“No estéis agobiados… mirad a los
pájaros y flores…”
“No se puede servir a dos señores”,
sobre esta frase predicó el sacerdote. Una vez terminada la misa, un
señor pasó a la sacristía y le dijo al sacerdote: «Padre, aunque
usted no lo crea, yo sirvo a dos señores, y con cara de pícaro
dijo: yo sirvo a dos patrones: a mi mujer y a mi suegra. ¿Tengo que
dejar de servir a una de ellas? » El sacerdote que captó la guasa
de ese señor le respondió: «El evangelio dicen a dos señores o
amos, no dice nada de dos amas o señoras. Así que “al que el
Señor se las dio, San Pedro se las bendiga” ».
Jesús nos da fórmulas para saber
“compaginar lo material con lo espiritual”. ¡Siempre lo
espiritual por encima de lo material, siempre el amor por encima de
la justicia de los hombres!
Entre el cielo y la tierra ya no existe
un abismo, pues ese abismo ha sido superado con un puente:
¡Jesucristo! Actuar como Él actuó es actuar como Dios nos pide,
como a Dios le agrada. Así que yo le hubiese dicho al señor
gracioso que servía a dos amos: señora y suegra. ¿Cómo trató
Jesús a la suegra de san Pedro? Haga usted lo mismo, es decir, vaya
usted por el mundo curando, dando la mano al que lo necesita, en vez
de picoteando como ave hambrienta o carroñera.
“No os agobiéis”
La gran mayoría de las personas en
nuestros días sufren de dos vicios: La desconfianza y la
desesperanza. No creen en la Providencia divina y sólo tienen
ilusiones materiales.
Dice Saint-Exupéry: “El hombre se
descubre cuando se mide con el obstáculo”. El hombre debe
aprender a valorarse y a luchar contra las adversidades con la
confianza de que cuando él ya no pueda más, Dios pondrá su hombro.
Así que hay que poner en la sangre de
nuestras venas la máxima de: “Confía y ama”.
- ¿Amas a Dios? Si respondes que sí, debes responder a otra pregunta: ¿Confías en Él? Y si vuelves a decir que sí, surge otra pregunta: ¿Y entonces por qué te agobias?
Trabaja y confía en Dios. “Ayúdate
y Dios te ayudará”. No vayas por la vida “agobiado” porque la
vida no está pintada con los colores que a ti no te gustan, mejor
esfuérzate por pintarla tú con confianza y amor, es decir: con
obras evangélicas.
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