“Mujer, qué grande es tu fe”. 17 Agosto XX T.O. Mt 15, 21-28
¿Atiende, Dios, los ruegos que le
hacemos? ¡Sin duda! Pero san Pablo dice: “nosotros no sabemos
pedir lo que nos conviene” (Rom 8, 26). ¿Quién
acusaría a una madre de cruel porque no da a su hija pequeña un
cuchillo que le pide para jugar con él? ¡Ya, ya! Usted me dirá que
lo que le pide a Dios no es un cuchillo sino algo bueno, pero al
mismo tiempo de pedirle a Dios usted está rezando: “Hágase,
Señor, tu voluntad, en la tierra como en el Cielo”. ¿Usted
quiere hacer la voluntad de Dios o que Dios haga la voluntad de
usted?
Jesús sintió compasión… vió la fe
de esa mujer pagana echada en tierra, a los pies de Jesús, y curó a
su hija. ¡Sentir compasión!
- Ante un anciano que se ha caído
- Ante un niño hambriento y sucio
- Ante un paralítico en silla de ruedas
- Ante…
Pero, sentir compasión, lleva parejo
atenderlos. ¿Quién los atiende?
Pedir con confianza
Un señor cruza un rio montado en su
caballo. En mitad del río el caballo se detiene y no hay manera de
hacerlo andar. El dueño le pega y suelta por su boca improperios.
Una mujer, desde la otra orilla, le dice: “en vez de decir esas
palabras casi blasfemas, sería mejor que usted rezara un
Padrenuestro”. El señor, le respondió: “Es buena idea, pero no
lo voy a hacer, no sea que al caballo en un arranque de piedad, le dé
por ponerse de rodillas. Entonces me ahogaría”.
- Hay que ponerse de rodillas, el engreído no lo hace.
- Hay que ponerse de rodillas, el soberbio se cree dios.
¡La mujer se arrodilló y Jesús curó
a su hija!
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