Misericordia
en Acción
Hoy celebramos el Domingo de la Divina Misericordia. Si Vds.
leen cuida-dosamente las oraciones y lecturas, se darán cuenta por qué el
Segundo Domingo de Pascua tiene tal título. La oración colecta habla del "Dios
de la misericordia." En el salmo repetimos tres veces "es
eterna su misericordia.".
"¿Qué significa ‘misericordia’?". La palabra
misericordia tiene dos partes: cordia, que significa corazón y miseri,
que refiere al sufrimiento. Misericordia es tener un corazón para los que
sufren o, más precisamente, un corazón dispuesto a sufrir por otros.
Cuando Jesús se apareció a sus discípulos aquel primer día de
pascua, les dice, "La paz este con vosotros." Como se puede
imaginar, el saludo significa más que "buenos días." Jesús, desea
comunicarles algo de valor enorme. La paz que Jesús gana por nosotros le costó
su propia sangre, su vida. Lo que esa paz involucra, le dice claramente:
"Reciban al Espíritu Santo. A los que les perdonen los pecados, les quedaran
perdonados."
Tú no me perdonas – Yo te perdono.
Tú me odias – Yo te amo.
En los Hechos de los Apóstoles vemos la misericordia en
acción. Los primeros cristianos estaban tan llenos del Espíritu Santo que
"nadie consideraba suyo lo que tenía." Al contrario, "se distribuía
según lo que necesitaba cada uno." No fue Carlos Marx el que invento el
principio, "dé cada cual según su capacidad y a cada cual según se
necesidad." Marx lo sacó del Nuevo Testamento, pero cometió el error de
pensar que podía implantarlo por coacción política. Sus seguidores crearon un
infierno humano, pero su fracaso no debe causarnos rechazar el ideal.
La lectura de Hechos, entonces, llama nuestra atención a las
obras corporales de misericordia: dar comida a los hambrientos, ropa a los
desnudos, techo a los sin casa, etc. La Carta de San Juan, por otro lado,
enfoca en lo que se llaman las obras espirituales de misericordia: convertir el
pecador, dar consejos al que duda y aguantar males con paciencia. Al hacer
tales cosas cumplimos los mandamientos de Cristo y ayudamos en extender su
victoria.
Al final de las cuentas la misericordia
resulta no tanto del esfuerzo humano sino el don gratuitito de Dios. Shakespeare
dijo que la misericordia cae como la lluvia suave desde el cielo. Durante
este tiempo de Pascua, pedimos a Dios que abra nuestros corazones para que
recibamos su misericordia, su Espíritu Santo.
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