas de los pies sobre la tierra, el hielo o el asfalto, es como sentir las necesidades, corporales y espirituales de los demás, en nuestra propia carne. Jesús no nos lo recomienda para molestarnos sino que es figura de sentir como propio el sufrimiento de los demás.
Hay que ofrecerles a todos el Evangelio:
Siembra por donde vayas tu buen ejemplo.
ve por todos los caminos con tu fe encendida
no vayas con cara avinagrada
que tu ánimo anime a los demás
sé pobre, pero enriqueciendo
A los que se quejen del camino recuérdales que deben dar gracias porque tienen piernas para caminar
y cada noche, antes de irte a la cama, dale gracias a Dios por el día que termina y pídele que suscite corazones generosos que vayan de obreros a su pueblo, a su mies, a ser servidores del Evangelio.

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