“Id vosotros también…”. 21 Septiembre. XXV T.O. Mt 20, 1-16.
“¿Qué es la justicia?
Podríamos decir que es dar a cada cual lo suyo. Pero la justicia de
Dios está a años luz de la nuestra. A Jesucristo, lo vemos hoy en
el Evangelio, a la ley de la justicia humana pone la justicia del
amor.
En la parábola se paga lo que marea la
justicia, pero a los últimos les aplica también el amor. Con menos
de un denario no podían dar de comer a su familia así que aplica el
amor y no la ley humana. ¿Qué mereceríamos nosotros si Dios nos
diera sólo lo que nosotros nos merecemos por estricta justicia?
¡Todo lo que Dios nos dá es por Amor, por pura gracia!
¿Le agradecemos a Dios todo lo que nos
da sin que nosotros lo merezcamos?
- Señor, ayúdanos a abrir nuestro corazón a la generosidad.
- Señor, ayúdanos a encontrar en ti la felicidad.
- Señor, ayúdanos a coger de la mano al caído.
- Señor, ayúdanos a vivir con tus criterios.
- Señor, ayúdanos a desprendernos de la envidia.
¡No hay que tener envidia! Si
uno recibe lo que se merece a lo acordado, ¿por qué nos debe
molestar que otros reciban lo mismo, se lo merezcan o no? Dios da el
mismo Amor al Santo que al pecador, ¿está siendo injusto Dios por
ello?
Un estudiante salta de alegría porque
ha estudiado un montón de horas y el examen le sale bordado y el
profesor le premia con un 10, pero su alegría se desvanece cuando un
compañero que ha estudiado poco también se ha sacado otro 10. No es
justo, piensa el primero. ¡La justicia del amor está por encima de
la justicia de la razón o humana! ¡Alégrate de la alegría de tus
prójimos y más si a ti no te hacen ninguna injusticia!
Ver a las personas
Arrancaríamos del corazón la envidia
si en vez de ver cosas viéramos personas. Ve a tu compañero y su
alegría en vez de ver el 10 que le han puesto. Ante Dios, ¿quién
puede creerse con méritos para reclamar justicia?
- Reconoce la bondad de Dios.
- No confíes en tus méritos.
- Ponte ante Dios como niño necesitado.
- No olvides que Dios recompensa a todos los que le buscan.
- ¿No deseas que todos reciban el amor de Dios?
Un día san Pedro paseaba con Cristo, y
le dijo: “En esta calle vivimos Dimas y yo, y las casas son
parecidas y no me parece justo. Yo lo abandoné todo para seguirte:
barca, suegra, familia y morí en Roma Crucifijado. Y este Dimás
sólo fue cristiano 10 minutos. No entiendo por qué lo tratas como a
mí”.
El final de este diálogo entre Cristo
y san Pedro debe ponerlo usted. Sólo le recuerdo que:
- Dios no nos debe nada.
- Dios no es injusto.
- Dios es nuestra única garantía de amor.
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