martes, 8 de diciembre de 2015

La homilía de Don Julián para la solemnidad de la Inmaculada Concepción


Hoy celebramos su Inmaculada Concepción.

¿Qué significa para nosotros tener tal madre, tal intercesora en el cielo?

 
Para ayudarnos en entender la importancia de la Virgen María, nos viene bien recorder una visión que tuvo Santo Domingo.
 
 Probablemente han visto pinturas de Santo Domingo, es un hombre delgado con una
barba morena y una corona de cabello, calvo en medio a causa de la tonsura.

Lleva una túnica blanca con una capa negra.

Muchas veces,a los pies de Domingo, se puede ver un perro, un animal que mira a su amo con devoción, como hizo Domingo al Señor.

Una noche Domingo estaba rezando solo en la capilla de su monasterio. Vio el cielo abrirse con Cristo en el centro y la Virgen a su lado.
 
 Mientras observó todo, empezó a llorar amargamente. El Señor le preguntó por qué estaba triste  "Estoy llorando," dijo Santo Domingo " , "porque veo aquí a miembro de toda orden religiosa, pero de la mái no veo a inguno".

Jesús le preguntó si le gustaría ver a algunos de su propia Orden. Domingo replicó que lo deseaba ardientemente.

 El Señor pso su mano cariñosamente sobre el hombro de la Virgen y dijo :"  Entrego la Orden al cuidado de mi Madre"

 Entonce la Virgen abrió el vuelo de su manto y Domingo vió lo que parecía una panorámica del paraíso,y bajo su manto, vio una muchedumbre de sus hermanos dominicos.

La visión terminó, pero Domingo se quedó en una oración grata y alegre.

Cuando llegaron los primeros rayos del alba, Domingo tocó la campaña y reunió a sus hermanos en la capilla. Después de contarles la vision que había tenido, les exhortó a amar a la Virgen María y ponerse bajo su cuidado materno.

Nosotros no somos Santo Domingo. No tendremos visiones celestiales.

Pero esperamos llegar algún día al cielo. Y la Virgen nos preguntará…"¿Dónde están tus familiares? ¿Dónde están las personas con la que conviviste?

¡Que bello sería si la Virgen abriera su manto y viéramos bajo él a nuestros seres queridos! ¿Lo podemos conseguir? ¡Sí! Educándolos en el amor a la Vitgen María.


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