domingo, 14 de junio de 2015

La Homilía de Don Julián para el domingo 14 de junio de 2015

Jesús no compara su Reino con los altos y majestuosos cedros, sino con un arbusto de unos 3 o 4 metros que brota de la más diminuta de las semillas: el grano de mostaza. La semilla oculta, escondida en la tierra que irá convirtiéndose en arbusto.
Las personas buscamos, o nos dejamos llevar, por lo mensurable, por lo operativo y eficaz, mientras despreciamos o no apreciamos lo sencillo, lo humilde, lo insignificante a los ojos de los que se creen dioses de este mundo.
En algún lugar leí que “el hombre es el único animal que sabe que tiene que morir”, pero, ¿por qué lo ignora? ¡Los hombres se matan a sí mismos con autoengaños o egoísmos y se matan entre sí!
Do ceros se pusieron a discutir. Uno era alto y delgado, el otro bajo y grueso. Cada uno trataba de realzar sus valores. Alguien que los estaba escuchando les recordó que ambos eran CEROS y que valían lo mismo. No valían nada sino iban acompañados de números. ¿Qué somos las personas si no vamos acompañados de Fe, Esperanza y Caridad? ¿Cuánto valemos si arrancamos de nuestra alma la imagen divina que Él nos infundió? ¿Qué clase de arbusto somos, si no dejamos que los sencillos y humildes que “aniden” en nuestro corazón y se alivien con nuestras buenas obras?
Jesús se dio poca importancia, incluso cuando obraba milagros intentaba pasar desapercibido. Las personas sencillas no gritan, los orgullosos sí.
Imagínese que usted va por un sembrado por los campos de la Mancha, y ve que unas espigas de trigo están inclinadas hacia el suelo y otras espigas están erguidas. ¿Cuáles de éstas dos están más granadas, tienen más grano? Sin discusión, ni lugar a dudas, las inclinadas. Así, la marca del verdadero cristiano es la humildad.
Comienzas el día agradeciendo
Comienzas el día comprometiéndote
Comienzas el día confiando
Comienzas el día ayudando
Comienzas el día acogiendo
Siempre, siempre hay que tener “presencia de Dios” y con corazón humilde rogarle:
Dame cada día fe para seguir adelante.
Dame grandeza de espíritu para perdonar
Dame paciencia para esperar y comprender
Dame generosidad para ayudar
Dame amor para regalar.
Aunque seamos insignificantes como la semilla de la mostaza, podemos convertirnos en un gran arbusto que acoge a los pobres y engrandece a los sencillos.

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