domingo, 30 de junio de 2013

La Homilía de Don Julián 13 T.O. 30 de junio

13 T.O. (30 Junio)
Lc 9, 51-62
Las heridas y la incredulidad del Mundo no se curan pidiendo al Cielo que envíe castigos, sino amando hasta que duela amar tanto y siendo buenos cristianos. El día que los “paganos”, los anti-católicos se les escape la exclamación: “¡Mirad como se aman los cristianos!”, como ocurrió en la primera edad del Cristianismo, todo será diferente. Pero sin ser utópicos: Siempre habrá millones de personas que como Gestas el ladrón, no creerán e insultarán a los Dimas creyentes.
Nuestra sociedad necesita buenos cristianos y no ángeles apocalípticos.
Quien ama tiene un corazón con grietas por las que chorrea Evangelio. Pues “de la abundancia del corazón, habla la boca”.
Quien no ama de su corazón sólo salen excusas porque no tiene valor para comprometerse y se pasa su existencia diciendo: ¡Mañana, mañana, Señor, comenzaré a ser buen cristiano, te lo prometo! Estos cristianos-excusas son como esos letreros que hay en algunos bares en los que se lee: “Hoy no fiamos, mañana sí”.
El amor, si es verdadero, perdura y crece con el tiempo.
Napoleón dijo: “César Augusto, Alejandro Magno y yo, hemos creado grandes imperios en la tierra, pero los hemos creado con la fuerza y con guerras, con prepotencia y el poder de las armas, por eso cuando muramos, nadie nos va a seguir. En cambio a Jesucristo, que fundó su reino sobre el Amor y sólo en el Amor, murió y, hoy y siempre, le seguirán millones y millones de seres humanos dispuestos a dar la vida por ese Reino de Amor”.
Los ciudadanos de ese Reino de Amor sabemos que entre esos millones y millones, hay cristianos excusándose, que no terminan de poner la mano en el arado. Pero la gran mayoría de los cristianos, siguen a Cristo sin ponerle peros. ¡Ahí están los Santos y los Mártires de todos los tiempos!
Hay que estar vigilantes. Está de moda todo lo light. Los cristianos corremos el riesgo de ser light en nuestra manera de vivir el Evangelio.
¿Cómo vives tú el Evangelio?
No olvides:
Cuando eres desprendido, toda tu persona vale;
Cuando eres tacaño, tu persona es miserable.
El famoso doctor y escritor austriaco V. Frankl estaba preso en un campo de exterminio durante la II guerra mundial. Él y un amigo iba a huir de aquel infierno, pero… “… miré a todos los enfermos amontonados, tendidos sobre tablones podridos… Me acerqué a un paisano mío, ya casi muerto que yo pretendía salvar… con voz cansada me preguntó: ¿Te vas tu también? Yo se lo negué… su mirada era suplicante. Salí corriendo del barracón y le dije a mi amigo que no podía irme… que me quedaba. Volví al barracón, me senté a los pies de mi paisano y traté de consolarlo. Jamás tuve una paz interior tan grande.”.
Al mundo se le cura sirviendo con el Evangelio, no pidiendo fuego al cielo. Y ya sabes, si no puedes ser médico, sé tirita; pero nunca hieras a nadie.
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sábado, 29 de junio de 2013

Toda división en la Iglesia es una ofensa a Cristo


Para ser en el mundo signo e instrumento de íntima unión con Dios y deunidad entre los hombres, los cristianos debemos basar nuestra vida en estos cuatro «ejes»: la vida fundada en la fe de los Apóstoles transmitida en laTradición viva de la Iglesia, la comunión fraterna, la Eucaristía y la oración. Sólo de este modo, permaneciendo firmemente unida a Cristo, la Iglesia puede cumplir eficazmente su misión, pese a los límites y las faltas de sus miembros, pese a las divisiones, que ya el Apóstol Pablo tuvo que afrontar en la comunidad de Corinto, como recuerda la segunda lectura bíblica de estedomingo, donde dice: «Os ruego, hermanos, en nombre de nuestro Señor Jesucristo, que digáis todos lo mismo y que no haya divisiones entre vosotros. Estad bien unidos con un mismo pensar y un mismo sentir» (1, 10). El Apóstol, en efecto, había sabido que en la comunidad cristiana de Corinto habían surgido discordias y divisiones; por eso, con gran firmeza, añade: «¿Está dividido Cristo?» (1, 13). Al decir esto, afirma que toda división en la Iglesia es una ofensa a Cristo; y, al mismo tiempo, que es siempre en él, única Cabeza y único Señor, en quien podemos volver a encontrarnos unidos, por la fuerza inagotable de su gracia. Esta es, pues, la llamada siempre actual del Evangelio de hoy: «Convertíos, porque está cerca el reino de los cielos» (Mt 4, 17).
Ángelus, Plaza de San Pedro, 23 de enero de 2011

jueves, 27 de junio de 2013

Dios se manifiesta de diversos modos....


Moisés, mientras pastorea su rebaño, ve una zarza ardiente, que no se consume. Se acerca para observar este prodigio, y una voz lo llama por su nombre e, invitándolo a tomar conciencia de su indignidad, le ordena que se quite las sandalias, porque ese lugar es santo. "Yo soy el Dios de tu padre —le dice la voz— el Dios de Abraham, el Dios de Isaac, el Dios de Jacob"; y añade: "Yo soy el que soy" (Ex 3, 6.14). Dios se manifiesta de distintos modos también en la vida de cada uno de nosotros. Para poder reconocer su presencia, sin embargo, es necesario que nos acerquemos a él conscientes de nuestra miseria y con profundo respeto. De lo contrario, somos incapaces de encontrarlo y de entrar en comunión con él. Como escribe el Apóstol san Pablo, también este hecho fue escrito para escarmiento nuestro: nos recuerda que Dios no se revela a los que están llenos de suficiencia y ligereza, sino a quien es pobre y humilde ante él.
Ángelus,  Plaza de San Pedro, 7 de marzo de 2010

martes, 25 de junio de 2013

La Sagrada Escritura une el concepto de libertad con el de filiación


La sagrada Escritura une el concepto de libertad con el de filiación. Dice san Pablo:  "No habéis recibido un espíritu de esclavos para recaer en el temor; antes bien, habéis recibido un espíritu de hijos adoptivos que nos hace exclamar:  ¡Abbá, Padre!" (Rm 8, 15). ¿Qué significa esto? San Pablo presupone el sistema social del mundo antiguo, en el que existían los esclavos, los cuales no tenían nada y por eso no podían intervenir responsabilidad. Prescindiendo del contexto sociológico de aquel tiempo, vale siempre el principio:  libertad y responsabilidad van juntas. La verdadera libertad se demuestra en la responsabilidad, en un modo de actuar que asume la corresponsabilidad con respecto al mundo, con respecto a sí mismos y con respecto a los demás. Es libre el hijo, al que pertenece la cosa y que por eso no permite que sea destruida. Ahora bien, todas las responsabilidades mundanas, de las que hemos hablado, son responsabilidades parciales, pues afectan sólo a un ámbito determinado, a un Estado determinado, etc.
para hacer que las cosas funcionaran como debían. En contraposición estaban los hijos, los cuales eran también los herederos y, por eso, se preocupaban de la conservación y de la buena administración de sus propiedades o de la conservación del Estado. Dado que eran libres, tenían también una
Homilía en la Vigilia de Pentecostés, Plaza de San Pedro, 3 de junio de 2006

sábado, 22 de junio de 2013

La Homilia de Don Julián, 13 T.O. 23 de junio

12 T.O. (23 Junio)
Mt 9, 18-24
Hoy, como hace 2000 años, Jesús te pregunta a ti directamente:
“¿Qué dice la gente que soy yo?”
“Y tú, ¿Quién dices que soy?”
Si no sabemos qué opina la gente sobre Cristo es que estamos desconectados del sentir del pueblo. No es que nos hayamos “paganizado”, pues entonces seríamos uno de ellos y sabríamos qué opinan. Lo peor es que no seamos ni paganos ni firmes cristianos.
Si no sabemos responder quién es Cristo para nosotros, sería bochornoso. ¡Un cristiano que desconoce quién es Cristo para él!
Imagínate que Cristo te pregunta: “¿Quién soy yo para ti?” y al ver tu silencio te sigue hablando. “¿No sabes qué soy yo para ti? ¿No eres cristiano?”
Quizás te mire con cariño y algo de pena y te diga como a Felipe: “¿Tanto tiempo como cristiano y no me conoces!”.
“No sé si reírme o llorar”. ¡Un cristiano que dice que sigue a Cristo, pero que no sabe responder qué es para él! Mira, el día que sepas quién soy yo para ti, sabrás para quién vine a la tierra y morí. Ese día descubrirás lo que tú vales para Dios que te ha rescatado de la muerte, no a precio de baratija, sino a precio de Amor y sangre”.
No vale que digas, como san Pedro: “¡Señor, tú eres Cristo!” y luego, como él, el miedo o el egoísmo te empujen a negarlo. El miedo y el egoísmo son armas mortíferas que traicionan y pisan. Así que debes preguntarte:
¿Mis intereses, son los intereses de Cristo?
¿Estoy dispuesto a correr los mismos riesgos que corrió y sufrió Cristo’
¿Qué obras realizo que lo acrediten?
Jesucristo vuelve a ponerte la mano en tu hombro y te dice: “No olvides que a las personas se les conoce por sus frutos, por sus obras”.
San Bernardo decía que el amor y el temor “son los dos brazos con los que abrazamos a Dios”. No temor a que nos castigue, sino temor a ofender a quien más nos ama.
“Cuando yo entré en esta ciudad para comprarme mujeres con dinero, mi ruina estaba sellada… La alegría que yo compré no era alegría. Y la libertad a cambio de dinero no era libertad. Comí y no me harté, bebí y quedé sediento” (Bertolt Brecht).
Estas líneas, viniendo de un anti-católico y premio Stalin de la Paz (1954), son la constatación de que el Único que sacia el hambre y calma la sed del corazón, es Jesucristo. Recordemos las palabras de san Agustín.
“Nos has hecho, Señor para ti y nuestro corazón está inquieto hasta que descanse en ti”
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jueves, 20 de junio de 2013

El mundo es un producto de la Razón creadora


El mensaje central del relato de la creación se puede precisar todavía más. San Juan, en las primeras palabras de su Evangelio, ha sintetizado el significado esencial de dicho relato con una sola frase: “En el principio existía el Verbo”. En efecto, el relato de la creación que hemos escuchado antes se caracteriza por la expresión que aparece con frecuencia: “Dijo Dios…”. El mundo es un producto de la Palabra, del Logos, como dice Juan utilizando un vocablo central de la lengua griega. “Logos” significa “razón”, “sentido”, “palabra”. No es solamente razón, sino Razón creadora que habla y se comunica a sí misma. Razón que es sentido y ella misma crea sentido. El relato de la creación nos dice, por tanto, que el mundo es un producto de la Razón creadora. Y con eso nos dice que en el origen de todas las cosas estaba no lo que carece de razón o libertad, sino que el principio de todas las cosas es la Razón creadora, es el amor, es la libertad. Nos encontramos aquí frente a la alternativa última que está en juego en la discusión entre fe e incredulidad: ¿Es la irracionalidad, la ausencia de libertad y la casualidad el principio de todo, o el principio del ser es más bien razón, libertad, amor? ¿Corresponde el primado a la irracionalidad o a la razón? En último término, ésta es la pregunta crucial. Como creyentes respondemos con el relato de la creación y con san Juan: en el origen está la razón. En el origen está la libertad.
Homilía, Basílica Vaticana, 23 de abril de 2011

martes, 18 de junio de 2013

La Ley del Amor en el Pueblo de Dios

En la audiencia General del pasado 12 de Junio el Papa Francisco se ha referido en primer lugar, al Pueblo de Dios con los siguientes términos: "Pueblo de Dios quiere decir ante todo que Dios no pertenece a pueblo alguno porque Él es quien nos llama, nos convoca y nos invita a formar parte de su pueblo y esta invitación está dirigida a todos, sin distinción, porque la misericordia de Dios quiere que todos se salven" y más adelante dice:"...a quien se siente lejano de Dios y de la Iglesia, a quien es temeroso o indiferente, a quien piensa que ya no puede cambiar, el Señor le llama también a formar parte de su pueblo, y lo hace con gran respeto y amor. Él invita a todos a formar parte de su pueblo."
....¿Cuál es la Ley del pueblo de Dios? Es la ley del amor, amor a Dios y amor al prójimo, segun el mandamiento nuevo que nos dejó el Señor. Un amo, sin embargo que no es estéril sentimentalismo o algo vago sino que es reconocer a Dios como único Señor de la vida y al mismo tiempo acoger al otro como verdadero hermano, superando divisiones, rivalidades, incomprensiones, egoísmos. ¡ Cuánto camino debemos recorrer aún para vivir en concreto esta nueva Ley, la Ley del espíritu Santo que actúa en nosotros, la ley de la caridad y del amor. 
Cuando vemos en los periódicos o en la televisión tantas guerras entre cristianos, pero ¿có,o puede suceder eso? En el seno del pueblo de Dios ¡cuántas guerras! En los barrios, en los lugares de trabajo ¡cuántas guerras por envidia y celos! incluso en las familias ¡cuántas guerras internas!
...¡Cuán hermoso es amarnos los unos a los otros, como hermanos auténticos ¡Qué hermoso es!
Hagamos hoy una cosa: tal vez todos tenemos simpatías y no simpatías: tal vez muchos de nosotros están un poco enfadados con alguien: entonces digamos al Señor: yo estoy enfadado con este o con esta: te pido por él o por ella. Rezar por aquellos con quienes estamos enfadados es un buen paso en esta Ley del amor...¿lo hacemos ? ¡¡ Hagámoslo hoy...!!

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domingo, 16 de junio de 2013

La homilía de Don Julian, domingo 11 del T.O. 16 de junio de 2013


Lc 7, 36-8,3:
Ungir los pies de Cristo con nuestro arrepentimiento.
Jesús aceptó la invitación a comer de “un fariseo”.
¿Quiénes son los fariseos? Eran un grupo de judíos en la época de Jesús que se tenían por los más buenos y cumplidores de la Ley. “Fariseo” quiere decir “separado”. ¡Somos mejores y conocemos la Torah mejor que nadie! – decían. Pusieron tantas leyes envolviendo los Mandamientos, que era imposible cumplir. En total elaboraron 613 normas, 248 preceptos y 365 prohibiciones. Chocaban con frecuencia con Cristo.
¿Por qué éste fariseo puso tanto interés en que Jesús fuese a comer a su casa? Nadie lo sabe, pero aquella casa olía a rancia, a orgullo, a soberbia y una pecadora la perfumará con su arrepentimiento, con su corazón contricto hecho visible en perfume y lágrimas sobre los pies de Cristo.
Jesús, a través de una pecadora, pone en la casa de este fariseo buen olor y luz. El buen olor del arrepentimiento y la luz del perdón de los pecados.
El perdón es luz, el arrepentimiento perfume. ¿Quién de nosotros no necesitamos las dos cosas?
Un ciego fue a la casa de un amigo a cenar. El ciego iba por la calle con una linterna encendida. El amigo le preguntó: “Tú eres ciego. ¿Por qué llevas linterna si no te sirve para nada?”. El ciego le respondió: “A mí no me sirve para nada, pero a los demás sí, pues así evito que se tropiecen conmigo y caigan”.
¡Qué extraordinario! Hay que evitar caer, caer en el pecado, pero también evitar que los demás caigan por nuestra culpa. un cristiano normal, como nosotros, tenemos que ir por la vida iluminando oscuridades y evitando ser causa de tropiezo. ¡Que nadie sea menos bueno por nuestra influencia!
“Debemos pensar frecuentemente los pecados que cometimos: al recordarlos, llorar; y llorando, borrarlos” (San Gregorio Magno).
No me mueve, mi Dios, para quererte
el cielo que me tienes prometido,
ni me mueve el infierno tan temido
para dejar por eso de ofenderte.
Tú me mueves, Señor, muéveme el verte
clavado en una cruz y escarnecido,
muéveme ver tu cuerpo tan herido,
muévenme tus afrentas y tu muerte.
Muéveme, en fin, tu amor, y en tal manera,
que aunque no hubiera cielo, yo te amara,
y aunque no hubiera infierno, te temiera.
No me tienes que dar porque te quiera,
pues aunque lo que espero no esperara,

lo mismo que te quiero te quisiera.

sábado, 15 de junio de 2013

El violinista

Un hombre se sentó en una estación del metro en Washington y comenzó a tocar el violín, en una fría mañana de enero. Durante los siguientes 45 minutos, interpretó seis obras de Bach. Durante el mismo tiempo, se calcula que pasaron por esa estación algo más de mil personas, casi todas camino a sus trabajos.
Transcurrieron tres minutos hasta que alguien se detuvo ante el músico. Un hombre de mediana edad alteró por un segundo su paso y advirtió que había una persona tocando música.
Un minuto más tarde, el violinista recibió su primera donación: una mujer arrojó un dólar en la lata y continuó su marcha.
Algunos minutos más tarde, alguien se apoyó contra la pared a escuchar, pero enseguida miró su reloj y retomó su camino.
Quien más atención prestó fue un niño de 3 años. Su madre tiraba del brazo, apurada, pero el niño se plantó ante el músico. Cuando su madre logró arrancarlo del lugar, el niño continuó volteando su cabeza para mirar al artista. Esto se repitió con otros niños. Todos los padres, sin excepción, los forzaron a seguir la marcha.
En los tres cuartos de hora que el músico tocó, sólo siete personas se detuvieron y otras veinte dieron dinero, sin interrumpir su camino. El violinista recaudó 32 dólares. Cuando terminó de tocar y se hizo silencio, nadie pareció advertirlo. No hubo aplausos, ni reconocimientos..
Nadie lo sabía, pero ese violinista era Joshua Bell, uno de los mejores músicos del mundo, tocando las obras más complejas que se escribieron alguna vez, en un violín tasado en 3..5 millones de dólares. Dos días antes de su actuación en el metro, Bell colmó un teatro en Boston, con localidades que promediaban los 100 dólares.
Esta es una historia real. La actuación de Joshua Bell de incógnito en el metro fue organizada por el diario The Washington Post como parte de un experimento social sobre la percepción, el gusto y las prioridades de las personas. La consigna era: en un ambiente banal y a una hora inconveniente, ¿percibimos la belleza? ¿Nos detenemos a apreciarla? ¿Reconocemos el talento en un contexto inesperado?

Una de las conclusiones de esta experiencia, podría ser la siguiente: Si no tenemos un instante para detenernos a escuchar a uno de los mejores músicos interpretar la mejor música escrita, ¿qué otras cosas nos estaremos perdiendo? 


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viernes, 14 de junio de 2013

Quien cree nunca esta solo.......


La fe es sencilla. Creemos en Dios, principio y fin de la vida humana. En el Dios que entra en relación con nosotros, los seres humanos; que es nuestro origen y nuestro futuro. Así, la fe es al mismo tiempo esperanza, es la certeza de que tenemos un futuro y de que no caeremos en el vacío. Y la fe es amor, porque el amor de Dios quiere "contagiarnos". Esto es lo primero:  nosotros simplemente creemos en Dios, y esto lleva consigo también la esperanza y el amor. La segunda constatación es la siguiente:  el Credo no es un conjunto de afirmaciones, no es una teoría. Está, precisamente, anclado en el acontecimiento del bautismo, un acontecimiento de encuentro entre Dios y elhombre. Dios, en el misterio del bautismo, se inclina hacia el hombre; sale a nuestro encuentro y así también nos acerca los unos a los otros. Porque el bautismo significa que Jesucristo, por decirlo así, nos adopta como hermanos y hermanas suyos, acogiéndonos así como hijos en la familia de Dios. Por consiguiente, de este modo hace de todos nosotros una gran familia en la comunidad universal de la Iglesia. Sí, el que cree nunca está solo. Dios nos sale al encuentro. Encaminémonos también nosotros hacia Dios, pues así nos acercaremos los unos a los otros. En la medida de nuestras posibilidades, no dejemos solo a ninguno de los hijos de Dios.
Viaje apostólico a Baviera, misa de Ratisbona, 12 de septiembre de 2006

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martes, 11 de junio de 2013

¡ NECESITO UN GRUPO !

Soy asiduo lector de todo lo que veo en www.religiónenlibertad.com, y siempre encuentro algo para pensar. Sobre todo me gusta el blogg que firman "Los tres mosqueteros", que obedeciendo al título que se dieron, se muestran audaces, irónicos y, de vez en cuando, con un punto de agresividad. Todo ello muy necesario para el tiempo que vivimos...
Me he permitido traer a mi blog el que leí hace unos días con el mismo título que encabeza este.

Hace uno días me reencontré con un amigo después de muchos años. Y me dio una enorme alegría pues, a pesar de ser cristiano desde siempre, no dudó en reconocerse como recién convertido. Y de esa maravillosa tarde que pasé con este amigo “converso”, quería destacar una anécdota que creo especialmente relevante.
Según me contaba, después de una larga  “travesía del desierto” que había durado ¡más de treinta años! un buen amigo común le recomendó hacer esta Semana Santa unos Ejercicios espirituales. La sugerencia no pudo ser más oportuna. Y dio sus frutos.
Me contaba (y esto es lo que me quiero destacar en este post) que nada más terminar los Ejercicios se levantó y delante de todos los que le acompañaban dijo: “Señores… ¡necesito un grupo! … ¿alguien me puede recomendar alguno?”
No me negarán que el comentario no es audaz. Podía en ese momento haber hecho cientos de consideraciones espirituales o de propósitos para su nueva vida, podía haber pedido oraciones de los demás (que seguro que las pidió) o haberse quedado en una emotiva despedida, pero lo que pidió fue eso: un grupo de cristianos.
“…y es que necesito trato, amigos, costumbres, entorno de cristianos… ¿entiendes?” – me decía.
Y claro que le entendía ¡Por supuesto que le entendía! Lo que no es fácil de entender es cómo puede haber cristianos que no se asocien para serlo, y que (como hipócritamente se excusan) te suelten eso de  que “no le gustan los grupos” para después no dudar en apuntarse a un club de pádel o  a una peña de amigos de la cerveza.
El deseo de Cristo es que estemos asociados “…pues donde están dos o tres reunidos en mi nombre, allí estoy yo, en medio de ellos” (Mt, 18,20) y tanto es así que nos lo dejó como mandato (mandamiento) nuevo. Y por  si esto no fuera suficiente también nos dio como señal para que los demás nos reconozcan como cristianos el que nos amemos (entre los cristianos) los unos a los otros; “En esto conocerán que sois mis discípulos”.
Y yo me pregunto, si no estás en un grupo ¿cómo piensas  amar a los demás cristianos? ¿de forma etérea…; ¿y cómo vas a perfeccionarte, o a instruirte…? ¿Tu solo contigo mismo?... ¿con tu familia?...
Claro que en el fondo ésta no es solo una cuestión de Cristianismo.
También lo es de inteligencia.
Y mi amigo, hoy más amigo que nunca, ha demostrado tener lo uno y lo otro.
Porthos

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domingo, 9 de junio de 2013

La Homilía de D. Julián, domingo 9 de junio

Lc 7, 11-17
Le dijo a la madre “no llores” y al muchacho “¡A ti te digo, levántate!”
Jesús oye lo que tantas veces oímos nosotros ante el cadáver de un joven: “¡Qué pena! ¡Tan joven! ¡Tenía la vida por delante!” “¡Su madre se va a morir de tristeza! ¡No hay dolor más grande para un madre que ver morir a un hijo y encima era su único hijo!”.
Jesús actúa. Limpia de la madre su angustia y su tristeza ¿le recordó a su madre al pie de la cruz? Y luego le devuelve la vida al joven muerto.
Cuando los médicos se encogen de hombros y dicen: “Ya no se puede hacer nada más”, vienen las oraciones, se eleva el corazón a Dios y la oración del cristiano debe ser: “¡Sólo tú Señor, sabes lo que nosotros desconocemos! ¡Hágase tu voluntad!”.
Jesús, es el Señor de la vida. Y nosotros, ¿de qué somos señores? El Señor nos dice: ¡Levántate y camina! Pero, ¿qué es caminar para el Señor?
-         Trabajar con gusto no sólo por el dinero.
-         Amar como si nunca nos hubieran defraudado
-         Cantar como si nadie nos estuviese escuchando
Porque quien ama vive, quien no ama ya está muerto. Porque:
-         quien tiene fe y no ama, se convierte en un fanático.
-         la vida sin amor, es una vida sin sentido.
-         la autoridad sin amor, nos hace tiranos.
O somos del cortejo de Jesús, cortejo de vida, de amor, de entrega… o del cortejo de los muertos, del egoísmo, de esclavos de lo puramente terreno.
En la escena del Evangelio de hoy, más que fijarnos en la vuelta a la vida del joven muerto, hay que poner nuestra atención en Jesús: ¡Él es el Señor de la Vida! Jesús nos ofrece el regalo de la Vida Eterna. Aquí deberíamos exclamar: “¡Dios visita a su pueblo!” Dios acoge al hombre muerto, en el cuerpo o por el pecado. Al hombre muerto por el pecado le ofrece el perdón, al muerto en su cuerpo le ofrece la vida en el cielo.
La alegría de una madre que recobra al hijo con vida cuando muerto lo llevaba camino del cementerio.
La alegría de un joven muerto que vuelve a la vida para ser alegría de su madre y testigo del Señor.
Así nosotros testigos de lo ocurrido, tenemos que preguntarnos:
-         ¿Seguimos el gesto de Jesús? Es decir, ¿vamos llevando vida por donde vamos o sólo somos cortejo de los que lloran?
-         ¿Tenemos piedad de los que sufren y les ofrecemos nuestra ayuda para aligerar sus lágrimas?

La fe consiste en aceptar la resurrección de entre los muertos. ¿Lo creemos?


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viernes, 7 de junio de 2013

Hay un Corazón que mana

Hay un Corazón que mana
que papita en el Sagrario;
el Corazón solitario que se alimenta de amor,
Es un Corazón paciente, un Corazón amigo
el que habita en el olvido, el Corazón de tu Dios.

Es un Corazón que ama, un Corazón que perdona
que te conoce y que toma de tu vida lo peor.
Que comenzó esta tarea una tarde en el Calvario
y que ahora en el Sagrario solo quiere tu amor.

Decidles a todos que vengan a la Fuente de la vida
hay una historia escondida dentro de ese Corazón.
Decidles que hay esperanza que todo tiene un sentido
que Jesucristo está vivo, decidles que existe Dios.

Es el Corazón que llora en la casa de Betania
el Corazón que acompaña a los dos de Emaús
es el Corazón que al joven rico amó con la mirada
el que a Pedro perdonaba después de su negación.

Es el Corazón que lucha en el Huerto de los Olivos
que, amando a sus enemigos, hizo creer al ladrón.
Es el Corazón que salva por su fe a quien se le acerca
que mostró su herida abierta al Apóstol que dudó.

Decidles a todos que vengan a la Fuente de la Vida
que hay una historia escondida
dentro de este Corazón.
Decidles que hay esperanza
que todo tiene un sentido
Que Jesucristo está vivo
Decidles que existe Dios.

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jueves, 6 de junio de 2013

Vidas perdidas

La hija de unos amigos míos ha dicho a sus padres que “no le gustaría que su hermano pequeño fuera cura, porque los curas y las monjas siempre le han parecido vidas perdidas”… ¿Cómo se gana o se pierde una vida? Esta joven, creo yo, pensaba que una vida se gana dejando hijos en este mundo, pero no vale la vida de quienes dejan, o reparten, su corazón? ¿No vale nada la vida de una religiosa que se pasa su vida de rodillas ante Cristo rogándole por los que van sembrando en esta vida desamores, discordias o amarguras por que sólo ponen en sus corazones sentimientos amargados? Cristo mismo dijo: “¡Quien quiera ganar su vida la perderá… pero quien la “pierda” por mí la ganará!” ¿Qué hacemos para ganar o perder la vida? De Luis Espinal (Jesuita asesinado en Bolivia en 1980) hay una oración que dice: “Pasan los años y, al mirar atrás, vemos que nuestra vida ha sido estéril. No nos la hemos pasado haciendo el bien. No hemos mejorado el mundo que nos legaron. No vamos dejando huella. Hemos sido prudentes y nos hemos cuidado. Pero ¿para qué? Nuestro único ideal no puede ser el llegar a viejos. Estamos ahorrando la vida, por egoísmo, por cobardía. Sería terrible malgastar ese tesoro de amor que Dios nos ha dado”. Sería terrible, sí, llegar al final con el alma impoluta, como un tesoro escondido que jamás hemos hecho uso de él. Sería terrible casarse para divorciarse, sería terrible abortar o tener hijos por capricho, sería terrible arrinconar a los ancianos o matarlos con el nombre de muerte digna.
Esa joven no sabía que la vida más inútil es la no entregada con total amor. ¿Es mediocre la vida que se ofrece a Dios para gastarla en pedir por los demás, o en aligerar el mal de los demás con obras y palabras? Cuando el Papa Juan XXIII murió, el cardenal Suencus dijo: “Deja el mundo más habitable que cuando él llegó”.. ¿Qué hizo Juan XXIII? Intentar imitar a Cristo. Si el mundo funciona es gracias a esas vidas, padres, madres, sacerdotes, religiosas, que aman y viven intentando hacer lo más habitable esta vida. Son los que empujan al mundo para que éste no se pare. Nadie los ve, nadie se fija en ellos, nadie los premia, pero gracias a ellos, a sus “vidas perdidas” por amor, el mundo sigue progresando aunque sea despacio. Cristo se pasea por la vida de cada uno de nosotros ofreciéndose como COMIDA Y BEBIDA, es Él mismo, pero ¿lo recibimos o lo ignoramos como una “vida perdida”?
(de SHEMÁ)


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miércoles, 5 de junio de 2013

ORAR, ES MIRAR LA VIDA COMO JESUS


Mira con calma la vida, tu vida. ¿Qué es lo que ves? ¿Percibes solo episodios superficiales, desconectados? ¿Sientes que han fracasado las grandes esperanzas y que solo queda vivir al día?
Señor Jesús.
No quiero que la vida me resbale.
Que el misterio solo me roce.
Quiero entrar en tu amor, en tu vida.
Acércate al misterio de la vida descalzo/a; el terreno que pisas es santo. Descubre las huellas de Dios, ésas que no ven los distraídos, y sí los contemplativos. Dios es futuro y, por futuro, inagotable. La vida es para ilusionados, para los que no se contentan con poco.
Señor Jesús.
Abro mi corazón
para que todo lo humano tenga eco dentro de mí.
Abro mi corazón a ti, el Dios sorprendente.
Tu presencia me hace solidario/a
Entra sin miedo en la fiesta de la vida. Abre la puerta de tu vida a los demás; no vivas solo/a. Mira el mundo con la novedad siempre creadora de Dios. Colócate en medio de los demás como quien sirve. Trabaja con tus dones por un mundo nuevo, donde cambie la suerte de los pobres.
Hazme pasar, Señor, del recelo a la confianza.
Del poder al servicio.
Del lamento a la canción.
Del cruzarme de brazos, a unir mis manos a los que trabajan por sanar, por levantar, por compartir.
De la desilusión a la esperanza.
Del fracaso a las posibilidades.

Del desprecio al cuidado de la vida.

domingo, 2 de junio de 2013

La Homilía de D. Julián del domingo del Corpus Christi


Corpus Christi  (2 de junio)


Mc 10, 46-52

Y dijo Jesús: “Dadles vosotros de comer”
Jesús, se hace voz y slogan de Cáritas en este día y nos invita, como lo hizo hace 2000 años a darles de “comer a los hambrientos”. Hay muchos Lázaros sentados en las puertas del INEM. Jesús nos dice: “Míralos con amor y sé solidario con ellos, comparte sus tristezas y ofréceles lo que puedas”.
Dios es Amor, Jesucristo es Pan, el Espíritu Santo es Fuerza, y nos piden que los cristianos seamos sus repartidores. Por eso cuando pronunciamos Cáritas estamos diciendo: Los cristianos somos unos panes y unos peces para los hambrientos. Somos cestos llenos de esperanzas para los desesperados, somos toneladas de Fe para los que nada esperan.
Sobre muchos sagrarios está un Pelícano que con su pico se arranca trozos de carne de su propio cuerpo y se la va dando a comer a sus polluelos. Esta imagen es imagen de Cristo que en cada Eucaristía nos ofrece como comida de Vida eterna su cuerpo. ¡Dios alimenta a sus hijos con el Cuerpo y Sangre de su Hijo!
“Dadles vosotros de comer”
¿Puede un bautizado llamarse Cristo, proclamar que Cristo es el Pan de la vida y luego no ser él pan para los hambrientos y protección para los desprotegidos?
San Cipriano de Cartago (258) martirizado en tiempos del emperador Valerio, tiene una frase que es un martillazo en nuestra conciencia. Dice: “Cuando los ricos no llevan a Misa lo que necesitan los pobres, no celebran el sacrificio del Señor”.
Los ricos no son sólo los banqueros, ricos son lo que no comparten. Ricos en egoísmo e indiferencia podemos ser ustedes y yo. Pobres no son sólo los que necesitan pan, también los tristes, los ancianos ignorados, los niños no nacidos que nadie habla por ellos.
Hay en las Descalzas Reales de Madrid una imagen de Cristo Yacente, y en el lugar de su corazón hay un hueco donde el Jueves Santo se coloca una Sagrada Forma y así ser adorado.
Cáritas son las manos de Cristo que reparten pan, abrazos al desconsolado, mitigan el sufrimiento de los que son ignorados.
El ateísmo niega la existencia de Dios, ve sólo cosas a su alrededor. Los teístas aceptan a Dios, pero lo separan del mundo. Nosotros hoy cantaremos con plena convicción: “¡Dios está aquí!” Y lo demostramos siendo pan, alegría, esperanza para un mundo que “tiene ojos y no quiere ver, oídos y no quiere oír” a los Lázaros de nuestro tiempo.
EL Beato Federico Ozanam comentaba: “En la Eucaristía se consuma el supremo abrazo de Cristo con los hombres”. Y los hombres abrazan a Cristo en sus hermanos necesitados,  porque un día Cristo nos mirará y nos dirá: “Tuve hambre y …, tuve sed y …”. Ese silencio quedará lleno de nuestras buenas obras o vacío para siempre.
Manzoní, uno de los mayores escritores italianos modernos, era un gran católico. Enfermo, quería ir a Misa. Pero no se lo permiten.
-         ¿No ves que no puedes ir?
-         ¡Claro que puedo! Si se tratara de ir al banco a cobrar el billete de la lotería que me hubiese tocado, me arroparíais, me cuidaríais y me llevaríais. ¿Por qué no hacéis esto y me lleváis a misa?

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sábado, 1 de junio de 2013

Junio, mes del Sagrado Corazón de Jesús

Una devoción muy extendida y popular pero que está casi limitada a determinadas Parroquias, Monasterios o Casas consagradas. Los mayores recordarán cómo en muchas puertas de entrada a casas y domicilios particulares existía una pequeña placa con la efigie del Corazón de Jesús y una leyenda como podía ser "Cuidaré esta Casa"..Se acreditaban así las convicciones religiosas de los moradores. Hoy casi no se ven....
La devoción al Sagrado Corazón de Jesús es muy antigua. Pero su implantación popular puede acreditarse a Santa Margarita María de Alacoque, monja de la Visitación, a quien Jesús reveló las gracias que la devoción a su Sagrado Corazón, atraerían para sí quienes practicaran determinadas devociones, una de ellas la más extendida, la de los nueve primeros viernes de mes. Santa Margarita vivió en la segunda mitad del siglo XVII. El Rey español Felipe V se hizo eco de la devoción y solicitó del Papa la estableciera oficialmente. De aquella época datan las acciones del jesuita Mateo Crawley para establecer lo que llamaría el reinado Social del Corazón de Jesús.Y en el siglo siguiente, en 1733, nació en Valladolid Bernardo de Hoyo, jesuita, a quién el Sagrado Corazón confió el mensaje de que reinaría en España con predilección a otros países. Resultado de ello fue la erección en Valladolid del Monumento de la Gran Promesa.
El Papa León XIII, el 11 de junio de 1899, consagró el mundo al Sagrado Corazón y  España respondió a aquel gesto el 30 de mayo de 1919 cuando el Rey Alfonso XIII presidió la bendición en el Cerro de los Ángeles del monumento al Sagrado Corazón al tiempo que España le quedaba consagrada.
El monumento fue recontruído en la segunda mitad del siglo XX, ya que al poco de iniciarse la guerra civil fue dinamitado después de que la figura de Jesús fuera fusilada (?). Recientemente al cumplirse 90 años de la Consagración de España , en 2009, la consagración fue reafirmada en ceremonia presidida por el Cardenal Rouco, Arzobispo de Madrid y Presidente de la Conferencia Episcopal Española.

"...El Hijo de Dios nos ha amado a todos con un corazón humano. Por esta razón el sagrado Corazón de Jesús, traspasado por nuestros pecados y para nuestra salvación, "es considerado como el principal indicador y símbolo... del amor con que el Divino redentor ama continuamente al eterno Padre y a todos los hombres" ( Pío XII)  Esto dice el Catecismo de la Iglesia Católica en su número 478.
Y también en el número 2669 puede leerse lo siguiente:
"La oración de la Iglesia venera y honra al Corazón de Jesús, como invoca su Santísimo Nombre. Adora al Verbo encarnado y a su Corazón que, por amor a los hombres, se dejó traspasar por nuestros pecados. La oración cristiana practica el Vía Crucis, siguiendo al Salvador. Las estaciones desde el Pretorio, al Gólgota y al Sepulcro jalonan el recorrido de Jesús que con su Santa Crus nos redimió."

La oración más breve y que resume la actitud que debemos tener ante el Sagrado Corazón de Jesús, dice:

 SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS, EN VOS CONFÍO

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