domingo, 3 de abril de 2016

La homilía de Don Julián para el domingo 3 de abril



Misericordia en Acción

Hoy celebramos el Domingo de la Divina Misericordia. Si Vds. leen cuida-dosamente las oraciones y lecturas, se darán cuenta por qué el Segundo Domingo de Pascua tiene tal título. La oración colecta habla del "Dios de la misericordia." En el salmo repetimos tres veces "es eterna su misericordia.".
"¿Qué significa ‘misericordia’?". La palabra misericordia tiene dos partes: cordia, que significa corazón y miseri, que refiere al sufrimiento. Misericordia es tener un corazón para los que sufren o, más precisamente, un corazón dispuesto a sufrir por otros.
Cuando Jesús se apareció a sus discípulos aquel primer día de pascua, les dice, "La paz este con vosotros." Como se puede imaginar, el saludo significa más que "buenos días." Jesús, desea comunicarles algo de valor enorme. La paz que Jesús gana por nosotros le costó su propia sangre, su vida. Lo que esa paz involucra, le dice claramente: "Reciban al Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedaran perdonados."
Tú no me perdonas – Yo te perdono.
Tú me odias – Yo te amo.
En los Hechos de los Apóstoles vemos la misericordia en acción. Los primeros cristianos estaban tan llenos del Espíritu Santo que "nadie consideraba suyo lo que tenía." Al contrario, "se distribuía según lo que necesitaba cada uno." No fue Carlos Marx el que invento el principio, "dé cada cual según su capacidad y a cada cual según se necesidad." Marx lo sacó del Nuevo Testamento, pero cometió el error de pensar que podía implantarlo por coacción política. Sus seguidores crearon un infierno humano, pero su fracaso no debe causarnos rechazar el ideal.
La lectura de Hechos, entonces, llama nuestra atención a las obras corporales de misericordia: dar comida a los hambrientos, ropa a los desnudos, techo a los sin casa, etc. La Carta de San Juan, por otro lado, enfoca en lo que se llaman las obras espirituales de misericordia: convertir el pecador, dar consejos al que duda y aguantar males con paciencia. Al hacer tales cosas cumplimos los mandamientos de Cristo y ayudamos en extender su victoria.
Al final de las cuentas la misericordia resulta no tanto del esfuerzo humano sino el don gratuitito de Dios. Shakespeare dijo que la misericordia cae como la lluvia suave desde el cielo. Durante este tiempo de Pascua, pedimos a Dios que abra nuestros corazones para que recibamos su misericordia, su Espíritu Santo.

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