domingo, 28 de febrero de 2016

La homilía de Don JUlián para el domingo 27 de febrero

El riesgo y la muerte nos rodean, ¿somos conscientes de ello?

Unos peregrinos de Galilea fueron a Jerusalén a ofrecer los sacrificios. Se produjeron disturbios. Exaltados y antisistemas siempre existieron. Herodes pensó que lo mejor era cortar por lo sano, y ahogó el disturbio con sangre (13,1) Otra catástrofe imprevista: la caída de una torre, cerca de Jerusalén: saldo: dieciocho muertos.
¿Qué nos dice, Jesús, sobre estos acontecimientos?  Afirma que la muerte nos ronda. Que los que sufren una catástrofe no son más pecadores que los demás. Los ajusticiados por Herodes pueden ser tachados de "culpables" por la revuelta, pero no los aplastados por el derrumbe de la torre. Así que hay que estar "preparados" ante el riesgo de que la muerte, por cualquier causa y en cualquier circunstancia nos sorprenda. ¿Y qué es estar preparados? Vivir dando obras buenas. Si la higuera no da higos, ¿para qué se quiere? ¿Qué está aportando a la sociedad? Un cristiano que no da frutos cristianos, que no mejora un poco el mundo que le rodea, ¿qué clase de cristiano es? "¡Por sus frutos los conoceréis!".

Jesucristo nos pide que demos frutos, espera que nuestro ser cristiano se note en lo que decimos y hacemos.
Se han preguntado alguna vez: ¿qué espera de mí Dios? ¿Soy un revoltoso, nada más? ¿Soy una torre mal construida que se va derrumbando y aplastando a los que se cobijan en ella?

Mi padre y yo íbamos paseando por el bosque. Se detuvo en una curva y me preguntó:

- Además del canto de los pájaros, ¿escuchas algo más?

Agudicé mis oídos y le respondí:

- Escucho el ruido de una carreta.

- Eso es – dijo mi padre -. Una carreta vacía.

- ¿Cómo sabes que es una carreta vacía?

- Es fácil saberlo. Cuanto más vacía, más ruido hace.

Así, cuando veamos a una persona que habla demasiado, sea para darse bombo, o para criticar, presumiendo de lo que tiene o vale, o hace, recordemos que "cuanto más ruido, más vacía".

- ¿Eres una persona de trato agradable?

- ¿Eres una persona de obras o sólo palabras?

- ¿Intentas vivir en gracia de Dios?

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domingo, 21 de febrero de 2016

La homilía de Don Julián para el domingo 21 de febrero


Cada día cambiamos un poco, pero, ¿cambiamos para mejor o para peor? ¿Nos vamos acercando a Dios o nos vamos alejando de Él?

Leonardo da Vinci, buscó para su cuadro de “la última cena”, a un joven que le hiciera de modelo para pintar al Señor. Este joven cantaba en el coro de la catedral de Milán y se llamaba Pietro Bandinelli. Lo escogió porque su rostro era bello, era inocente y amable, y profundamente religioso.

Pasaron algunos años, y Miguel Ángel, salió a buscar un rostro que le sirviera de modelo para pintar a Judas Iscariote. En una calle de Roma encontró a un hombre repulsivo. La maldad y la avaricia las llevaba escritas en el rostro. Lo llevó a su estudio. Al comenzar a pintarlo y fijarse en aquel rostro comenzó a temblar. El modelo de Judas le dijo: “No se asuste. Sí, soy yo, el que hace años le hizo de modelo para pintar a Cristo”.

¿Qué había ocurrido? Pietro Bandinilli le había dado la espalda a Dios. Había abandonado las prácticas religiosas y se había metido en el mundo de la inmoralidad. Ahora su rostro reflejaba lo que era, lo que llevaba en su corazón.

Todos cambiamos, pero ¿para mejor o para peor? Si nos acercamos a Cristo seremos reflejos de Él, si nos vamos alejando de Él, nos iremos pareciendo a Judas el traidor.

Dice el refrán: “Dime con quién andas y te diré cómo eres”.

Otro ejemplo de nuestros cambios lo tenemos en la obra de Oscar Wilde “El retrato de Dorian Gray”. El retrato es precioso. Un bellísimo joven, un Narciso, pero conforme va perdiendo la moralidad, conforme va hundiéndose en el pecado y no hace nada por salir de él, el retrato se va haciendo horrible hasta aparentar ser la figura de un leproso.

¿Qué ocurriría si las personas nos vieran tal como somos realmente? La cara la podemos maquillar, pero las obras que salen del corazón, no.

Dios nos pide escuchar a su Hijo Jesús:

- ¿Leo y medito el Evangelio?

- ¿Escucho con el corazón lo que Cristo me dice?

- ¿Qué clase de hijo de Dios soy?

- ¿Mis palabras son eco de lo que dice el Evangelio?

- ¿Soy gotas del Amor de Dios para los corazones desérticos?

 

¡Escucha a Dios!

¡Escucha a Cristo!

¡Escucha a la Iglesia!

¡Escucha a los que nadie escucha!

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domingo, 14 de febrero de 2016

La homilía de Don Julián para el domingo 14 de febrero, 1º de Cuaresma



¡Jesús fue tentado! ¿Y qué sucedió? Que rechazó la tentación. Pero, ¿tenemos fuerzas para rechazar las tentaciones? Si fuéramos incapaces, aun contando con la ayuda de Dios, de resistirlas, estaríamos condenados a padecerlas, a ser muñecos en sus brazos. Pero Jesús, nos da ejemplo de que podemos resistirnos a ellas.

Me preguntas, ¿qué es una tentación? Y yo te respondo que es una prueba. Esta prueba te pone ante la disyuntiva de cumplir la voluntad de Dios o ser “muñeco” de la tentación.

¿Son atractivas las tentaciones? ¡Mucho! Recuerda el mito griego acerca de las sirenas. Se presentaban como jóvenes super bellas sentadas en las costas rocosas de un estrecho por el que tenían que pasar los barcos. Su canto era tan bello que los marineros abandonaban los remos y el timón y los barcos acababan arrastrados y destrozados contra las rocas. ¿Qué hizo Ulises con sus navegantes? Obligarles a taponarse los oídos con cera y él ser atado al mástil y que si gritaba que lo soltasen, por nada lo obedeciesen.

Las tentaciones siempre se presentan como fascinantes y embriagadoras canciones que incitan a unirse a ellas. ¿Te resistes o fácilmente te unes a ellas?

Quizás pienses que Jesús venció las tentaciones porque era Hijo de Dios, pero no. En su naturaleza humana era igual a cualquiera de nosotros.

“¡En todo igual, menos en el pecado!” Si no hubiese sido así, no nos serviría de ejemplo a imitar.

Sabemos qué es una tentación. Sabemos cómo es de gruesa la tentación. Sabemos hasta si vamos a caer en ella, ¿y qué hacemos? ¿Qué resistencia ofrecemos a esos “cantos de sirenas”? Y si eres joven debes saber que en estos tiempos el canto de sirenas es ciertos portales de internet, ciertas “pastillas” de diseño, ciertas apuestas de quien va a más kilómetros hora, engatusar a tu novia/o con “¿Por qué no, si nos amamos?” etc. Etc.

Miremos a Cristo en el desierto y digámosle:

- Fortalece nuestra voluntad

- Ayúdanos a vivir la gracia

- Ilumina nuestra inteligencia

- Disuelve nuestros auto-engaños.

 

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miércoles, 10 de febrero de 2016

La homilía de Don Julián para el Miércoles de ceniza


Hoy iniciamos la cuaresma (cuarentena = cuarenta días). La Iglesia nos ofrece cuarenta días para hacer limpieza en nuestra vida. Cuando el labrador quiere sembrar un campo, antes de poner en él la semilla, lo ara, lo limpia de toda hierba, lo abona… ¿qué tenemos que quitar de nuestra mente y nuestro corazón? Las piedras que lanzamos a los demás en-vueltas en calumnias, mentiras, insinuaciones, indiferencias… Los pensamientos corrosivos como son las envidias, los rencores, ojerizas, prejuicios de toda clase.

La Iglesia es Cristo, que sigue viviendo en medio de nosotros. Y la Iglesia, en este día, nos señala con ceniza en la frente mientras nos susurra: “Acuérdate que eres polvo y al polvo volverás”, o “conviértete y cree en el Evangelio”. Lo que Cristo nos dice a través de la Iglesia es: “No olvides lo esencial, no te entretengas todo el tiempo con las cosas secundarias”. ¿Y qué pretende Cristo y su Iglesia con este recuerdo? Evitar que por olvido o apegados a las cosas secundarias perdamos la vida eterna.

¿Y qué herramientas debemos usar para limpiar nuestra vida de malas hierbas? Cristo nos ofrece tres: “El ayuno, la oración, y la limosna”. Ayunar de actitudes, palabras y obras tóxicas. Orar a Dios pidiéndole fuerzas y su gracia para ser perseverantes en el estilo de vida evangélico. La limosna ofrecida con amor, no dando lo que nos sobra, sino compartiendo lo que tenemos. La limosna no consiste en dar una propina al hermano necesitado, debe ser un acto fraternal. Que el necesitado no se sienta humillado, avergon-zado por la necesidad de tender sus manos hacia nosotros, como el perro hambriento que ladra pidiendo comida a su amo.

¡Qué hermoso sería que en esta cuaresma nos libráramos de toda hipocresía! Jesús nos invita a desprendernos de la hipocresía. Los hipócritas son falsos de corazón. Los hipócritas convierten la religión en cumplimientos legalistas tristes. La humildad sincera siempre es alegre.

¡Cuarenta días para acercar nuestra vida a Jesucristo! Sin Cristo la vida de las personas se desmorona.

En un templo de Nuremberg (Alemania) hay un célebre monumento funerario, el de san Sebaldo. Un escultor y sus cinco hijos trabajaron en él durante 13 años. En el monumento hay muchísimas figuras del Antiguo y Nuevo Testamento. Cada figura es una estatua aparte, un bloque separado. A los ojos se les escapa qué las une. Hay una estatua de Cristo en el Centro encima de las demás y está fijada mediante un tornillo. Si se desenrosca el tornillo y se quita la estatua de Cristo, caen de su sitio todas las demás figuras de bronce y el bello monumento queda reducido a un montón de “escombros”.

¿Tenemos aún nosotros a Cristo en nuestra mente, en nuestro corazón, en nuestras obras o ya quitamos el tornillo de la gracia y nos hemos quedado reducidos a un montón de pensamientos, palabras y obras sin frutos, vacíos, escombros?

domingo, 7 de febrero de 2016

La homilía de Don Julián para el domingo 7 de febrero

"Dejándolo todo le siguieron". Y la mayoría fueron felices, Judas Iscariote, no. ¿Por qué él no? Porque su vida estaba lejos de Cristo aunque su cuerpo estuviera muy cerca. Judas actuaba por su cuenta, los demás en nombre del Maestro.


Dos hermanos están en un puente. Uno de ellos le dice al otro:

- Mira los pececillos que van y vienen. ¡Qué felices son!

- Tú no eres un pez- le contestó su hermano - ¿cómo puedes saber si los peces son felices?

- Tú no eres yo, - le replicó - ¿Cómo puedes saber que yo no sé si los peces son felices? … Yo lo sé por lo feliz que yo me siento en el agua.

¿Quién no es feliz llevando a Cristo en el corazón?
"Pongo siempre al Señor ante mí, con él a mi derecha no vacilaré" (Salmo 16,8).

Así San Pedro le dice al Señor: "Porque Tú lo mandas, echaré las redes…" (Lc 5,5). Y la pesca fue completa. ¿Quién va a fracasar si actúa por mandato de Jesús?


- No hay suficiente oscuridad en todo el mundo como para apagar una pequeña vela.

- Hay muchas maneras de irradiar luz: ser una vela o un espejo que la refleja.

¿Qué eres tú? ¿Cómo reflejas tú el amor de Cristo?

Jesucristo sabe hacia dónde debemos caminar para llenar nuestras redes de obras buenas. ¿Le obedecemos?

"Dame un amor que me guíe en el camino, una fe que nada pueda quebrantar, una esperanza a prueba de fracasos, una pasión que arda como fuego.
Que no me hunda como pedrusco en el lago. Hazme combustible tuyo, llama de Dios" (Amy Carmichel).

Hay cristianos que no terminan de confiar en Cristo, y por eso es importante que de vez en cuando nos preguntemos: ¿Cómo y en qué expreso mi confianza en el Señor? San Pedro estaba cansado… toda la noche bregando y no había pescado nada, pero por encima de su cansancio y fracaso pone el mandato del Señor: "…porque tú lo mandas echaré las redes…".


¿Hubieras hecho tú lo mismo?

Recordemos la canción: "Tú Señor, me llamas, Tú Señor me dices… ven y sígueme…"

En tu nombre:

- anunciaré el Evangelio

- daré testimonio de tu amor y perdón

- animaré al triste y desconsolado

- ofreceré al caído mi mano


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