Moisés les dice a los israelitas que sí observan y viven los Mandamientos de Dios, el Señor los hará una gran nación. Donde hay virtud hay progreso.
Una dictadura busca infundir miedo, una democracia pide virtud a todos, a los dirigentes y a los ciudadanos. Dios nos pide virtud como fuente de convivencia y progreso. Pero ¿Qué es virtud? Disposición a hacer la cosa correcta. Y la virtud se afianza en la mente y en el corazón a base de practicar lo correcto, lo bueno.
¿Qué mancha a las personas? Jesús nos lo dice en el Evangelio de hoy: “¡Lo que sale de un corazón sin virtud!”.
-En vez de actos sucios , pureza de corazón
- En vez de avaricia , generosidad
- En vez de orgullo , sencillez
- En vez de inquietud , tranquilidad
- En vez de …
…
No hay progreso verdadero donde se roba, donde se quita la vida al inocente, donde se deshonran a propios y extraños, donde se desprecia el esfuerzo.
La virtud no es sólo para alcanzar la vida eterna, es una fuerza para alcanzar en la vida paz y prosperidad. Así un gran político, Jorge Washington dijo: “De todas
las disposiciones y hábitos que llegan a la prosperidad política, religión y moralidad son los soportes indispensables”.
Se refería a practicar la virtud y seguir la ley moral. Jesús se enfrenta, en el Evangelio, a unas personas que niegan el pecado. Criticaban a los demás por no lavarse las manos, pero nunca se fijaban en que ellos estaban sucios por dentro. Jesús NO CONDENA a los pecadores, pero sí a los que siéndolo condenan a otros.
¿Te sabes los 10 mandamientos?
¿Los vives?
domingo, 30 de agosto de 2015
domingo, 23 de agosto de 2015
La Homilía de Don Julián para el domingo 23 de agosto
Pocos días antes de ser ejecutado el pastor protestante pro los nazis,
Dietrich Bonhoeffer, escribió: “La gracia
barata es el enemigo mortal de la Iglesia. Estamos luchando hoy por la gracia
cara”. ¿Qué es la gracia cara? La sumisión de la mente y el corazón a la
voluntad de Dios. Sumisión del marido a su esposa y de la esposa a su marido
hasta llegar a ser uno solo. Y el cristiano uno sólo con Cristo y con la
Iglesia.
La gracia barata “abunda”, aparece muy atrayente: ¡Disfruta de todo y
sin límites y no te comprometas con nadie ni a nada!
Jesús habla sobre el Pan de Vida, Él es la Eucaristía, y la gente se
decepcionó y escandalizó. ¿Quién está dispuesto a creer en las palabras de
Jesús, a afiliarse a Él? ¡El cristiano es una filial de Cristo!
Pero Jesús no anda con ambigüedades, no teme quedarse sólo y pregunta: “¿También vosotros queréis marcharos?”
Jesús quiere católicos de gracia cara, de gracia con denominación de origen, no
de gracia barata
¡Ser uno con Cristo!
Santa Teresa de Lisieux dio una descripción hermosa de su primera comunión: “Ese día ya no era una mirada sino una fusión, ya no eran dos, Teresa había desaparecido como la gota de agua se pierde en el océano. Quedaba sólo Jesús. Él era el Dueño, el Rey”.
Los cristianos de gracia barata se han acostumbrado a las palabras de Jesús, pero los que quieran gracia cara deben hacer “un acto de fe” en Cristo, deben hacer un acto de sumisión al Pan de Vida. Así dice Santo Tomás: “Lo que no comprendes y no ves, lo atestigua una fe viva, fuera de todo el orden de la naturaleza. ¡El misterio esconde realidades sublimes!”
Perdón Señor por…
-
Mi falta
de sensibilidad ante los que sufren
-
Mi
indiferencia ante las críticas injustas
-
Mi
búsqueda de placer egoísta
-
Mi
apatía y antipatía hacia los que no me gustan
-
Mis
exigencias sin yo exigirme nada.
domingo, 16 de agosto de 2015
La Homilía de Don Julián para el domingo 16 de agosto
20 T.O. Verdadera comida y
bebida, 16 Ago. Jn 6, 51-58.
¿Qué es un Cuerpo?
Hoy Jesús hace unas declaraciones atrevidas y dramáticas:
- Yo soy el pan vivo bajado del cielo.
- El pan que les voy a dar es mi carne.
- Si no comen la carne del Hijo del hombre...no podrán tener vida en
ustedes.
- El que me come vivirá por mí.
Esas declaraciones tienen un contenido dramático. El problema que
tenemos hoy es que estamos tan acostumbrados a estas palabras que vuelan sobre
nuestras cabezas. No tienen ningún impacto. Pero, supone que alguien nos dirige
seriamente y nos invita masticar su brazo. No obstante, Jesús nos dice que él
es pan. Tenemos que comer de su carne si queremos tener su vida dentro de
nosotros.
Pues, tú y yo sabemos que Jesús está hablando de la necesidad de
participar en la Eucaristía si vamos a tener la vida eterna. Dos mil años de
tradición cristiana han aclarado aquel punto. Este domingo me gustaría que
entremos más profundamente en la enseñanza de Jesús con esta pregunta: ¿Que
señaló el por la palabra carne? Jesús nos dice que tenemos que comer su carne.
¿Qué significa aquella palabra?
Según el Diccionario de la Biblia, la palabra carne en este
contexto es una forma de hablar que se llama metonimia. Metonimia es cuando
usamos una palabra para algo con que está asociada. Por ejemplo, porque el
presidente del gobierno vive en Moncloa, a veces se oye cosas como, "Hoy
Moncloa ha enviado un mensaje fuerte a la oposición..." El edificio no
envía un mensaje, significa la presidencia. Otro ejemplo es el uso de la
palabra plato para referir a comida porque comida está asociada con los platos
en que se sirve. En modo semejante, la palabra carne que refiere a músculos y
órganos representa el cuerpo entero. Así cuando Jesús habla de su carne, está
indicando su cuerpo físico.
A pesar de ser una maravilla, el cuerpo humano está sujeto a debilidades
y limitaciones. Nuestros cuerpos nos restringen. El hecho de estar presente en
este tiempo quiere decir que no podemos en el mismo momento estar caminando en
una playa. Puedo pensarlo, pero pensando no lo hace una realidad. Puedo pensar
en miles de lugares y tiempos, pero siempre estoy limitado a momento y lugar
específicos. Mi cuerpo también me limita en otros sentidos: mi voz, la cantidad
de energía que tengo, la capacidad de las células de mi cerebro de hacer
conexiones, todas estas cosas influyen mi capacidad de comunicarles algo.
Jesús, a pesar de tener una naturaleza sin límites, tomó la decisión de
aceptar las limitaciones de un cuerpo humano. Lo hizo (según mi parecer) para
poder estar presente a nosotros en tiempo y espacio - un hombre viviendo en
Palestina del primer siglo. Al final de su vida, paso por un proceso que le dio
la capacidad de romper las barreras de tiempo y espacio. Por este motivo puede
ofrecernos su cuerpo a pesar del hecho que vivimos veinte siglos y miles de
kilómetros lejos de él. Y la cosa más maravillosa es que este domingo nos da la
oportunidad de conectarse en el nivel más profundo posible.
Él es el pan vivo bajado del cielo. Si comemos de su carne, tendremos
vida dentro de nosotros, la única vida que perdura para siempre.
sábado, 15 de agosto de 2015
La homilía de Don Julián para la solemnidad de la Asunción de la Virgen
Asunción de la
Virgen (15 Agosto)
Lc 1, 39-56
“A los humildes enaltece”
Quizás para algunos especialmente los protestantes, el papel de la Virgen
María no fue tan “determinante” como proclamamos los católicos, que la
veneramos, ¡no la adoramos!, como colaboradora en la obra de su Hijo Jesús.
Pero aunque se la contemple sólo como una fiel cumplidora de la voluntad de
Dios, merecería estar por lo menos a la misma altura que los profetas y
patriarcas.
Algo insignificante puede ser imprescindible una gran obra. Un hombre, por
muy héroe que sea, necesitó una mujer que lo pariera. Por eso:
- “Si la nota dijese: una nota no hace la melodía…
no habría sinfonía.
- Si una piedra dijese: una piedra no puede
levantar una pared… no habría casa.
- Si una gota de agua dijese: una gota de agua no
puede formar un río… no habría mares.
- Si el
hombre dijese: un gesto de amor no puede salvar a la Humanidad… no habría
justicia, paz, felicidad (Michel Quoist).
San Juan Damasceno, el más ilustre transmisor de esta tradición, comparando
la asunción de la santa Madre de Dios con sus demás dotes y privilegios,
afirma, con elocuencia vehemente:
"Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su
virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte libre de la
corruptibilidad. Convenía que aquella que había llevado al Creador como un niño
en su seno tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que la esposa que
el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial. Convenía que aquella
que había visto a su hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la
espada del dolor, del que se había visto libre en el momento del parto, lo
contemplara sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios
poseyera lo mismo que su Hijo y que fuera venerada por toda criatura como Madre
y esclava de Dios."
Según el punto de vista de san Germán de Constantinopla, el cuerpo de la
Virgen María, la Madre de Dios, se mantuvo incorrupto y fue llevado al cielo,
porque así lo pedía no sólo el hecho de su maternidad divina, sino también la
peculiar santidad de su cuerpo virginal:
"Tú, según está escrito, te muestras con belleza; y tu cuerpo virginal
es todo él santo, todo él casto, todo él morada de Dios, todo lo cual hace que
esté exento de disolverse y convertirse en polvo, y que, sin perder su
condición humana, sea transformado en cuerpo celestial e incorruptible, lleno
de vida y sobremanera glorioso, incólume y participe de la vida perfecta."
Ya desde el siglo segundo, los santos Padres presentan a la Virgen María
como la nueva Eva asociada al nuevo Adán, íntimamente unida a él, aunque de
modo subordinado, en la lucha contra el enemigo infernal, lucha que, como se
anuncia en el protoevangelio, había de desembocar en una victoria absoluta
sobre el pecado y la muerte, dos realidades inseparables en los escritos del
Apóstol de los gentiles. Por lo cual, así como la gloriosa resurrección de
Cristo fue la parte esencial y el ú1timo trofeo de esta victoria, así también
la participación que tuvo la santísima Virgen en esta lucha de su Hijo había de
concluir con la glorificación de su cuerpo virginal, ya que, como dice el mismo
Apóstol: Cuando esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la
palabra escrita: "La muerte ha sido absorbida en la victoria."
oooOOOooo
domingo, 9 de agosto de 2015
La homilía de Don Julián para el domingo 9 de agosto de 2015
19 T.O. Pan bajado del cielo, 9
Agosto. Jn 6, 41-52
Jesús nos dice hoy que él es el pan vivo bajado del cielo y que tenemos
que comer de el para tener la vida verdadera.
No hay don mayor que el Cuerpo y Sangre de Jesús. Quisiera explicar esto
con una comparación. En la entrada de un templo hay una ventana que muestra un
ave enorme. Es una pelícana con los pequeños pelicanitos debajo. Ellos tienen
sus bocas abiertas esperando algo, pero la pelícana no tiene comida. Entonces
con su pico, ella abre su pecho para dar un poco de carne y sangre a los
pequeños. Se puede ver las gotas de sangre saliendo de su lado. Jesús hace algo
semejante – pero mucho más grande – para nosotros. Nos da su propia carne y
sangre como alimento.
Necesitamos esta comida para llegar a nuestro destino. Podemos ver esto
en la primera lectura que vislumbra la Eucaristía. El profeta Elías estaba en
el desierto y a pesar de ser el primer y el mayor profeta de Israel, estaba
triste. Pensaba que su vida había fracasado y solamente querría dormir, perder
la conciencia y morir. Pero Dios envió un ángel que lo despertó y a su cabecera
había un pan cocido y un jarro de agua. Él comió y bebió – y se durmió otra vez.
Ahora no era un sueño drogado, no era un sueño de desesperación sino
reparación. Se levantó y comió de nuevo y con la fuerza de aquel pan caminó
cuarenta días hasta el Monte del Señor.
Jesús también quiere darnos comida para nuestro viaje – pan vivo que nos
da poder. Por eso, dice, “Yo soy el pan vivo bajado del cielo. El que come mi
carne y bebe mi sangre tendrá la vida eterna”.
¿Queremos amar a Cristo?
¿Queremos amarlo para…
·
serle fiel hasta
la muerte…
·
haciendo vida
nuestra sus enseñanzas
·
amando como Él nos
ama…
·
dando testimonio
de que Él es el centro de nuestra vida
·
dándole a conocer
a todos
·
haciendo el bien
en silencio
·
haciendo siempre
su voluntad
·
sabiendo escuchar,
comprender y servir como Él.
oooOOOooo
domingo, 2 de agosto de 2015
La homilía de Don Julián para el domingo 2 de agosto
18 T.O. Ni hambre ni sed, 2 Ago.
Jn 6, 24-35
·
Usted no es una
persona, sólo es un animal.
·
¿Por qué me dice
usted eso? Me ofende.
·
Porque sólo piensa
en reproducirse y llenar su estómago. ¿Por qué no se pregunta por qué vive, a
quién ama? Hasta Nietzsche decía: “cuando un hombre tiene un porqué vivir
soporta cualquier cómo”.
·
¡Déjese de rollos,
eso está pasado de moda!
·
Entonces, cuando
esté usted a punto de morir podría decir: “me alimenté y me reproduje, pero no
he vivido”.
¡No es lo mismo existir que vivir!
Jesús nos pide que creamos en Él, que creer en Él es capacitarnos para
amar y que quien no ama existe, pero no vive.
En el Evangelio de hoy, Jesús nos dice: “Yo soy”. Jesús comienza a
auto-revelarse. Jesús: “Yo soy el pan de vida”. No dice que Él multiplica el
pan. Él dice: “Yo soy el Pan de Vida”. Y a continuación afirma: “El que venga a
mí no tendrá hambre”.
Para entender el significado de esa auto-revelación, tenemos que ver el
contexto. Jesús está hablando a sus hermanos judíos. Jesús es un hijo de Israel;
nació de la raza escogida, el pueblo judío. Su madre, la Virgen María, era una
mujer judía fiel. Cuando el pueblo judío escuchaba la palabra “pan”, ellos
pensaron inmediatamente en la mana, el pan milagroso que Dios les dio durante
los cuarenta años en el desierto. Por eso, dijeron a Jesús, “nuestros padres
comieron el mana en el desierto”.
·
¿De qué tiene
usted hambre o sed?
·
¿Tiene hambre de
ser mejor persona, mejor hijo, mejor espos@, mejor católico?
·
¿Qué siente cuando
reza “danos hoy el pan de cada día”?
La Iglesia católica tiene miles de comedores para atender a pobres, para
que al menos tengan “el pan de cada día”. Los cristianos, y especialmente los
que participan en la Eucaristía dominical, ayudan o sostienen esos comedores. ¡También
en verano! Los comedores de la Iglesia: “no cierran por vacaciones”.
El hombre y la pobreza no tienen vacaciones. Usted católico debe ser consciente
de ello y esté en el lugar que esté, debe colaborar con sus donativos a
mantener la ayuda que ofrece Cáritas.
Seguro que recuerdas un episodio escrito por Dante.
Ugolino y sus cuatro hijos son encarcelados y condenados a morir de
hambre. Durante tres días, Ugolino permanece sentado contra el muro de la
cárcel con la cabeza entre las manos, mudo y triste, sin levantar los ojos para
no ver a sus hijos agonizar de hambre. Después de varios días, dos de sus hijos
se acercaron a él arrastrándose y le dicen: “Padre, ¡come de nosotros!”.
Eso es lo que nos dice a nosotros Jesús, ¿tienes hambre o sed? “Yo soy
el pan vivo y el agua viva”.
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