domingo, 21 de septiembre de 2014

La homilía de Don Julián para el domingo 21 de septiembre

“Id vosotros también…”. 21 Septiembre. XXV T.O. Mt 20, 1-16.

¿Qué es la justicia? Podríamos decir que es dar a cada cual lo suyo. Pero la justicia de Dios está a años luz de la nuestra. A Jesucristo, lo vemos hoy en el Evangelio, a la ley de la justicia humana pone la justicia del amor.
En la parábola se paga lo que marea la justicia, pero a los últimos les aplica también el amor. Con menos de un denario no podían dar de comer a su familia así que aplica el amor y no la ley humana. ¿Qué mereceríamos nosotros si Dios nos diera sólo lo que nosotros nos merecemos por estricta justicia? ¡Todo lo que Dios nos dá es por Amor, por pura gracia!
¿Le agradecemos a Dios todo lo que nos da sin que nosotros lo merezcamos?
  • Señor, ayúdanos a abrir nuestro corazón a la generosidad.
  • Señor, ayúdanos a encontrar en ti la felicidad.
  • Señor, ayúdanos a coger de la mano al caído.
  • Señor, ayúdanos a vivir con tus criterios.
  • Señor, ayúdanos a desprendernos de la envidia.
¡No hay que tener envidia! Si uno recibe lo que se merece a lo acordado, ¿por qué nos debe molestar que otros reciban lo mismo, se lo merezcan o no? Dios da el mismo Amor al Santo que al pecador, ¿está siendo injusto Dios por ello?
Un estudiante salta de alegría porque ha estudiado un montón de horas y el examen le sale bordado y el profesor le premia con un 10, pero su alegría se desvanece cuando un compañero que ha estudiado poco también se ha sacado otro 10. No es justo, piensa el primero. ¡La justicia del amor está por encima de la justicia de la razón o humana! ¡Alégrate de la alegría de tus prójimos y más si a ti no te hacen ninguna injusticia!
Ver a las personas
Arrancaríamos del corazón la envidia si en vez de ver cosas viéramos personas. Ve a tu compañero y su alegría en vez de ver el 10 que le han puesto. Ante Dios, ¿quién puede creerse con méritos para reclamar justicia?
  • Reconoce la bondad de Dios.
  • No confíes en tus méritos.
  • Ponte ante Dios como niño necesitado.
  • No olvides que Dios recompensa a todos los que le buscan.
  • ¿No deseas que todos reciban el amor de Dios?
Un día san Pedro paseaba con Cristo, y le dijo: “En esta calle vivimos Dimas y yo, y las casas son parecidas y no me parece justo. Yo lo abandoné todo para seguirte: barca, suegra, familia y morí en Roma Crucifijado. Y este Dimás sólo fue cristiano 10 minutos. No entiendo por qué lo tratas como a mí”.
El final de este diálogo entre Cristo y san Pedro debe ponerlo usted. Sólo le recuerdo que:

  • Dios no nos debe nada.
  • Dios no es injusto.
  • Dios es nuestra única garantía de amor.

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