domingo, 25 de agosto de 2013

La Homilía de Don Julián para el domingo 25 de agosto

21 T.O. (25 Agosto)
Lc 13, 22-30
“Esforzaos…” para poder entrar
“… Esforzaos en entrar por la puerta estrecha… muchos intentarán entrar y no podrán”.
Toda persona tiene una buena dosis de curiosidad, y muchos de los que dicen que no son curiosos, lo son más que el resto. Y en el pasaje evangélico vemos que a Jesús le preguntan: “Señor, ¿son pocos los que se salvan?”.
 Está bien interesarse por el “por qué” de las cosas. No olvidemos que el origen de la filosofía es la curiosidad de las personas preguntándose sobre el porqué de las cosas. El vocablo “curiosidad” viene del latín, “cur”, y significa “porqué”.
Pero ser curiosos sobre los misterios divinos no nos acerca más a Dios. Uno puede ser un gran teólogo, y estar lejísimo de Dios. Lo que nos acerca a Dios no son los “por qué”, sino el ver a Dios en sus criaturas.
En el tren viajaban uno frente al otro, un cartujo y un señor. El fraile le pregunta: “¿En qué trabaja usted?”. El hombre suelta una risita y le dice: “En lo contrario que usted. Soy médico. Yo trato de reanimar a los medio muertos y usted a los vivos les dice que se mortifiquen”. Ahora el que ríe es el cartujo. Y con la voz que les caracteriza le pregunta al médico: “¿Entonces usted cree, que si a un borracho le digo que se mortifique sin beber vino, lo estoy empujando a la muerte? ¿Si a un soberbio que siempre quiere salirse con la suya e imponerse sobre todo el mundo, lo estoy mandando a la UVI? ¿Y al mentiroso, al que calumnia, al matratador… que les aconsejo que se mortifiquen hasta corregirse, los estoy matando?”. El médico, algo avergonzado, le dijo que lo que le había dicho era una broma. El cartujo, bajando la vista, murmuró: “Ahora tendré yo que mortificarme si encuentro en mis palabras algo de orgullo o soberbia”.
La Iglesia es el Pueblo de los pueblos que invita a todos los hombres a limpiarse de todo egoísmo. El egoísmo es impropio de una persona que quiere vivir el Evangelio, que desea seguir las huellas de Cristo y la “motificación” no es un potro de tortura, sino una práctica para liberarse de todo lo que esclaviza.
San Francisco de Sales dice: “No desees las cruces, sino soporta bien las que te hayas encontrado en el camino, porque es un abuso desear el martirio cuando no tienes fortaleza para soportar una injuria” (Vida devota).
Por eso las motificaciones son, no para cartigarse, sino para someter nuestras inclinaciones a la voluntad.

Cervantes, ante los perezosos, escribió: “Sea moderado tu sueño; que el que no madruga con el sol no goza del día”.
Julián Escobar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario