24TO. El Hijo del
Hombre tiene que padecer, 13 Sep. Mc 8, 27-35
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¿Por qué la Cruz no es horrenda ni despreciable para los cristianos?
Porque es la expresión de amor “hasta el extremo” de Cristo por todos los
hombres.
El Papa Juan Pablo I
preguntó a unos niños cual era la primera letra del alfabeto de Dios. Uno de
los niños dijo: “A”, la A. El Papa le dijo que no. La primera letra del
alfabeto de Dios es la Cruz, le dijo. Desde Adán y Eva, toda la creación, la
historia humana miraba a la Cruz.
En el Evangelio de hoy, Jesús pregunta a sus discípulos “quién es Él”. Los apóstoles le podrían
haber respondido: Tú eres la savia de vida eterna que brotará y salvará desde
la Cruz.
La Cruz como manantial de Salvación es la señal del cristiano. No porque
en ella muriese Cristo, sino porque desde ella Cristo venció a la muerte,
venció a Satanás.
¿A qué les suena mal la palabra “Satanás”? Pero Satanás es el mejor
enemigo del hombre. Siempre está presente para ofrecer un poco de escape: un
poco de alcohol, unos minutos de pornografía, unos chutes de droga… así pone en
el corazón de las personas intranquilidad, insatisfacción, ansias de poder,
furia incontrolada… hasta que consigue convertir al hombre en un estercolero,
en una ruina.
Pero Cristo nos dice que el camino de la felicidad está en seguirle a
Él: “Toma tu cruz y sígueme”.
Un científico creyente, mediante un test quiso hacer ver a sus colegas
que Dios había creado el corazón de los hombres para cosas grandes y llenas de
amor y ternura. Así que en el test le preguntaba:
Intenta nombrar a:
1. Las cinco personas más ricas del mundo.
2. Las cinco últimas Miss Universo.
3. Los cinco últimos cinco directores premiados
con los Oscar.
4. Los cinco últimos equipos ganadores de la
Liga de Campeones.
Pocos recordarán esos nombres. La consecuencia es clara: los aplausos
se apagan. Los premios se olvidan. Y ahora, otra prueba: Intenta recordar los
nombres de:
1. Profesores que han dejado huella en tu vida.
2. Tres amigos que han estado a tu lado en
momentos difíciles.
3. Cinco personas que te han transmitido
enseñanzas valiosas.
4. Cinco personas con quienes pasarías a gusto
una jornada.
La consecuencia es clara: Las personas que dejan huella en tu vida no
son los que “se comen el mundo” con sus records o sus dineros, sino las
personas que orientan su vida hacia los demás.
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