martes, 26 de noviembre de 2013
domingo, 24 de noviembre de 2013
La homilía de Don Julián para el 24 de noviembre
Jesucristo Rey del Universo (24 Noviembre)
Lc 23, 35-43
“Jesús, acuérdate de
mí…”
A los lados de Jesús crucificaron también a dos bandidos,
uno a su derecha (Dimas) y otro a su
izquierda (Gestas). Gestas insultaba a Jesús echándole en cara que no hiciera
el milagro de bajarse y bajarlos de la Cruz si era el Mesías. Dimas por el
contrario, reprendió a Gestas por sus palabras y dirigiéndose a Jesús, le ¿No eres tú el Cristo? ¡Sálvate a ti mismo y sálvanos a nosotros!”
(Lc 23, 39).
pidió
que se acordara de él cuando estuviese en su Reino. ¿Qué vió Dimas en Jesús
para proclamarlo Mesías y pedirle el Cielo, que no vió gestas? Las palabras de
Gestas estaban llenas de sarcasmo, cólera y violencia: “
La desesperación de Gestas es fría y dura como “ciertos
ateos contemporáneos” que proclaman que Dios no existe, pero no dejan de combatirle.
¡Cuánto desprecio escupió hacia Jesús! ¡Como muchos ateos de hoy hacia los
cristianos! ¡Pobre Gesta! su cuerpo sin vida fue bajado de la cruz, pero su
corazón se quedó clavado al madero del odio y la ceguera de su increencia.
Dimas sufría como Gestas, pero la ruina de su cuerpo no la
había dejado llegar a su alma. Y como las cosas esenciales, importantes se ven
con el corazón, descubrió que el crucificado del centro era el Mesías Rey de
los cielos.
Una y otra vez hay
que preguntarnos: ¿Qué vio Dimas que no vio Gestas? ¿Está el mundo representado
en ellos? Medio mundo creyente y medio ateo. ¿Qué sintió Dimas al escuchar de
Jesús: “Hoy estarás conmigo en el
paraíso”?
Bossuet admira la fe de Dimás:
“Un moribundo ve a Jesús moribundo y le pide vida; un crucificado
ve a Jesús crucificado y le habla de su reino; sus ojos no perciben sino
cruces, pero su fe se representa un trono”.
Jesús no ha respondido al ladrón que le insultaba, pero ante
la petición de Dimas, Jesús no puede quedarse en silencio: “En verdad te digo” frase que para los
judíos representaba un juramento, una promesa solemne.
Jesús no responde a los que le insultan, si que responde a
los que con humildad se dirigen a Él.
Y así gira el mundo: Unos confiesan su fe, su Esperanza y su
Caridad, otros que insultan y dicen que
no creen, pero son dogmáticos en sus “no creencias”.
Y desde la cruz, Cristo nos dice:
-
Yo te amo, aunque tú no me ames.
-
Mis brazos te protegen, aunque tú no los sientas
-
Yo te perdono, al mínimo arrepentimiento.
-
Yo siempre estoy a la escucha, aunque tú no quieras
hablarme.
-
Yo nunca te desprecio, aunque tú me desprecias.
Haz silencio en tu corazón y me oirás decirte. ¿Quieres ser súbdito de mi Reino?
miércoles, 20 de noviembre de 2013
Sonríe.....
Sonríe… lo
haces muy bien. Sonríe. Que a través de ella se caen los muros de la timidez.
Sonríe… lo
haces muy bien. Que al sonreír se levanta el cálido susurro del cántico de la
amistad.
Sonríe… lo
haces muy bien. Cuando te lo propones se desata en ti lo especial que eres.
Sonríe… lo
haces muy bien. Al sonreir llegan los hermosos colores del saludo fraternal.
Sonríe… lo
haces muy bien. Al mirarte en tu propia sonrisa ves los detalles del amor en su
mágico esplendor.
Sonríe… lo
haces muy bien. Porque te acaricias el alma cada vez que te muestras contento.
Sonríe… lo
haces muy bien. Es el reflejo de tu ser que se evidencia cuando enseñas lo
mejor de tí.
Sonríe… lo
haces bien. El brillo de tus ojos acompaña a tu sonrisa para explotar como
estrellas brillantes en la oscuridad nocturna.
Sonríe… lo
haces muy bien. Ya que al mostrar tu sonrisa se suaviza el momento del coraje
que pasaste ayer.
Sonríe… lo
haces muy bien. Es que tu sonrisa se proyecta hacia el cielo y perfuma el
ambiente con gratos olores que suenan a libertad.
Sonríe… lo
haces muy bien. Sonido de ternura que arropa los sentidos, los cuales se
saborean los barriles de miel que hasta ellos llega cuando tú los dejas oir.
Sonríe… lo
haces muy bien. Al hacerlo logras conquistar al mundo. Porqué ¿quién puede
resistirse a tu hermosa, graciosa y dulce sonrisa?
Sonríe… lo
haces muy bien. Es tu carta de presentación. Sonríe… lo haces muy bien. Ella
nos deja ver al niño travieso que llevas por dentro.
Sonríe… lo
haces muy bien. Dios se ha placido en regalártela por lo tanto es tuya y debes
reciprocar el gesto a aquellos que a tu alrededor están.
Sonríe… lo
haces muy bien. Esta te conduce a ser amigo, amado, estimado, apreciado,
valorizado, esperado, invitado, distinguido, recordado. Y a disfrutar de los
agradables, gustosos, placenteros, ricos, abundantes y plácidos instantes que
te regala la vida.
Sonríe… lo
haces muy bien. Es el paso de agradecimiento a tu Creador por dejarte vivir
hoy, por que el ayer ya pasó.
Sonríe… lo
haces muy bien. Es el peldaño que te sube por los tramos del deseo de vivir, de
gozar, de soñar, de volver a sonreír. Es tu derecho
ante la vida… tu obligación al mundo y ante ti mismo.
ante la vida… tu obligación al mundo y ante ti mismo.
Y lo haces
muy bien…
Y los que te rodean lo necesitan también.
Y los que te rodean lo necesitan también.
domingo, 17 de noviembre de 2013
La Homilía de Don Julíán domingo 17 de noviembre
33 T.O.
(17 Noviembre)
Lc 21, 5-19
“… no tengáis
pánico…”
Pronto terminaremos el año litúrgico ciclo C y la Iglesia
nos pone esta lectura evangélica para que reflexionemos sobre el final de la
historia. ¡Todo será transformado, renacido, nuevo! ¿Y qué nos dice el Señor? “cuando oigáis noticias de guerras y
revoluciones, no tengáis pánico”. “Y cuando todos os odien por ser cristianos,
no tengáis pánico”. ¿Por qué no debemos “tener pánico”? Porque el Amor de Dios
y la providencia de Dios actuarán en nosotros, serán nuestra fuerza y nuestra
defensa.
Los poderosos, los reinos, las potencias, el mundo todo eso
caerá, pero Dios permanecerá y con Él nosotros, pequeños e indefensos, pero que
somos tornados de paz, de bondad, de justicia que están sustentados por Dios.
Todo lo que hace el hombre no es eterno. Todo lo que ofrece
el mundo no es eterno. Sólo Dios lo es.
Qué paz nos da Jesucristo cuando nos dice: “No os dejéis
amilanar por los vaivenes de la historia, ni deslumbrar por lo caduco. Estad
alegres, disfrutar, pero siempre poniendo vuestro corazón en Dios.
Los cristianos debemos vivir con alegría pues no somos
misiles de destrucción sino colaboradores de Dios que en vez de ensuciar la
creación intentamos limpiarla con amor y obras buenas.
Un sacerdote le pregunta a un niño en la catequesis:
-
Juan, ¿le rezas a Dios?
-
Sí, padre.
-
¿Y qué le pides cuando le rezas?
-
No le pido nada. Sólo le digo: Jesús, ¿te puedo ayudar
en algo?
-
¿Y qué te responde Jesús?
-
Que le ayude cada vez que soy bueno.
Alguna vez usted que ahora está leyendo estas líneas, le ha
preguntado a Dios: ¿Puedo ayudarte en
algo?
No tener miedo ni en
la adversidad ni en la persecución. Tenemos que saber que los malos no soportan
a los buenos.
San Jerónimo dijo a san Agustín: “El orbe de la Tierra te
celebra. Los católicos te veneran y te admiran como a nuevo fundados de la
antigua Fe, y, lo que es señal de mayor gloria, todos los herejes te odian, y
con odio parejo me persiguen a mí. A los
que no pueden matarnos con la espada, nos matan con el deseo.
¿Qué hacen los
cristianos para ser odiados o perseguidos? Quizás, ¿defender a los más
indefensos como es a los fetos humanos? Quizás ¿proporcionar cuidados a los
enfermos, a los ancianos, dar pan a los hambrientos? La mente de quienes ODIAN,
es puro infierno, y hasta los milagros lo ven como ofensa.
Nosotros, sigamos el consejo de san Ignacio de Loyola: “Reza
como si todo dependiera de Dios y trabaja como si todo dependiera de ti”.
miércoles, 13 de noviembre de 2013
Al terminar cada día
Al terminar cada día
Al terminar cada día
quisiera
ofrecerte, Señor, las manos vacías
después
de haber repartido todo lo que soy y tengo
entre
tanta gente con la que me he cruzado.
Quisiera haber dejado mi corazón
repartido
entre
todos los que sufren:
unos
en el cuerpo; otros, pobres, en el alma.
Quisiera haber dejado mi palabra
entre los sordos
que
apenas si oyen hablar de ti.
Quisiera haber dejado mi mirada
entre los ciegos
que
no te ven en los pliegues de la vida.
Quisiera haber dejado mi amor a
ti
entre
los que no sienten amor ni compasión por nadie.
Quisiera haber dejado mis
caricias a los duros,
a
los que no se enternecen ante nada.
Quisiera haber transferido mi
sangre a los heridos,
a
los que lloran, a los que están hundidos.
Quisiera haberme quedado sin
abrazos
de
tantos como hubiera debido repartir.
Quisiera haber dejado hasta el
aliento
en
todos los que están como vencidos.
Quisiera terminar, Señor, mi día,
sin
nada que ofrecerte, las manos ya vacías...
Así, de esta manera,
no
tendrías, Jesús, otro remedio
que
llenarlas tú mismo con tu amor
para
empezar de nuevo, al otro día,
a
darme y repartirme entre la gente.
...
lo mismo que haces Tú.
domingo, 10 de noviembre de 2013
La Homilía de Don Julián, Domingo 10 de noviembre de 2013
32 T.O.
(10 Noviembre)
Lc 20, 27-38
“No es Dios de
muertos, sino de vivos”
Nos preocupamos por lo que ocurrirá cuando estemos en el
Cielo y nos despreocupamos de lo que hacemos en la tierra.
Un día nos anestesian y nos despertamos de la anestesia en
un tren a toda velocidad. ¿No preguntaríamos qué hacemos en el tren? ¿No
preguntaríamos de dónde venimos y a dónde nos dirigimos? ¡Sí, lo preguntaremos
y nos lo preguntaríamos a nosotros
mismos!
El viaje más importante de cada uno de nosotros es el que va
del vientre de nuestra madre al cementerio. Pero ¿quién se hace sobre esto preguntas?
¿Quién se pregunta de dónde viene y a
dónde va?
Ante la pregunta que le hacían a Jesús en el Evangelio de
hoy, un amigo me decía, con cierta guasa: “Si yo fuese Dios a la mujer que se
hubiese casado con varios hombres la castigaría a vivir enteramente con todos
ellos. Y al hombre que se hubiese casado varias veces, le daría el castigo de
vivir con todas ellas. Después de unos años de eternidad, los mandaría otra vez
a la tierra. ¡A que se quedaban solteros esos hombres y mujeres!”
Como gracia está bien, pero la maldad no tiene cabida en el
Cielo y no debería tenerla en la tierra. La fuerza de la maldad empleémosla en
disfrutar de la vida como Dios quiere.
Nos hemos acostumbrado a verlo todo y a analizarlo todo
desde la perspectiva humana sin Dios, sin el lado de lo espiritual, de lo
sobrenatural, pero hay cosas que escapan a la técnica y a lo científico, por
ejemplo: al Amor y la Muerte. Por eso, los que tenemos fe, somos unos
privilegiados. Creer lo que Dios nos dice es un inmenso regalo.
En el Evangelio de hoy vemos que Jesús no se enfada con los
saduceos, les responde y les abre los ojos a la verdad y vida de Dios. Los
saduceos no creían en la resurrección, en la otra vida, preguntan a Jesús para
que caiga en el ridículo, pero Jesús pone luz en sus corazones ciegos.
¿Quiénes eran los
saduceos?
Los saduceos formaban un partido político-religioso en el
judaísmo desde el siglo II a.C. hasta la caída de Jerusalén el año 70 d.c.
Pertenecían a las familias sacerdotales y a la aristocracia laica.
Bajo el imperio de Alejandro Magno (35322 a.C.) hubo un
enorme empeño por helenizar y colonizar el territorio perteneciente a los
hebreos. La clase más acaudalada fue la más afectada, se dejó influir por lo
“extranjero” formando e partido de los saduceos. Eran incrédulos y relativistas
en lo oral. Negaban la existencia de los ángeles y no aceptaban la separación
del alma del cuerpo. Eran ateos prácticos aunque de ellos salían los sumos
sacerdotes. Eran orgullosos; de ahí su nombre: Sadig = justos.
miércoles, 6 de noviembre de 2013
Teléfonos de emergencias....
Los
números de teléfono de Emergencia
Cuando
estés en duelo, llamar Juan 14
Cuando los
hombres te fallen . Llame al Salmo 27
Si usted
quiere ser fructífero, llame Juan 15
Cuando
usted ha pecado, llame al Salmo 51
Cuando
usted esté preocupado, llama Mateo 6:19-34
.
Cuando
usted está en peligro, llama Salmo 91.
Cuando
Dios parece muy lejos, Salmo de llamado 139.
Cuando sus
necesidades agiten la fe, llame Hebreos 11.
Cuando
usted se sienta solitario y miedoso, Marque Salmo 23.
Cuando
usted note amargura y crítica en ti, llame 1 Corintios. 13.
Cuando
usted sienta fuera de todo y menospreciado, Llame a Romanos
8:31-39.
Cuando
usted necesite paz y descanso, llame Mateo. 11:25-30.
Cuando el
mundo parece más grande que Dios, Llame por Salmo 90.
Cuando
usted salga hogar para el traajo o viaje, Llame al Salmo 121.
Cuando sus
oraciones parzcan estrechas o egoístas, Marque Salmo 67.
Para una gran
oportunidad, llame Isaías 55.
Cuando
usted necesita coraje para una tarea, llame Josué 1.
Si usted
se deprime, llame el Salmo 27.
Si su
cartera está vacía, Llame Salmo 37.
Si la
gente parece poco amable, llame Juan 15.
Si está
desalentado sobre su trabajo, Marque Salmo 126.
Los
números de emergencia pueden marcarse directamente.
Ninguna
asistencia de operador es necesaria. Todas las líneas son abiertas al
Cielo 24 horas al día! Alimente su fe, y la duda morirá de hambre!
Dr.
Serafín Contreras Galeano.
www.serafincontreras.com
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domingo, 3 de noviembre de 2013
La homilía de Don Julian domingo 3 de noviembre
31 T.O. (3 Noviembre)
Lc 19, 1-10
“… Hoy tengo que alojarme en tu casa”
Zaqueo es jefe de publicanos (recaudadores de impuestos), así que rico y sin escrúpulos en el trato con los demás. Pero un día siente curiosidad de saber quién es Jesús, se acerca al camino por donde va a pasar. Zaqueo es bajo de estatura y la gente lo odia, así que con disimulo no le dejan ponerse en primera fila. ¿Qué puede hacer si quiere ver a Jesús? Pues sin miedo al ridículo, se sube a una higuera. Y éste pequeño esfuerzo por ver a Jesús le es recompensado. Jesús le pide que baje de la higuera y que lo invite a comer a su casa.
¿Qué le ocurre, entonces, a Zaqueo? que descubre que aceptar, acoger a Jesús, implica un gran cambio, de mente y corazón. Así que a los que ha robado les dará cuatro veces más de lo que les quitó y del dinero acumulado, donará la mitad.
¿Qué dice Jesús?: “Hoy ha sido la salvación de esta casa”. Jesús no dice: la salvación de Zaqueo, sino “de esta casa”, es decir de toda la familia de Zaqueo, pues quien sólo busca la salvación propia olvidando a los demás, es un egoísta y con egoísmo no hay salvación.
Los Zaqueos de hoy, banqueros, Multinacionales y poderosos de toda índole, si quieren la salvación ya saben que tienen que imitar a Zaqueo.
Un padre rico tenía un diamante ¿cómo repartirlo entre sus tres hijos? Decidió que se lo regalaría al hijo que le ofreciese el mejor ejemplo con los demás. Les concedió el tiempo de un mes.
El primero regresó y le dijo:
- Un forastero me confió su fortuna y después de días se la entregué sin pedirle nada.
El padre le dijo:
- No has hecho más que lo que debías, esa era tu obligación.
Llegó el segundo:
- Padre, yo he salvado a un niño, con peligro de mi vida.
- Es un buen acto, pero has hecho lo que debías, socorrer al necesitado.
Llegó al tercero y dijo:
- Caminando encontré a mi mayor enemigo durmiendo al borde un alto acantilado, con solo empujarle, hubiera caído por el precipicio y hubiera muerto. Pero le desperté, avisándole que estaba al borde del precipicio. Y yo seguí mi camino.
El padre le dijo:
- Para ti es el diamante, pues salvaste y perdonaste. Lo más grande de un hombre es tener misericordia con sus enemigos
Jesús tuvo misericordia con Zaqueo, y Zaqueo se volcó con Jesús y con los pobres.
sábado, 2 de noviembre de 2013
2 de noviembre Día de Difuntos
La tradición de rezar por los muertos se remonta a los
primeros tiempos del cristianismo, en donde ya se honraba su recuerdo y se
ofrecían oraciones y sacrificios por ellos.
Cuando una persona muere ya no es capaz de hacer nada para
ganar el cielo; sin embargo, los vivos sí podemos ofrecer nuestras obras para
que el difunto alcance la salvación.
Con las buenas obras y la oración se puede ayudar a los
seres queridos a conseguir el perdón y la purificación de sus pecados para
poder participar de la gloria de Dios.
A estas oraciones se les llama sufragios. El mejor sufragio
es ofrecer la Santa Misa por los difuntos.
Debido a las numerosas actividades de la vida diaria, las
personas muchas veces no tienen tiempo ni de atender a los que viven con ellos,
y es muy fácil que se olviden de lo provechoso que puede ser la oración por los
fieles difuntos. Debido a esto, la Iglesia ha querido instituir un día, el 2 de
noviembre, que se dedique especialmente a la oración por aquellas almas que han
dejado la tierra y aún no llegan al cielo.
La Iglesia recomienda la oración en favor de los difuntos y
también las limosnas, las indulgencias y las obras de penitencia para ayudarlos
a hacer más corto el periodo de purificación y puedan llegar a ver a Dios.
"No dudemos, pues, en socorrer a los que han partido y en ofrecer nuestras
plegarias por ellos".
Nuestra oración por los muertos puede no solamente
ayudarles, sino también hacer eficaz su intercesión a nuestro favor. Los que ya
están en el cielo interceden por los que están en la tierra para que tengan la
gracia de ser fieles a Dios y alcanzar la vida eterna.
Para aumentar las ventajas de esta fiesta litúrgica, la
Iglesia ha establecido que si nos confesamos, comulgamos y rezamos el Credo por
las intenciones del Papa entre el 1 y el 8 de noviembre, “podemos ayudarles
obteniendo para ellos indulgencias, de manera que se vean libres de las penas
temporales debidas por sus pecados”. (CEC 1479)
viernes, 1 de noviembre de 2013
1º de Noviembre Festividad de Todos Los Santos
He aquí la enseñanza de Don Julián para este día
Todos los Santos. (1 Noviembre)
Mt , 1-12
“Bienaventurados vosotros cuando os insulten y os persigan,
y os calumnien de cualquier modo por mi causa. Estad alegres y contentos,
porque vuestra recompensa será grande en el Cielo”.
Muchos, basándose en san Pablo en su primera carta a Timoteo
(2, 5) que dice que Cristo es el único mediador, critican o incluso tachan de
idolatría a los que acuden a los Santos para que intercedan ante Dios. Pero el
mismo san Pablo en su primer carta a los tesalonicenses (1 Tes 5, 25) dice:
“Hermanos, rezad por nosotros”. ¿No es normal que unos recemos por otros? Y si
una persona ha muerto como santa, ¿qué tiene de particular que se le pida que
presente a Dios, él que ya está en su presencia, nuestras súplicas?
A Abimelek (que significa “mi padre es rey” es el héroe de
una historia relacionada con Abraham o Isaac, según las tradiciones) le ordenó
Dios que le pidiese a Abraham que rezara: “Él
es profeta, e intercerderá por ti para que vivas” (Gn 20,7).
Si en la tierra rezamos unos por otros, ¿por qué se va a
interrumpir este intercambio de oraciones con la muerte, cuando uno ya está más
cerca de Dios?
LOS SANTOS SON NUESTROS MEJORES AMIGOS en la tierra y en el
Cielo. Los santos son reflejos de las perfecciones de Dios. No cambiamos a Dios
por los Santos, sino que acudimos a los santos para imitarlos e ir con ellos de
la mano hasta Dios.
Alguien dijo: “No
vayas por caminos desusados. Sigue las pisadas de los que acertaron”, pues
“los ejemplos nobles hacen fáciles las
obras difíciles”.
Un labriego le rogó a un sacerdote que le dijera que tenía
que hacer para alcanzar la santidad en medio del quehacer cotidiano. El
sacerdote le respondió:
-
Labra la tierra con amor.
-
Recoge las cosechas con alegría y gratitud.
-
Trata a todos con afecto
-
Compórtate en tu casa con la misma delicadeza y
amabilidad con que tratas a tus amigos.
-
Procura que tu corazón sea puro y noble, como son los
pinos, hayas y robles de tus campos.
¿Qué le parecen las cinco máximas que le ofreció el
Sacerdote? ¿Está usted dispuesto a ponerlas en práctica?
Para saber más…
¿Qué significa la
solemnidad de Todos los Santos? (extraído de “catholic.net”).
Diez ideas breves, sencillas y claves sobre el sentido y
necesidad de la solemnidad de Todos los Santos (1 de noviembre)
El 1 de noviembre es la solemnidad litúrgica de Todos los
Santos, que prevalece sobre el domingo. Se trata de una popular y bien sentida
fiesta cristiana, que al evocar a quienes nos han precedido en el camino de la
fe y de la vida, gozan ya de la eterna bienaventuranza, son ya -por así
decirlo- ciudadanos de pleno derecho del cielo, la patria común de toda la
humanidad de todos los tiempos.
1.- El día de Todos los Santos cuenta un milenio de popular.
Fueron los monjes benedictinos de Cluny quienes expandieron esta festividad.
2.- En este día celebramos a todos aquellos cristianos que
ya gozan de la visión de Dios, que ya están en el cielo, hayan sido o no
declarados santos o beatos por la Iglesia. De ahí, su nombre: el día de Todos
los Santos.
3.- Santo es aquel cristiano que, concluida su existencia
terrena, está ya en la presencia de Dios, ha recibido –con palabras de San
Pablo- “la corona de la gloria que no se marchita”.
4.- El santo, los santos son siempre reflejos de la gloria y
de la santidad de Dios. Son modelos para la vida de los cristianos e
intercesores de modo que a los santos se pide su ayuda y su intercesión. Son
así dignos y merecedores de culto de veneración.
5.- El día de Todos los Santos incluye en su celebración y
contenido a los santos populares y conocidos, extraordinarios cristianos a
quienes la Iglesia dedica en especial un día al año.
6.- Pero el día de Todos los Santos es, sobre todo, el día
de los santos anónimos, tantos de ellos miembros de nuestras familias, lugares
y comunidades.
7.- El día de Todos los Santos es igualmente una oportunidad
para recordar la llamada a la santidad presente en todos los cristianos desde
el bautismo. Es ocasión para hacer realidad en nosotros la llamada del Señor a
que seamos perfectos- santos- como Dios, nuestro Padre celestial, es perfecto,
es santo.
Se trata de una llamada apremiante a que vivamos todos
nuestra vocación a la santidad según nuestros propios estados de vida, de
consagración y de servicio. En este tema insistió mucho el Concilio Vaticano
II, de cuya clausura se celebran ahora los 40 años. El capítulo V de su
Constitución dogmática "Lumen Gentium" lleva por título "Universal
vocación a la santidad en la Iglesia".
Y es que la santidad no es patrimonio de algunos pocos
privilegiados. Es el destino de todos, como fue, como lo ha sido para esa
multitud de santos anónimos a quienes hoy celebramos.
8.- La santidad cristiana consiste en vivir y cumplir los
mandamientos. “El santo no es un ángel, es hombre en carne y hueso que sabe
levantarse y volver a caminar. El santo no se olvida del llanto de su hermano,
ni piensa que es más bueno subiéndose a un altar. Santo es el que vive su fe
con alegría y lucha cada día pues vive para amar”. (Canción de Cesáreo
Gabaraín).
"El santo es aquel que está tan fascinado por la
belleza de Dios y por su perfecta verdad que éstas lo irán progresivamente
transformando. Por esta belleza y verdad está dispuesto a renunciar a todo,
también a sí mismo. Le es suficiente el amor de Dios, que experimenta y
transmite en el servicio humilde y desinteresado del prójimo". (Benedicto
XVI)
9.- La santidad se gana, se logra, se consigue, con la ayuda
de la gracia, en tierra, en el quehacer y el compromiso de cada día, en el
amor, en el servicio y en el perdón cotidianos. “El afán de cada día labra y
vislumbra el rostro de la eternidad”, escribió certera y hermosamente Karl
Rhaner. El cielo, sí, no puede esperar. Pero el cielo –la santidad- solo se
gana en la tierra.
10.- Por fin, el día de Todos los Santos nos habla de que la
vida humana no termina con la muerte sino que abre a la luminosa vida de
eternidad con Dios. El día de Todos los Santos es la catequesis y celebración
de los misterios de nuestra fe relativos al final de la vida, los llamados
“novísimos”: muerte, juicio, eternidad.
Y por ello, al día siguiente a la fiesta de Todos los
Santos, el 2 de noviembre, celebramos, conmemoramos a los difuntos. Es día de
oración y de recuerdo hacia ellos. Es día para saber vivir la vida según el
plan de Dios. Es día, como el día, en el que la piedad de nuestro pueblo fiel
visita los cementerios. Todo el mes de noviembre está dedicado especialmente a
los difuntos y a las ánimas del Purgatorio.
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