Despierta… Viene. 30 Noviembre. 1 Adviento. Mc 13, 33-37.
Dios…, aviva en los cristianos, hoy
que comenzamos el Adviento, el deseo de salir al encuentro de Cristo,
no con las manos vacías, la voluntad dormida y el corazón
destrozado, sino acompañados por buenas obras.
R. Knox, decía que quizás hayamos
tenido la experiencia de lo que es caminar de noche y arrastrar los
pies durante kilómetros, alargando la vista hacia una luz que brilla
en la lejanía y que representa el hogar. ¿Qué distancia hay desde
donde nos encontramos hasta la luz que vemos en la lejanía? En la
oscuridad es imposible saberlo. Los profetas miraban la luz que era
el Mesías, se pasaron siglos anunciando aquella Luz. Proclamaban que
el Mesías llegaría, que ya estaba en camino, pero… ¿cuánto
tardaría en estar entre los hombres? Eso no lo dijeron. Ahora, las
lecturas litúrgicas, nos dicen: Jesús se aproxima, ¿estás
despierto, vives con una vida de puertas abiertas o tu corazón está
vallado de espinos porque eres egoísta?
Durante cuatro semanas la Iglesia nos
repite: ¡El Señor viene! Anunciadlo a vuestros vecinos y vosotros
enderezad el camino, controlad vuestros pasos, obrad el bien.
Se cuenta que un general perdió una
batalla por no dejar de jugar una partida de billar. ¿No se lo cree?
¿Le parece inaudito, de tontos? Dígame entonces, ¿qué piensa de
los que fuman sabiendo que matan algo de vida? ¿Qué piensa de los
que beben y beben hasta que los mata una cirrosis? ¿De los que van
en moto sin casco, en coche sin cinturón o al doble de velocidad de
lo permitido? ¿No se parecen a aquel general?
El Adviento es tiempo de recargarnos de
ilusión, de esperanza, de fuerza para enderezarnos en lo que hacemos
torcido:
- Despójate de ambiciones egoístas.
- Despójate del estrés por querer estar en todos los sitios.
- Despójate de querer controlar a tu familia.
- Despójate de la ansiedad que te crea el que todo el mundo te admire.
- Despójate del miedo al “qué dirán”.
- Despójate de tus fantasías irrealizables.
- Despójate del peso de tu pasado.
- Despójate de pequeñas o grandes mentiras.
- Despójate de tus prejuicios, enturbien tu mente y esclavizan tu corazón.
- Despójate de toda crítica.
“Más vale ser una cerilla que
gritar contra la oscuridad”.