sábado, 28 de abril de 2012

LA HOMILIA DE MAÑANA. "EL BUEN PASTOR"

"VA CON NOSOTROS

         El símbolo de Jesús como pastor bueno produce hoy en algunos cristianos cierto fastidio. No queremos ser tratados como ovejas de un rebaño. No necesitamos a nadie que gobierne y controle nuestra vida. Queremos ser respetados. No necesitamos de ningún pastor.
         No sentían así los primeros cristianos. La figura de Jesús buen pastor se convirtió muy pronto en la imagen más querida de Jesús. Ya en las catacumbas de Roma se le representa cargando sobre sus hombros a la oveja perdida. Nadie está pensando en Jesús como un pastor autoritario dedicado a vigilar y controlar a sus seguidores, sino como un pastor bueno que cuida de ellas.
         El "pastor bueno" se preocupa de sus ovejas. Es su primer rasgo. No las abandona nunca. No las olvida. Vive pendiente de ellas. Está siempre atento a las más débiles o enfermas. No es como el pastor mercenario que, cuando ve algún peligro, huye para salvar su vida abandonando al rebaño. No le importan las ovejas.
         Jesús había dejado un recuerdo imborrable. Los relatos evangélicos lo describen preocupado por los enfermos, los marginados, los pequeños, los más indefensos y olvidados, los más perdidos. No parece preocuparse de sí mismo. Siempre se le ve pensando en los demás. Le importan sobre todo los más desvalidos.
         Pero hay algo más. "El pastor bueno da la vida por sus ovejas". Es el segundo rasgo. Hasta cinco veces repite el evangelio de Juan este lenguaje. El amor de Jesús a la gente no tiene límites. Ama a los demás más que a sí mismo. Ama a todos con amor de buen pastor que no huye ante el peligro sino que da su vida por salvar al rebaño.
         Por eso, la imagen de Jesús, "pastor bueno", se convirtió muy pronto en un mensaje de consuelo y confianza para sus seguidores. Los cristianos aprendieron a dirigirse a Jesús con palabras tomadas del salmo 22: "El Señor es mi pastor, nada me falta... aunque camine por cañadas oscuras, nada temo, porque tú vas conmigo... Tu bondad y tu misericordia me acompañan todos los días de mi vida".
         Los cristianos vivimos con frecuencia una relación bastante pobre con Jesús. Necesitamos conocer una experiencia más viva y entrañable. No creemos que él cuida de nosotros. Se nos olvida que podemos acudir a él cuando nos sentimos cansados y sin fuerzas o perdidos y desorientados.
         Una Iglesia formada por cristianos que se relacionan con un Jesús mal conocido, confesado solo de manera doctrinal, un Jesús lejano cuya voz no se escucha bien en las comunidades..., corre el riesgo de olvidar a su Pastor. Pero, ¿quién cuidará a la Iglesia si no es su Pastor?

José Antonio Pagola"

martes, 17 de abril de 2012

A vueltas con los impuestos...

Una opinión unánime de los ciudadanos sobre los impuestos es que nos gustan ni un pelo. Como su nombre indica nos son impuestos por la fuerza y si nos resistimos a ellos y nos pescan nos perseguirán hasta que entremos en vereda.Prácticamente no sabemos nada de su destino final. Los administradores de los impuestos-los gobiernos- los recaudan y los aplican a los destinos que ellos creen que son socialmente más justos y que mejor se ajustan a las necesidades de la ciudadanía. Es cierto que previamente se redacta un presupuesto donde teóricamente están todas las partidas de gasto, pero tan solo teóricamente, porque si un ciudadano medio ilustrado quiere investigar el significado y la aplicación presupuestaria de alguna partida se dará enseguida de bruces como contra un muro y abandonará. Además la Administración ha salpicado el presupuesto de partidas con denominación confusa,y además de agencias, fundaciones, asociaciones, organizaciones no gubernamentales, ayudas, subvenciones..etc.etc.  por lo que cualquier intento de llegar a laguna partida finalista es baldío.
Sin embargo es cierto que hay una aplicación que el contribuyente voluntariamente asigna y sabe que el porcentaje determinado para esa partida va finalmente a ese destino. Me refiero a la casilla que destina un determinado porcentaje del impuesto de la Renta a la Iglesia Católica. ¡Qué más quisiéramos que al igual que con esa partida se hiciera con otras y no solo con el impuesto de la Renta sino con todos los tributos! Yo aunque solo sea por la claridad y la filosofía que encierra me complazco en señalar cada año esa casilla. Me complace además su destino y lo que ello significa.
Al final los administradores admirados por su propia audacia, se dijeron: pongamos otra casilla, que no excluya a la primera y donde voluntariamente como en aquella, los contribuyentes asignen una cantidad similar para que nosotros los administradores la apliquemos donde nos parezca....y no...esta no la marco, porque es pedirme para ese pequeño importe del impuesto el mismo voto de confianza que para el resto de los gastos el presupuesto. ¡Si ya lo tienen para qué lo necesitan ahora!
Así que yo, marco la casilla para la Iglesia Católica....En primer lugar porque soy católico y además porque es la única partida de la me siento dueño y soberano. Imagínense lo que sería que se extendiera el sistema a otros conceptos....