viernes, 30 de agosto de 2013

EL TRATO A LOS DEMÁS


Si bien los sistemas técnicos cambian con rapidez, los sistemas que rigen nuestra conducta social han evolucionado muy poco y obtenemos de la vida lo que queremos sólo trabajando con los demás. Para conservar esa perspectiva, siga estas reglas:
* Para tener un amigo hay que saber serlo. Lo que más anhela una persona es sentirse necesitada; ayude a crear esa sensación en los demás.
* La mayor virtud es la bondad; no se puede amar a todas las personas pero se puede ser bondadoso con todas.
* No trate de impresionar a los demás; déjelos darse el gusto de impresionarlo a usted.
* Sea entusiasta; nunca se ha logrado nada importante sin entusiasmo.
* Sea positivo; la gente positiva atrae a los demás, mientras que la negativa genera rechazo.
* Se influye más en otros escuchando que hablando. El chisme rebaja más al chismoso que a la persona de quien este habla.
* Llame a las personas por su nombre.

* Comunique alegría.

miércoles, 28 de agosto de 2013

La sonrisa


Quien la da es feliz y quien la recibe la agradece.
Dura, sólo un instante y su recuerdo, a veces, perdura por toda una vida.
No hay nadie tan rico que no la necesite, ni nadie tan pobre que no la pueda dar.
Produce felicidad en el hogar, prosperidad en los negocios y es contraseña entre los amigos.
Es descanso para el cansado, luz para el desolado, sol para el triste y antídoto para los problemas.
No se puede comprar ni pedir prestada, tomarla o robarla, sirve sólo como regalo.
Y nadie necesita tanto de una sonrisa como quien se olvidó de sonreír.
Sonríe siempre porque la sonrisa es el mejor regalo que podemos recibir y lo mejor que podemos dar.
Si con las prisas me olvido de darte una sonrisa, discúlpame: ¿Tendrí
Una sonrisa cuesta poco, pero vale mucho.as la bondad de darme una de las tuyas?

Porque una sonrisa es la mejor cédula de identidad que tenemos para caminar por la vida.

lunes, 26 de agosto de 2013

No te lamentes de las oportunidades perdidas

No te lamentes de las oportunidades perdidas. Mientras lo haces, quizás esté pasando el último tren por delante de tu casa, tal vez está amaneciendo de nuevo, acaso alguien esté llamando a tu puerta.










* En la adversidad y en la debilidad haz también memoria: reaviva energías que ya usaste, despierta recursos qué conoces, desempolva entusiasmos que ya gozaste. Saborearás de nuevo la vida.

* No sigas castigándote por los errores cometidos. Es como repetir siempre la misma asignatura. De este modo, nunca aprenderás la lección del amor que Dios te regala cada día, ni el arte de conjugar la vida. El pasado pasó. ¡Desahoga en Él tus afanes!

* Vive dando gracias por el tiempo presente: es tu tiempo y tu tarea. De lo contrario, tu futuro puede convertirse en una vana ficción.* No uses de tu pasado como pretexto compensatorio, como arma arrojadiza contra alguien, como acumulador de resentimientos: terminará por ser más fuerte que tú.

* La nostalgia es actitud de necios. Lo mejor, lo más interesante, lo nuevo (incluso cuando la soledad parece cegarte) es tu presente: acógelo, sácale partida.

* Si ya no tienes objetivos, ilusiones y esperanza aterrizarás forzosa y peligrosamente en el pasado. Deja, por tanto, que por algún resquicio de tu alma o de tus ventanas, entre un poco de aire que mantenga vivo el rescoldo.

* Mira siempre agradecido a tu pasado. No te faltan motivos para ello. Descubrirás que, a pesar de todo, ha valido la pena haber sido escogido desde la eternidad de Dios para la aventura maravillosa de la vida.

* Vive cada día como una nueva oportunidad. En el pórtico de la Vida que te ha sido prometida, ya puedes decir (con modestia, claro): Confieso que he vivido.

* "Haz memoria de Jesucristo, resucitado de entre los muertos". La fe de los cristianos tiene su origen en la historia de Aquél que "pasó entre nosotros haciendo el bien. Pero no pasó. Sigue vivo. Ser y hacer memoria de Él es apuntarse a la mejor conjugación: He vivido, vivo y... viviré.


* RECUERDA la frase de San Agustín: "Dios no manda cosas imposibles, sino que, al mandar lo que manda, te invita a hacer lo que puedas y pedir lo que no puedas y te ayuda para que puedas."

de www.webcatolicodejavier.org

                                                                          - - - - - - - -

domingo, 25 de agosto de 2013

La Homilía de Don Julián para el domingo 25 de agosto

21 T.O. (25 Agosto)
Lc 13, 22-30
“Esforzaos…” para poder entrar
“… Esforzaos en entrar por la puerta estrecha… muchos intentarán entrar y no podrán”.
Toda persona tiene una buena dosis de curiosidad, y muchos de los que dicen que no son curiosos, lo son más que el resto. Y en el pasaje evangélico vemos que a Jesús le preguntan: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”.
 Está bien interesarse por el “por qué” de las cosas. No olvidemos que el origen de la filosofía es la curiosidad de las personas preguntándose sobre el porqué de las cosas. El vocablo “curiosidad” viene del latín, “cur”, y significa “porqué”.
Pero ser curiosos sobre los misterios divinos no nos acerca más a Dios. Uno puede ser un gran teólogo, y estar lejísimo de Dios. Lo que nos acerca a Dios no son los “por qué”, sino el ver a Dios en sus criaturas.
En el tren viajaban uno frente al otro, un cartujo y un señor. El fraile le pregunta: “¿En qué trabaja usted?”. El hombre suelta una risita y le dice: “En lo contrario que usted. Soy médico. Yo trato de reanimar a los medio muertos y usted a los vivos les dice que se mortifiquen”. Ahora el que ríe es el cartujo. Y con la voz que les caracteriza le pregunta al médico: “¿Entonces usted cree, que si a un borracho le digo que se mortifique sin beber vino, lo estoy empujando a la muerte? ¿Si a un soberbio que siempre quiere salirse con la suya e imponerse sobre todo el mundo, lo estoy mandando a la UVI? ¿Y al mentiroso, al que calumnia, al matratador… que les aconsejo que se mortifiquen hasta corregirse, los estoy matando?”. El médico, algo avergonzado, le dijo que lo que le había dicho era una broma. El cartujo, bajando la vista, murmuró: “Ahora tendré yo que mortificarme si encuentro en mis palabras algo de orgullo o soberbia”.
La Iglesia es el Pueblo de los pueblos que invita a todos los hombres a limpiarse de todo egoísmo. El egoísmo es impropio de una persona que quiere vivir el Evangelio, que desea seguir las huellas de Cristo y la “motificación” no es un potro de tortura, sino una práctica para liberarse de todo lo que esclaviza.
San Francisco de Sales dice: “No desees las cruces, sino soporta bien las que te hayas encontrado en el camino, porque es un abuso desear el martirio cuando no tienes fortaleza para soportar una injuria” (Vida devota).
Por eso las motificaciones son, no para cartigarse, sino para someter nuestras inclinaciones a la voluntad.

Cervantes, ante los perezosos, escribió: “Sea moderado tu sueño; que el que no madruga con el sol no goza del día”.
Julián Escobar.

jueves, 22 de agosto de 2013

¡¡ ANIMO CATÓLICOS !!




La Iglesia se representa con mucha frecuencia como una barca. Una barca en medio del Mar, unas veces tranquilo, otras enfurecido. Al frente de la barca va Pedro con distintos nombres de Pontífices, pero quien la guía y protege es el mismo cristo. ¿Somos católicos? Pues entonces vamos dentro de esa baca, estamos seguros. Jesús tiene poder para calmar las aguas embravecidas. Ya lo hizo con las del Mar de Galilea cuando Pedro, y demás apóstoles, creían que se hundían, que las aguas con sus zarpazos se los tragarían. Pero el Señor estaba con ellos, y aun durmiendo Jesús vigila.

Dice San Agustín: “Un no cae en el combate más que cuando ha dejado caer sus ánimos”. Recordemos que san Pedro caminaba sobre las aguas dirigiéndose hacia Cristo. Pero antes de llegar a Cristo sintió miedo, le faltaron los “ánimos” para seguir adelante y… ¡y comenzó a hundirse! ¿Por qué somos tan asustadizos?
Jesús quiere que frente a las dificultades, pongamos coraje, amor propio, dejando que el eco de las palabras de Cristo se repita constantemente en nuestra mente y corazón: “¡Ánimo, no tengáis miedo yo he vencido al mundo!” y os acompaño y aunque parezca que voy dormido o no me veáis estoy con vosotros. No penséis que lo que yo quiero de vosotros es imposible. Si Dios os pidiera imposibles sería injusto y Él no lo puede ser Recordar esas frases bonitas que os intercambiáis: “Trabaja, como si todo dependiera de vosotros, pero confiar como si todo dependiera de Él”.
Yo, Jesucristo, estoy orgulloso de los mártires. Son valientes en la lucha de la fe; y aunque a veces sientan miedo, son segundos, pues recuperan la fe y miran de frente a sus verdugos para morir amándolos como hermanos y no como asesinos. ¡Qué orgulloso me siento de los mártires, esos discípulos míos sencillos, pero que en las tribulaciones miran al cielo, como yo en Getsemaní, pidiendo fuerzas para morir como testigos míos. ¿Creéis que se sienten solos? ¡No! Cuando dicen sí aceptando morir como discípulos míos, yo aparezco a su lado para traerlos al Paraíso.
Hay algunos cristianos que parecen cansados de vivir, viejos de espíritu, que les molesta vivir el Evangelio. Son veletas de las opiniones de sus amigos. Son cristianos vacíos por dentro de cristianismo. Han ido perdiendo el cristianismo por el camino mientras se hundían en el desánimo, en la cobardía y en la rutina.
¡Recordad, discípulos míos, del siglo XXI! El alma y el espíritu se fortalece y agiganta en la lucha, como los árboles tras la poda, que crecen más vigorosos. Así que ¡Animo católicos, se valientes sed testigos míos!
En el mundo tendréis tribulaciones. Pero ¡Ánimo! Yo he vencido al mundo” (Jn 16, 33)

martes, 20 de agosto de 2013

El gran escándalo:¿ Por qué el sufrimiento?

"¿Por qué el sufrimiento? ¿Por qué el mal? Si Dios es bueno, ¿cómo puede permitir esto? Estas frases las oímos a menudo. El mal en el mundo es como una espina clavada en nuestra carne: si no la sentimos es porque, favorecidos por la suerte, no estamos suficientemente atentos al sufrimiento de los hombres, al inmenso gemido que sube de los hospitales, de las cárceles, de la injusticia de los países hambrientos... 
Hay grandes charcos de sangre en el mundo ¿a dónde va toda esa sangre derramada? ¿es que la tierra la bebe y se emborracha ?... Jamás está ebria todo lo más que se permite de vez en cuando es un desahogo a través de un pobre volcán. La tierra gira, gira con sus árboles... sus jardines.., sus casas... y todos los seres vivos giran con ella y sangran... Pero la tierra dice: y a mí, ¿qué me importa? Gira, y todos los seres vivos dan alaridos... y la tierra dice: a mí, ¿qué me importa? Y gira. No cesa de girar y la sangre no cesa de correr... ¿Adónde va toda esa sangre derramada? La sangre de los homicidios.., la sangre de las guerras... la sangre de la miseria... y la sangre de los hombres torturados en las prisiones... la sangre de los niños torturados en silencio por sus padres... y esos hombres que pudren la sangre de su cabeza en los manicomios... y la sangre del albañil cuando resbala y cae del tejado. Y la sangre que viene y sale a borbotones con el recién nacido... con el niño nuevo... la madre que grita… el niño que llora... la sangre que corre... la tierra que gira... La tierra no cesa de girar la sangre no cesa de correr. ¿A dónde va toda esa sangre derramada? la sangre de los maltratados... de los humillados… de los suicidas... de los fusilados...de los condenados… y la sangre de aquellos que mueren sin más… la tierra que gira y da vueltas con sus grandes arroyos de sangre." "Jacques PREVERT « Palabras» (F-abril) 
La Antigüedad pagana expresó este problema del mal a través de la figura del justo perseguido y del héroe víctima de la cólera de los dioses. Nuestra época moderna dice que es más sensible al sufrimiento de los niños, pero luego lo trocea antes de nacer y los tira como desperdicios. Eliminar, por sensibilidad, los psiquiátricos, pero recluir a los ancianos en “asilos” por el bien de ellos… ¿Se ha convertido el Mundo en un gran psiquiátrico? Los buenos sufren en silencio ¿Por qué no gritan? Porque tienen miedo. ¡Miedo a ser excluidos, a ser tachados de “contraprogresistas”, a ser abofeteados por los medios de comunicación al no pensar como ellos mandan que pensemos.
(De "Shemá")

domingo, 18 de agosto de 2013

La Homilía de Don Julián para el domingo 18 de agosto

20 T.O. (18 Agosto)
Lc 12, 49-53
Purificar el mundo
“… Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla…”
Si se predica el Evangelio sin dulcificarlo, si se vive el cristianismo como Cristo nos pide, las gentes se sublevarían y nosotros saltaríamos del escozor que nos produciría. ¿Por qué? Porque el Evangelio es bisturí que corta lo podrido y no tirita que camufla las heridas. Por eso las palabras de Jesús escocían a muchos de sus oyentes.
¿No escuece la vida cuando va cargada de conflictos, adversidades e incomprensiones?
“El hombre se descubre cuando se mide con el obstáculo” (Saint Exupery) ¿Quién está libre de problemas? ¿Quién no siente dolor ante la pérdida de un ser querido?
Un cristiano que vive sin fuerza el Evangelio, que vive su cristianismo sin enfrentamiento con sus instintos paganos, es un cristiano descafeinado. El esfuerzo y la perseverancia son llamas que purifican para vivir con ejemplaridad el cristianismo.
     Quien sabe sufrir, ilumina su vida
     quien sabe sufrir, cada día es mejor
     quien sabe sufrir, quita sufrimientos a los demás
     quien sabe sufrir, triunfa en sus objetivos.
Le pregunté a un anciano, 88 años:
     ¿Ha sido y es feliz?
     Sí, he sido y soy feliz
     ¿Y qué ha hecho para serlo?
     Hacer de cada momento un motivo de felicidad. Hay muchos que se pasan su existencia buscando motivos para ser felices, cuando cada minuto de la vida ya es un motivo para ser feliz y darle gracias a Dios”
Ser cristianos de fortaleza, estar convencidos de que Dios está con el que se pelea consigo mismo para ser mejor cristiano, mejor esposo/a, mejor padre o madre, mejor hijo.
Una anécdota del Papa Juan Pablo I, que él mismo contó en el Ángelus el día 27 de agosto 1978:
“Ayer por la mañana yo fui a la Sixtina a votar tranquilamente. Jamás hubiera imaginado lo que estaba para suceder. Apenas había comenzado el peligro para mí, los dos cardenales que estaban a mi lado me susurraron palabras de aliento. Uno me dijo: “¡Ánimo!, si el señor da un peso, da también la ayuda para llevarlo”.
¡Ánimo, católicos! No veáis el ser cristianos como un peso, el bautismo lleva unas grandes exigencias, pero Dios nos da la gracia para vivirlo con alegría y valentía.

 Julián Escobar.

sábado, 17 de agosto de 2013

Preguntas que debemos responder

Hay preguntas que debemos responder

¿QUÉ SIGNIFICA LA PALABRA “CREO”?

¿QUÉ DEBEMOS CREER?

¿POR QUÉ DEBEMOS CREER?



Cuando recitamos el Credo, al decir “yo creo” no estamos diciendo “me parece”, “quizás sea así”, “me figuro”… sino, lo creo, lo creo más que si lo viera con mis propios ojos. ¿Y por qué lo creemos? Porque Jesucristo así lo enseña, así lo predicaron y así nos lo enseña fielmente la Iglesia.

La fe debe ser: firme como una roca, sencilla como lo es todo lo verdadero, práctica
porque da vida a nuestra vida y con obras.
El compendio de la Sagrada Escritura y de la Tradición es lo que está recogido en el Credo. Sin atribuir a cada apóstol un artículo, se puede decir que lo hicieron ellos porque coincide con lo que ellos predicaban.

¿Por qué debemos creerlo? Porque Dios no puede engañarse ni engañarnos. ¿Cuántos cientos de miles de personas han muerto por no renunciar a ninguna parte del Credo?

Un general ateniense, llevaba la mitad de una pieza de oro atado al cuello y cuando le enviaban un mensajero tenía que llevar la otra mitad de la pieza de oro que encajara con la de él. Era el símbolo o señal para reconocer que el mensajero era auténtico.

Recitando el Credo, quiénes nos escuchan saben que somos católicos verdaderos.
San Francisco Solano cuando tenía 30 años fue a la ciudad de Montilla, donde había
nacido y sido bautizado. Su primera visita fue a la iglesia parroquial de Santiago, se dirigió a la pila donde había recibido su bautismo, se arrodilló y rezó el Credo, con la frente apoyada sobre la piedra.                                                                   

La vida y la historia de la Iglesia están llenas de ejemplos sobre el Credo. Así San Vicente de Paúl se hizo que le cosieran por dentro de su sotana un papel con el Credo. Muchas veces lo apretaba sobre el corazón y la recitaba.

Hay un caso ejemplar. El tirano gobernador Asclepiádes hizo comparecer a un adolescente de 12 años. El adolescente dijo: “Soy cristiano” y comenzó a recitar el Credo.
- ¿Cómo crees esas cosas? Le preguntó el gobernador.
- Me las ha enseñado mi madre y yo las creo.
Llamó, el gobernador, a la madre del adolescente. Delante de ella atormentó cruelmente a su hijo, pero el adolescente repetía y una y otra vez el credo. En un momento el adolescente se vuelve hacia su madre y le dice: “Tengo sed”. La madre llena de lágrimas le responde:
- Ten valor, hijo mío. Muy pronto llegarás a la fuente de la Vida.
El tirano, enfurecido, le hizo decapitar.                                                      
(De "Shemá")

jueves, 15 de agosto de 2013

La homilía de Don Julián del 15 de agosto

Asunción de la Virgen (15 Agosto)
Lc 1, 39-56
“A los humildes enaltece”
Quizás para algunos especialmente los protestantes, el papel de la Virgen María no fue tan “determinante” como proclamamos los católicos, que la veneramos, ¡no la adoramos!, como colaboradora en la obra de su Hijo Jesús. Pero aunque se la contemple sólo como una fiel cumplidora de la voluntad de Dios, merecería estar por lo menos a la misma altura que los profetas y patriarcas.
Algo insignificante puede ser imprescindible una gran obra. Un hombre, por muy héroe que sea, necesitó una mujer que lo pariera. Por eso:
     “Si la nota dijese: una nota no hace la melodía… no habría sinfonía.
     Si una piedra dijese: una piedra no puede levantar una pared… no habría casa.
     Si una gota de agua dijese: una gota de agua no puede formar un río… no habría mares.
     Si el hombre dijese: un gesto de amor no puede salvar a la Humanidad… no habría justicia, paz, felicidad (Michel Quoist).
San Juan Damasceno, el más ilustre transmisor de esta tradición, comparando la asunción de la santa Madre de Dios con sus demás dotes y privilegios, afirma, con elocuencia vehemente:
"Convenía que aquella que en el parto había conservado intacta su virginidad conservara su cuerpo también después de la muerte libre de la corruptibilidad. Convenía que aquella que había llevado al Creador como un niño en su seno tuviera después su mansión en el cielo. Convenía que la esposa que el Padre había desposado habitara en el tálamo celestial. Convenía que aquella que había visto a su hijo en la cruz y cuya alma había sido atravesada por la espada del dolor, del que se había visto libre en el momento del parto, lo contemplara sentado a la derecha del Padre. Convenía que la Madre de Dios poseyera lo mismo que su Hijo y que fuera venerada por toda criatura como Madre y esclava de Dios."
Según el punto de vista de san Germán de Constantinopla, el cuerpo de la Virgen María, la Madre de Dios, se mantuvo incorrupto y fue llevado al cielo, porque así lo pedía no sólo el hecho de su maternidad divina, sino también la peculiar santidad de su cuerpo virginal:
"Tú, según está escrito, te muestras con belleza; y tu cuerpo virginal es todo él santo, todo él casto, todo él morada de Dios, todo lo cual hace que esté exento de disolverse y convertirse en polvo, y que, sin perder su condición humana, sea transformado en cuerpo celestial e incorruptible, lleno de vida y sobremanera glorioso, incólume y participe de la vida perfecta."

Ya desde el siglo segundo, los santos Padres presentan a la Virgen María como la nueva Eva asociada al nuevo Adán, íntimamente unida a él, aunque de modo subordinado, en la lucha contra el enemigo infernal, lucha que, como se anuncia en el protoevangelio, había de desembocar en una victoria absoluta sobre el pecado y la muerte, dos realidades inseparables en los escritos del Apóstol de los gentiles. Por lo cual, así como la gloriosa resurrección de Cristo fue la parte esencial y el ú1timo trofeo de esta victoria, así también la participación que tuvo la santísima Virgen en esta lucha de su Hijo había de concluir con la glorificación de su cuerpo virginal, ya que, como dice el mismo Apóstol: Cuando esto mortal se vista de inmortalidad, entonces se cumplirá la palabra escrita: "La muerte ha sido absorbida en la victoria."
Julián Escobar

martes, 13 de agosto de 2013

LAS GAFAS DE DIOS

Iba un difunto camino del cielo. Se acercó a la entrada: las puertas estaban abiertas de par en par y nadie vigilaba. Se animó y cruzó la puerta. ¡Estaba dentro del cielo! Llegó a la oficina de Dios; en su centro vio, sobre un escritorio, las gafas de Dios. No pudo resistir la tentación de echar una mirada a la Tierra con esas gafas. Con ellas se veía la realidad profunda de todo y de todos: lo profundo de las intenciones de los políticos, las auténticas razones de los  economistas, las tentaciones de los hombres de Iglesia, los sufrimientos de las dos terceras partes de la humanidad. . . 
Entonces se le ocurrió localizar a su socio de la financiera donde trabajaba; lo logró; en ese instante su colega estafaba a una pobre mujer viuda con un crédito bochornoso que terminaría de hundirla en la miseria para siempre. Al ver la injusticia que su socio iba a realizar, tuvo un profundo deseo de justicia. Buscó bajo la mesa el banquito de Dios y lo lanzó a la Tierra. El banquito le pegó un gran golpe a su socio, tumbándolo allí mismo.
En ese momento Dios llegaba a su despacho. Nuestro amigo se sobresaltó; Dios le llamó, pero no estaba irritado. Simplemente le preguntó qué estaba haciendo. El pobre trató de explicar que había entrado en la gloria porque estaba la puerta abierta; él quería pedir permiso; pero no sabía a quién... 
-No, no -le dijo Dios-, no te pregunto eso. Lo que te pregunto es lo que hiciste con mi banquito. 
Le contó lo que se puso sus gafas para ver lo que Él ve.
-No, no -volvió a decirle Dios. Todo eso está muy bien. No hay nada que perdonar. Mi deseo es que todos los hombres fueran capaces de ver el mundo como yo lo veo. En eso no hay pecado. Pero hiciste algo más. ¿Qué pasó con mi banquito?
Animado del todo, le contó a Dios que había estado observando a su socio justamente cuando cometía una tremenda injusticia, y que sin pensar en nada había tomado el banquito y se lo había arrojado a la espalda. 
-¡Ah, no! -volvió a decirle Dios-. Ahí te equivocas. No te diste cuenta de que, si bien te habías puesto mis gafas, te faltaba tener mi corazón. Imagínate que si yo cada vez que veo una injusticia en la Tierra me decidiera a tirarles un banquito, no alcanzarían los carpinteros de todo el universo para abastecerme de proyectiles. No, hijo mío. No. Hay que tener mucho cuidado con ponerse mis gafas, si no se está bien seguro de tener también mi corazón. Solo tiene derecho a juzgar el que tiene el poder de salvar.
Si viéramos y valoráramos el mundo, la vida y las personas con las «gafas de Dios».. 
(De "Shemá")

domingo, 11 de agosto de 2013

La Homilía de Don Julián para el domingo 11 de agosto

19 T.O. (11 Agosto)
Un tesoro que no se apolilla.
“… Porque donde está vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón…”
Hasta hace poco la inversión era un asunto de máxima importancia. Todos creíamos que convenía ahorrar. Pero ¿dónde guardar el dinero ahorrado? Si lo llevan al banco éste puede quebrar, o salir una ley por la cual todo el que tenga más de cien mil euros ahorrados, se los quitará X. ¿Y por qué si lo he ahorrado privándome de cientos de cosas por si en la ancianidad tengo que pagarme una residencia?  En estas circunstancias hay que hacer una reflexión: “Señor, ayúdame a no poner mi corazón con los ahorros, pues también me pueden quitar la mitad de él. Ayúdame a poner mi corazón sólo en ti”.
¿Cuál es tu tesoro?
     Mi tesoro son mi esposa/o, mis hijos, mis padres ancianos.
     Mi tesoro es la salud que me da fuerzas para afrontar la vida sin congojos.
     Mi tesoro es el trabajo, con el que sustento a mi familia.
     Mi tesoro es la poca o mucha ciencia que voy adquiriendo.
     Mi tesoro, es el Mayor tesoro, es mi fe, el sentirme amado/a y redimido por Jesucristo, tesoro que Dios ha regalado a su hijos.
     Mi tesoro es que yo sea el tesoro de los que me aman.
Ser administradores fieles de todo cuanto Dios nos ha concedido, y no apropiarse de lo ajeno. ¡Ser buenos administradores!
Ser buenos es “estar preparados”. Siendo buenos es estar sirviendo como “empleado fiel” que el Señor encuentra ejerciendo el servicio como Dios quiere.
San Antonio Abad dice que Dios le reveló el día de su muerte. ¿Fue un signo de predilección de Dios? Quizás, aunque los que llegan a un grado de santidad no les preocupa la muerte, ni el día ni la hora.  Lo que les inquieta es no hacer en todo momento la voluntad de Dios.
Pon a Dios en tu corazón.
“No se encuentra rastro alguno de bondad en el corazón que ha sido poseído por la avaricia” (San León), por eso, san Agustín clamaba: “Dios, crea en mí un corazón puro”. Pero para crear un corazón puro tengo que romper el corazón impuro.
Las vacaciones siguen su ritmo en una o dos semanas quizás concluyan para ti, así que es bueno que te preguntes:
     ¿Dónde ha estado tu corazón durante tus vacaciones?
     ¿De qué lo has llenado?
     ¿Regresarás de las vacaciones con el vacío de amabilidad, comprensión, y alegría?

                                                                          - - - - - - - - - -


sábado, 10 de agosto de 2013

¿Qué somos? ..zanahoria, huevo o café...



Una hija se quejaba con su padre acerca de su vida y de cómo las cosas le resultaban tan difíciles. No sabía como hacer para seguir adelante y creía que se daría por vencida. Estaba cansada de luchar. Parecía que cuando solucionaba un problema, aparecía otro.

Su padre, un chef de cocina, la llevó a su lugar de trabajo.

Allí llenó tres ollas con agua y las colocó sobre el fuego.

En una colocó zanahorias, en otra colocó huevos y en la última colocó granos de café. Las dejó hervir. Sin decir palabra.

La hija esperó impacientemente, preguntándose qué estaría haciendo su padre.

A los veinte minutos el padre apagó el fuego. Sacó las zanahorias y las colocó en un tazón. Sacó los huevos y los colocó en otro plato. Finalmente, coló el café y lo puso en un tercer recipiente.

Mirando a su hija le dijo:
- "Querida, ¿qué ves?"

- "Zanahorias, huevos y café", fue su respuesta.

La hizo acercarse y le pidió que tocara las zanahorias, ella lo hizo y notó que estaban blandas. Luego le pidió que tomara un huevo y lo rompiera. Luego de sacarle la cáscara, observó el huevo duro. Luego le pidió que probara el café. Ella sonrió mientras disfrutaba de su rico aroma.

Humildemente la hija preguntó:

- "¿Qué significa esto, padre?"

Él le explicó que los tres elementos habían enfrentado la misma adversidad: agua hirviendo, pero habían reaccionado en forma diferente.

La zanahoria llegó al agua fuerte, dura; pero después de pasar por el agua hirviendo se había puesto débil, fácil de deshacer.

El huevo había llegado al agua frágil, su cáscara fina protegía su interior líquido; pero después de estar en agua hirviendo, su interior se había endurecido.

Los granos de café, sin embargo eran únicos: después de estar en agua hirviendo, habían cambiado el agua.

- "¿Cuál eres tú, hija?. Cuando la adversidad llama a tu puerta, ¿cómo respondes?", le preguntó a su hija.

- "¿Eres una zanahoria que parece fuerte pero cuando la adversidad y el dolor te tocan, te vuelves débil y pierdes tu fortaleza?"

- "¿Eres un huevo, que comienza con un corazón maleable, poseías un espíritu fluido, pero después de una muerte, una separación, o un despido te has vuelto duro y rígido? Por fuera te ves igual, pero... ¿eres amargada y áspera, con un espíritu y un corazón endurecido?"

- "¿O eres como un grano de café? El café cambia al agua hirviendo, el elemento que le causa dolor. Cuando el agua llega al punto de ebullición el café alcanza su mejor sabor."

- "Si eres como el grano de café, cuando las cosas se ponen peor, tú reaccionas en forma positiva, sin dejarte vencer, y haces que las cosas a tu alrededor mejoren... Que ante la adversidad exista siempre una luz que ilumina tu camino y el de la gente que te rodea. Esparces con tu fuerza y positivismo el dulce aroma del café".


(de "los cuentos que yo cuento")
                                                                                - - - - - - - - - - - - -

jueves, 8 de agosto de 2013

Cargamos con pesadas piedras



El filósofo Hu-Ssong propuso a sus discípulos el siguiente relato:

- "Un hombre que iba por el camino tropezó con una gran piedra. La recogió y la llevó consigo. Poco después tropezó con otra. Igualmente la cargó. Todas las piedras con que iba tropezando las cargaba, hasta que aquel peso se volvió tan grande que el hombre ya no pudo caminar. ¿Qué piensan ustedes de ese hombre?"

- "Que es un necio", respondió uno de los discípulos. "¿Para qué cargaba las piedras con que tropezaba?"

Dijo Hu-Ssong:

- "Eso es lo que hacen aquellos que cargan las ofensas que otros les han hecho, los agravios sufridos, y aun la amargura de las propias equivocaciones. Todo eso lo debemos dejar atrás, y no cargar las pesadas piedras del rencor contra los demás o contra nosotros mismos. Si hacemos a un lado esa inútil carga, si no la llevamos con nosotros, nuestro camino será más ligero y nuestro paso más seguro."


(de "los cuentos que yo cuento")

                                                                                                                          - - - - - - - - - - - - - - -